En el reporte económico mensual de SURA Investment Management México, el área de inversiones vierte sus últimas opiniones sobre la economía y los mercados financieros mexicanos. En este último mes de julio destacó una débil recuperación para EE. UU. y México, con el agudo deterioro del tipo de cambio del peso con respecto al dólar, nuevos mínimos en inflación, y nuevas caídas en el precio del crudo.
En cuanto a los tipos de interés, tanto la Fed como Banxico no anunciaron cambios, pero la ambigüedad en el tono utilizado en sus comunicados permite a ambos bancos centrales tener la flexibilidad necesaria como para permitir una subida de tipos en septiembre o diciembre si las condiciones económicas lo permiten. La curva de bonos se aplanó con respecto a la curva del Tesoro Americano: las tasas en la parte corta de la curva subieron, mientras que la parte larga de la curva experimentó una bajada en tasas. La volatilidad incrementó considerablemente por la inestabilidad del marco internacional, las negociaciones de la deuda griega y la caída de los mercados de Shanghái y Shenzhen, junto a la posible subida de tipos de la Fed.
Existen menores presiones inflacionarias en EE. UU. y en México, pero los datos de actividad todavía no son suficientemente convincentes para señalar con claridad un nuevo ciclo de alza de tipos en septiembre. Por su parte, Banxico reitera que seguirá de cerca las decisiones tomadas por el resto de bancos centrales, y el impacto que pudieran tener sobre el tipo de cambio y la dinámica de precios.
El reporte económico de SURA sigue manteniendo como escenario base la subida de tipos por parte de la Fed durante el mes de septiembre, pero las posibilidades de que se decanten a diciembre, depende de dos factores: i) la falta de robustez de los reportes de empleos de EE.UU., y ii) el deterioro de la estabilidad indicadores de inflación. Los analistas anticipan un reporte laboral favorable y recuperación gradual de la inflación, aunque esta recuperación pueda verse dañada por la bajada de los precios de las materias primas y de del petróleo, así como la pobre evidencia de presiones salariales.
En relación a la política monetaria adoptada por México, se espera que los cambios se realicen de forma simultánea, con riesgos a que los movimientos en los tipos de interés sean más agudos que los estadounidenses, al menos inicialmente.
La inflación en México tocó un nuevo mínimo, alcanzando un valor del 2,76% anual, en la primera quincena de julio. La inflación subyacente se vio afectada por los descuentos de temporada en artículos de vestir y menor precio de los automóviles, mientras que la inflación no subyacente se benefició de la bajada de precios en materias primas y tarifas eléctricas. La curva de Udibonos tuvo un comportamiento prácticamente lateral durante el mes de julio, aunque se espera que las inflaciones implícitas continúen su proceso de ajuste al alza para alcanzar la tasa de anual pronosticada (un 3% aproximadamente).
Perspectivas en mercados
Los mercados internacionales se vieron afectados por la situación griega que está lejos de resolverse. El FMI no está dispuesto a desembolsar los recursos necesarios para un tercer programa de rescate sin una agresiva reestructuración de deuda y la economía griega se sigue deteriorando. Además, el primer ministro griego ha perdido una base de apoyo político importante en su propio partido, lo que podría motivar elecciones anticipadas.
El índice compuesto de las bolsas de Shanghái y Shenzhen ha dejado de caer gracias a los mecanismos de intervención directa e indirecta de las autoridades chinas. Se espera que en el momento en que las autoridades cesen su intervención en los mercados, se vuelvan a ver nuevas correcciones, y un posible contagio al resto de bolsas asiáticas.
El precio del crudo volvió a caer en el mes de julio, los motivos: la desaceleración de China, la perspectiva del aumento de la producción iraní, y la falta de de ajustes de producción por los países miembros de la OPEP. Está situación a afectado al barril de petróleo mexicano, con una caída del 18%, lo que no favorece a las licitaciones de los campos petrolíferos mexicanos. En la primera ronda de licitaciones sólo 2 de 14 campos fueron asignados.
El tipo de cambio del peso mexicano con respecto al dólar se depreció un 2,35%, continuando con la tendencia a la baja del año, pero algo menos que las monedas de países latinoamericanos exportadores de materias primas. El peso colombiano y el real brasileño se han depreciado más del 9%. La Comisión de Cambios ha decidido actuar incrementando el monto de las subastas diarias de dólares de 52 a 200 millones, y disminuyendo el piso mínimo de depreciación diaria, cambiando del 1.5% al 1%. La volatilidad y las presiones de depreciación no han disminuido.
El índice IPC de la bolsa mexicana cerró de forma negativa el mes con un -0.67%, por debajo del rendimiento obtenido por el índice S&P 500 que subió un 1,97%. Los reportes de los resultados corporativos fueron positivos, pero la volatilidad del mercado y los datos poco alentadores de la actividad económica mexicana, propiciaron que el índice bajara en el mes.
Se espera que la incertidumbre continúe en lo que queda de año. La producción manufacturera presenta una tendencia negativa, que muy posiblemente no se revierta al no ser que en Estados Unidos repunte su producción. Los indicadores adelantados no ofrecen señales de aceleración, las exportaciones manufactureras están lideradas por el sector de producción automovilístico, que presenta claros signos de desaceleración.
Del lado positivo, destaca que las importaciones de capital están aumentando, permitiendo que los indicadores de inversión fija bruta tengan una tendencia menos negativa, y el consumo privado está mostrando un buen desempeño, aunque con ímpetu menor.
La confianza del consumidor mantiene su recuperación pero no exenta de riesgos. El consumo doméstico puede verse perjudicado por la oscilación de las tasas de desempleo, la disipación de los efectos de la reforma fiscal, y la perspectiva de repunte inflacionario