Tras más de un mes cerrada –desde el pasado 29 de junio, a raíz de la convocatoria del referéndum y en lo que ha sido su suspensión más larga desde los años 70-, la Bolsa de Atenas volvió a abrir ayer sus puertas. En un día y medio, los inversores han castigado con dureza la situación que vive el país: si ayer cerró con una caída superior al 16%, el peor resultado en toda su historia -y teniendo en cuenta que en su peor momento llegó a caer un 23% y con los bancos alcanzando el límite diario de pérdidas, del 30%-, hoy las pautas se repiten: aunque las bajadas son más moderadas, de en torno al 4,5% a media sesión, el sector financiero sigue en el candelero, también con las caídas máximas permitidas.
A pesar de las restricciones impuestas a los inversores griegos para tratar de frenar las caídas, la bolsa helena está sufriendo un auténtico desplome, sobre todo arrastrada por la banca. En la apertura de la jornada de hoy, National Bank of Greece, Piraeus Bank, Eurobank y Alpha Bank, los cuatro grandes bancos, cotizaban con descalabros adicionales del 30%, el límite máximo de caída permitido y a pesar de que ayer las caídas fueron también de esa índole.
El sector es el que más acusa las condiciones de un tercer rescate aún incierto: se habla de que el Gobierno podría pedir 24.000 millones en un primer tramo durante agosto, de los cuales 10.000 millones serían utilizados para recapitalizar las entidades, mientras el resto se destinaría a hacer frente a diversos pagos. Con todo, los expertos consideran que esa cifra de 10.000 millones podría ser insuficiente para que los bancos saneen sus balances: podrían necesitar 25.000 millones, dicen.
Philippe Waechter, economista jefe de Natixis AM, defiende que a corto plazo lo más importante es lograr fortalecer este sector y para ello pide que el BCE relaje sus restricciones de liquidez, puesto que manteniendo los niveles de principios de julio ha creado incertidumbres. “Reduciendo la liquidez al sistema, ha provocado una crisis de confianza”, dice. En su opinión, una recapitalización de 25.000 millones podría crear las condiciones para la convergencia hacia un “sistema bancario más equilibrado”.
Operativa restablecida, con condiciones
“Ayer se volvió a la actividad bursátil pero no con normalidad, ya que se han prohibido las ventas a corto durante cuatro semanas, y se ha limitado la operativa de los griegos, pudiendo operar sólo con dinero transferido de cuentas en el extranjero o reservas en efectivo”, pero no con su dinero en depósitos bancarios, explican desde Banca March. Sin embargo, los inversores internacionales pueden emitir órdenes de compra y de venta sin ningún límite.
Antes de la suspensión, la bolsa de Atenas rebotaba un 17%, pero desde la crisis en 2007, el desplome supera el 80%, y más aún tras las últimas caídas.
Una macro en dificultades
Los inversores griegos e internacionales están penalizando la incertidumbre del nuevo plan de rescate que incluye medidas severas de ajuste económico –y que además genera incertidumbre política ante las divisiones internas que ha creado en el Gobierno y la posibilidad de una nueva convocatoria electoral-, y también salen de las bolsas en un movimiento de castigo por la difícil situación que vive el país. “La economía griega adelanta una profunda recesión estimada en un 2,5%, según el think tank griego IODB, hasta un 5% estimado por el viceministro heleno. El índice adelantado PMI de Markit pasó de 46,9 anterior a 30,2, descontando una contracción económica. La crisis de deuda y los controles de capital que padece la economía helena han dejado huella en la industria del país”, recuerdan en Banca March.
Waechter, desde Natixis, también hace hincapié en los efectos que la crisis en el país ha tenido en su situación macroeconómica: “La crisis griega, con sus incertidumbres relacionadas con el lugar de Grecia dentro de Europa y con las restricciones asociadas al cierre de su sector bancario desde principios de julio, ha provocado una profunda, brutal y violenta caída en la actividad económica”, comenta, haciendo referencia a los datos de la encuesta industrial Markit, que muestra una fuerte reducción en la actividad, y el nivel más bajo de su historia, más aún que en la recesión de 2008 y 2009. En su opinión, el impacto en el PIB será dramático en el tercer trimestre del año y, a corto plazo, no espera un rebote de la actividad industrial debido a que las órdenes han caído fuertemente. “Los inventarios han caído menos que las nuevas órdenes, lo que significa que aún hay inventarios para satisfacer la demanda. En otras palabras, las presiones sobre la producción no se darán la vuelta de forma inmediata”. Para el experto, ahora la cuestión “es cómo rebotará la actividad griega”.
Y las dudas son potentes, teniendo en cuenta que Grecia no contará con factores externos de apoyo como ocurrió en 2008/2010: “Comparar la situación actual con la de entonces es una falacia. En ese momento, cada país, desde EE.UU. a China y Europa, tenía un plan para reflotar su actividad económica pero ya no es el caso. Es cierto que el crecimiento europeo es más fuerte pero no es suficiente. Y el momentum del comercio mundial no es lo suficientemente fuerte como para esperar un impulso en la economía griega. Esto significa que Grecia tendrá que encontrar fuentes de crecimiento en su propia economía, en su mercado interno”, apostilla. Sin embargo, con la subida del IVA en 10 puntos y la bajada en las pensiones, desde la gestora no esperan un rebote en la demanda, sino más bien, una permanencia de “fuerzas recesionistas” y un mayor desempleo.
Por eso, para el experto, el plan de rescate europeo debe venir acompañado de medidas que acompañen el crecimiento y que aún no se han incluido. “Como consecuencia”, dice, “el Grexit aún no es una historia del pasado”.