Ante el panorama inversor actual, la construcción de carteras está evolucionado y con ella la combinación de vehículos de inversión activos y pasivos en el portafolio. Los ETFs representan uno de los instrumentos con mayor crecimiento en la industria de la gestión de activos, y se están convirtiendo en una parte crucial de las carteras de inversión.
Con el objetivo de ahondar en la educación de sus clientes en estas tendencias, así como en la utilización e implementación de estrategias que combinan los ETFs con fondos de gestión activa, BlackRock llevó a cabo por vez primera en su historia un ETF Investment Seminar, evento que se celebró en Miami el pasado día 16 de julio con la asistencia de 50 asesores financieros.
El evento contó con tres sesiones que trataron: la construcción de portafolios con herramientas activas y pasivas, las tendencias del uso de ETFs en el segmento de wealth management, concluyendo con una sesión especial sobre ETFs Offshore (domiciliados fuera de Estados Unidos).
“La tendencia en los últimos años es la migración hacia carteras que mezclan los productos de gestión activa con los de gestión pasiva”, explicó Joshua Rogers en su presentación. Rogers, que es VP y consultor de Producto para el Grupo de Producto de iShares en Estados Unidos, proporcionó algunos datos interesantes: en el periodo que va desde 2011 hasta 2014, en Estados Unidos se han producido salidas netas de 370.000 millones de dólares de productos de gestión activa tradicionales (sobre todo fondos de renta variable de Estados Unidos). Sin embargo los fondos con gestión activa orientados a la obtención de un resultado han experimentado entradas netas de 750.000 millones de dólares (incluyendo alternativos, fondos de income, de renta fija flexible, sectoriales, y multi activos), demostrando que el inversor que paga por un producto de gestión activa, quiere una gestión activa de verdad. Pero además, las entradas netas en estrategias índice (fondos índice y ETFs) durante este mismo periodo, son todavía mucho mayores, alcanzando 1,17 billones de dólares, con una aceleración clara de esta tendencia durante 2014.
Así, los inversores favorecen los productos de gestión pasiva para exponerse a la parte central de sus portafolios (por ejemplo, renta variable norteamericana), así como para implementar las decisiones de asignación de activos alcanzadas internamente o para inversiones tácticas a corto plazo. En cambio, para estrategias orientadas a la obtención de rentas, estrategias poco líquidas como los alternativos o en el caso de querer externalizar la toma de decisiones de inversión dentro de una clase de activos, como en el caso de la renta fija, los inversores siguen apostando por las estrategias activas. En todo caso, la tendencia es clara: las carteras mezclan cada vez más ambos productos.
Otro dato relevante presentado por Rogers, hizo referencia a la necesidad de mantener las estrategias de gestión activa en cartera –incluso las mejores- durante periodos largos para sacarles el máximo partido. Según un estudio realizado por DiMeo Schneider & Associates, en periodos de 10 años el 90% de los fondos que están situados en el primer cuartil de sus categorías Morningstar habían tenido al menos un periodo de tres años en el que lo hicieron peor que sus pares; un 63% experimentaron al menos un periodo de cinco años de comportamiento relativo peor. De hecho, el periodo medio de tenencia de un fondo activo entre los inversores norteamericanos es de 3-4 años, por lo que al no ser pacientes, les iría mejor ser “pasivos”.
Iván Pascual, Managing Director y director de Ventas Wealth para Latam e Iberia de BlackRock (productos de gestión activa y ETFs), destacaba en su presentación como los asesores financieros cada vez son más afines a la utilización de ETFs en las carteras de sus clientes. Un 65% de los asesores financieros en Estados Unidos, ya los utilizan y más de la mitad esperan incrementar su exposición a estos productos el año que viene. Además, según una encuesta de Greenwich Associates, el 49% de los inversores institucionales encuestados en 2014 mantienen los ETFs durante periodos de más de dos años, un porcentaje que está subiendo respecto a años anteriores. “Los flujos de entrada provienen sobre todo de sustituir cestas de acciones y bonos por ETFs, no tanto de sustituir fondos de gestión activa por ETFs”, puntualiza Pascual.
Los asesores financieros utilizan ETFs para cubrir tres necesidades. La más obvia, es el ahorro de costes. Los ETFs representan un producto con coste bajo para aquellos inversores que no necesitan asesoramiento. En este caso, los ingresos para el broker provienen de las comisiones de intermediación. Sin embargo, la industria está evolucionando hacia un modelo más basado en los fees por asesoramiento o gestión discrecional, y menos basado en las comisiones. En segundo lugar, para el negocio de asesoramiento los ETFs representan un herramienta para crear el cuerpo central del portafolio del cliente, sobre todo en modelos de negocio fee-based. Por último, en soluciones de gestión discrecional, los ETFs se utilizan cada vez con más frecuencia para trasladar la asignación de activos centralizada de la casa a la cartera del cliente, de forma eficiente y con coste más bajo. “En el negocio de wealth management estamos viendo una ‘Revolución’, más que una ‘Evolución’ hacia los ETFs”, explica Pascual. “Además, no debe obviarse la importancia que tiene la adopción de la tecnología por el cliente final para obtener información financiera. Un 45% de los clientes ya utilizan internet con este fin y el porcentaje sigue creciendo*. Las palabras más utilizadas en los buscadores en este ámbito son ‘inversión, coste, liquidez’, términos que apuntan claramente hacia los ETFs”, comenta.
Por último, Justin Wheeler, VP, especialista en ETFs UCITS de iShares, proporcionaba una visión sobre los ETFs offshore, “básicamente, aquellos domiciliados en países europeos. Si bien Irlanda y Luxemburgo albergan casi un tercio de los activos de los ETFs europeos, estos productos cotizan en diversos mercados europeos como Londres, Frankfurt o París”. Son vehículos utilizados no solo por los clientes europeos sino también por inversores latinoamericanos y asiáticos que entienden cada vez mejor las ventajas de estos productos sobre sus pares cotizados en Estados Unidos. La oferta es muy amplia, con más de 40 proveedores de ETFs en Europa que ofrecen más de 2.000 productos. Según el informe mensual de ETPs de BlackRock de abril, los ETFs europeos tienen AUM de 500.000 millones de dólares, donde iShares lidera este mercado, con un 46% de cuota y 270 ETFs distintos. Las ventajas de los ETFs offshore para clientes latinoamericanos derivan principalmente de la ausencia de retención fiscal en la distribución de dividendos por parte de los ETFs, permitiendo a los inversores conservar un mayor retorno. “Sin embargo, siempre deben considerarse factores adicionales, como la liquidez y los cotes de ejecución de los ETFs offshore, el periodo de tenencia del producto y el yield que distribuyen, puesto estos factores tienen un impacto en el alcance de sus ventajas”, explica Wheeler.
Gregory Filippone, consultor Offshore de Wealth Investment Management, actuó como hilo conductor durante el evento presentando a los ponentes de BlackRock. Isabel Vento, consultora Offshore de Wealth Investment Management y Eduardo Mora, director responsable del negocio Offshore para LatAm, ambos con sede en Miami, abrieron y cerraron el evento respectivamente.
* Fuente: BlackRock Global Strategy Heatmap, Survey of Consumer Finance, Towers Watson; 2014.