El crecimiento económico de México puede calificarse de decepcionante en los últimos meses y, con el desplome del precio del petróleo y violencia relacionada con el narcotráfico, el peso mejicano registrado mínimos frente al dólar. Pero Thérèse Barton, gestora senior de deuda de mercados emergentes de Pictet AM, ha estado visitando la segunda mayor economía de Latinoamérica y considera que los inversores en bonos mexicanos deben sentirse animados por la perspectiva a más largo plazo.
El malestar social ha seguido dando problemas al presidente Enrique Peña Nieto, que asumió el cargo hace dos años con la promesa de poner fin a la violencia relacionada con el narcotráfico, que se estima ha matado a 100.000 personas desde 2007 y ha costado a su economía más de 17% del PIB. Ahora se añaden las preocupaciones de la caída del precio del petróleo, pues un tercio de su presupuesto público se financia con tales exportaciones. Según los economistas de Pictet, una caída de 50% en el precio del petróleo reduce el PIB del país en un 0,9%. Así que la cotización del peso mejicano respecto al dólar ha llegado a bajar 3% este año.
Además de estos, apunta Barton, hay otros factores pueden resultar desestabilizadores para los inversores en renta fija de México: la perspectiva de tipos de interés más altos en EEUU y una política fiscal más restrictiva hacen prever un amplio período de volatilidad. “Hay que tener en cuenta que alrededor del 40% de los bonos soberanos del país están en manos de inversores extranjeros, menos fieles que las instituciones nacionales”, recuerda la gestora de Pictet.
Sin embargo, tras diversas reuniones con directores de empresas, funcionarios del Banco Central y del ministerio de Hacienda, así como con inversores locales, no cree que México merezca ser penalizado. «Es demasiado pronto para dar el visto bueno a corto plazo y los próximos meses el extremo corto de su mercado de bonos probablemente siga volátil, dada su sensibilidad a los cambios en expectativas sobre tipos de interés en EE.UU. Este viaje me hace sentirme más cómoda con el extremo largo de la curva de rentabilidad a vencimiento, pues la perspectiva económica a largo plazo probablemente mejore con las reformas estructurales. De manera que esperamos que el diferencial entre los extremos corto y largo se reduzca”, explica Thérèse Barton convencida de que la determinación de implantar reformas estructurales y mantener la estabilidad económica contribuirá a que la deuda en moneda local capeen la volatilidad a corto plazo y sea más rentables que otros mercados a largo.
La gestora de Pictet reconoce que, al menos a corto plazo y como consecuencia de la fortaleza del dólar, es probable que el peso mejicano siga sometido a presión. “No obstante la divisa parece atractiva y trataremos de aumentar su exposición tan pronto como veamos indicios de estabilización en economías emergentes. Además, los bonos mexicanos ligados a la inflación parecen atractivos, pues es probable que la inflación a medio plazo aumente hacia el objetivo del banco central”, dice.
Al respecto los funcionarios del Banco de México, a pesar del débil crecimiento, con la inflación subyacente oscilando por debajo del objetivo de 3%, Barton tiene claro que quieren enviar el mensaje al extranjero de que el banco central está dispuesto a subir los tipos de interés para mantener el coste de la deuda estable en relación con EEUU y reducir los flujos de salida cuando la Reserva Federal imponga una política más restrictiva. “Da la sensación de que la prioridad sigue siendo la estabilidad macroeconómica y ello explica qué el Banco de México contenga la volatilidad mediante intervenciones y subastas diarias de divisas. Creo que incluso puede darse el caso de que endurezca su política monetaria antes que la Reserva Federal. Los funcionarios del Banco Central y del ministerio de Hacienda confían en que la economía de México va en la dirección adecuada, aunque sea poco a poco”, afirma.
Por otra parte el déficit presupuestario de México se ha deteriorado sustancialmente los últimos tres años hasta llegar al 3,3% del PIB. No obstante el país tiene calificación crediticia “A” de Standard &Poors con perspectiva estable, pues el nivel de deuda pública respecto a PIB se sitúa en torno a 40%, bastante por debajo de la media de más de 100% del mundo desarrollado y mejor que otras economías emergentes importantes, como Brasil e India.
«No creo que el Gobierno vaya a relajar su austeridad fiscal y poner en peligro la estabilidad macroeconómica antes de las elecciones de mitad de mandato este verano. De hecho parece que Peña Nieto ha indicado a su ministro de Hacienda que la estabilidad macroeconómica es un activo que México ya ha conseguido y hay que proteger a toda costa”, concluye la experta de Pictet.