Del primer mandato de Donald Trump (2017-2021) sabemos que le gustan los tipos bajos y un dólar no muy apreciado. Dos ideas que ahora parecen chocar con el trabajo que ha hecho Jerome Powell al frente de la Reserva Federal desde febrero de 2018. Su mandato como presidente de la institución monetaria acabará en mayo de 2026, pero permanecerá como gobernador hasta febrero de 2028. Sin duda, la polémica entre Trump y Powell está servida y se ha acrecentado tras el discurso que el presidente de la institución monetaria dio, el pasado 16 de abril, sobre las perspectivas económicas en el Economic Club of Chicago, en Chicago (Illinois).
En su intervención, Powell destacó que la economía estadounidense se mantiene en una posición sólida, aunque reconoció que se enfrenta riesgos a la baja debido a la incertidumbre generada por las políticas comerciales, especialmente los nuevos aranceles impuestos por la administración Trump.
“Por el momento, estamos en una buena posición para esperar a tener una mayor claridad antes de considerar cualquier ajuste en nuestra postura de política monetaria. Seguimos analizando los datos entrantes, la evolución de las perspectivas económicas y el equilibrio de los riesgos. Entendemos que niveles elevados de desempleo o de inflación pueden ser perjudiciales y dolorosos para las comunidades, las familias y las empresas. Continuaremos haciendo todo lo que esté en nuestras manos para alcanzar nuestros objetivos de máximo empleo y estabilidad de precios”, concluía el discurso de Powell.
Pero más allá de esta conclusión tibia, dejó algunos mensajes relevantes sobre la relación entre la política monetaria y los aranceles de la Administración Trump: “A medida que comprendamos mejor los cambios en las políticas, tendremos una visión más clara de sus implicaciones para la economía y, por tanto, para la política monetaria. Es muy probable que los aranceles generen al menos un aumento temporal de la inflación. Los efectos inflacionarios también podrían ser más persistentes. Evitar ese resultado dependerá del tamaño de dichos efectos, del tiempo que tarden en trasladarse completamente a los precios y, en última instancia, de mantener bien ancladas las expectativas de inflación a largo plazo”.
Según destacan destaca Juan José del Valle, analista de Activotrade, “el discurso de Powell del pasado miércoles con dudas sobre la economía en el horizonte y también el tono duro de Trump hacia el Presidente de la FED poniendo en cuestión la independencia de la Reserva Federal hicieron que el Nasdaq cayera más de un 3% en la sesión”.
La reacción de Trump
El presidente Donald Trump respondió al discurso al día siguiente, expresando su descontento con Powell por no reducir las tasas de interés y sugiriendo su destitución. Según las agencias internacionales, la Casa Blanca informó que está estudiando la destitución del presidente de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) y según ha recogido Bloomberg, Kevin Hassett, asesor económico de la Casa Blanca, ha explicado que “el presidente y su equipo siguen estudiando este tema”.
No es la primera vez que Trump se muestra crítico con las decisiones de la Fed. A principios de mes, el presidente estadounidense señalaba la “lentitud” de la institución monetaria a la hora de bajar los tipos, a través de un mensaje en la red social Truth. Además, recientemente, calificó los informes de la Fed como un «completo desastre» y acusó a Powell de «jugar a la política» al no ajustar las tasas de interés, especialmente en comparación con el BCE, que ha implementado varios recortes.
Según los expertos, está presión por parte de la Casa Blanca se suma a la ya difícil tarea que Powell y la Fed tienen por delante: el riesgo para la Fed está equilibrado entre inflación y crecimiento. “El banco está aparentemente centrado en detener el desanclaje de las expectativas de inflación. La última encuesta de la Fed de Nueva York volvió a poner de relieve este riesgo. Los datos mostraron que las expectativas de inflación a corto plazo de los estadounidenses habían aumentado significativamente, mientras que las perspectivas económicas se revisaron a la baja de forma acusada. Sin embargo, las ventas al por menor en Estados Unidos enviaron un mensaje más tranquilizador, aunque las cifras se vieron impulsadas por las compras anticipadas de los hogares antes de la entrada en vigor de los aranceles. Está claro que el impacto de la guerra comercial tardará en manifestarse en los datos económicos. Sin embargo, la incertidumbre ya pesa sobre las empresas. La visibilidad ha caído en picado y las carteras de pedidos empiezan a diluirse, como muestran las cifras de ASML. Y algunas empresas están en primera línea de la guerra comercial: Nvidia se anotará 5.500 millones de dólares en pérdidas de activos como consecuencia de la prohibición de exportar sus chips H20 a China”, señala Edmond de Rothschild AM en su análisis diario.
¿Cómo se echa al presidente de la Fed?
Según las normas de la propia institución monetaria, no se puede echar directamente al presidente de la Fed por causas políticas o por diferencias de opinión sobre la política monetaria. Eso sí, según la ley de la Reserva Federal (Federal Reserve Act), los miembros del Board solo pueden ser removidos «por causa justificada». La clave está en la definición de esa “causa justificada”. Aunque no está definido explícitamente, se entiende que se refiere a conductas indebidas, incapacidad para ejercer el cargo, corrupción, negligencia extrema o violaciones legales.
«Aunque los expertos en derecho sostienen que un presidente no puede destituir fácilmente al presidente de la Fed, y Powell ha afirmado que no dimitiría si Trump se lo pidiera, los últimos comentarios procedentes de la Casa Blanca están obligando a los inversores a considerar seriamente las implicaciones de una posible destitución de Powell», señalan desde Bloomberg en su último análisis.
Cabe recordar que, a lo largo de la historia de esta institución, no ha habido ningún caso de destitución de su presidente. Según los expertos consultados, un intento de “destitución por motivos políticos” podría acarrear consecuencias legales, además de generar una crisis de confianza e incluso una reacción negativa en los mercados al perder la institución su independencia.