En su última carta a inversores, Édouard Carmignac, presidente y director de inversiones de la casa que lleva su apellido, muestra su preocupación por el giro económico y geopolítico liderado por la reelección de Donald Trump, cuyas políticas arancelarias podrían llevar a EE.UU. a la recesión e inflación. Una reflexión que queda reflejada en las dos primeras palabras que encabezan su misiva: “¡Menudo desbarajuste!”
“De aplicarse las subidas arancelarias propuestas, la economía estadounidense podría entrar en recesión. Los aranceles representarían un gravamen cercano al 2% de la renta disponible de los consumidores estadounidenses, mientras que la inflación podría alcanzar el 5%. Estos repentinos y sucesivos vuelcos han obviamente puesto a los mercados patas arriba. Al margen de las legítimas coberturas constituidas en respuesta a las nuevas incertidumbres, consideramos esencial ajustar nuestra estrategia de inversión para reflejar el nuevo orden geopolítico y económico”, señala.
La reflexión que lanza el presidente y director de inversiones de Carmignac es que las decisiones políticas tomadas por la Administración Trump hacen que países como Europa, Japón o Taiwán duden a la hora de confíar en EE.UU.: “Emprender una guerra arancelaria sin duda reducirá el déficit comercial estadounidense, pero a costa de un encarecimiento sustancial de los precios para los consumidores y de un mayor déficit público provocado por un crecimiento más débil. Naturalmente, la desconfianza hacia el mayor mercado del mundo tiene consecuencias de gran alcance para el resto del planeta”.
La reacción de la gestora
Frente a este escenario, Carmignac aboga por prudencia en la inversión, reduciendo exposición a EE.UU. y enfocándose en valores tecnológicos. A su vez, ve oportunidades en Europa —donde Alemania liderará un repunte fiscal— y en mercados emergentes como Latinoamérica, India y China, que se perfilan como beneficiarios del nuevo orden mundial.
Según ha explicado Carmignac en su carta, “se impone la prudencia, sobre todo porque parece ineludible la debilidad del dólar. Seguimos priorizando los valores tecnológicos centrados en la inteligencia artificial, pero hemos reducido nuestra exposición global a EE.UU. al contemplar una inevitable salida de capitales de este país, cuya capitalización bursátil representaba casi el 70% del valor de las bolsas mundiales a principios de año”.
No obstante, considera que están surgiendo algunas oportunidades prometedoras. “El anuncio anticipado de que Estados Unidos retirará su apoyo a la defensa europea nos presiona para recuperar el control de nuestro propio destino. Alemania retomará el papel de locomotora del crecimiento europeo, ya que se dispone a elevar su déficit público al 4/5% del producto interior bruto (PIB), en comparación con la media del 1,5% de los últimos 75 años. Es cierto que esta inversión renovada se repartirá a lo largo de los tres próximos años, pero beneficiará a los socios europeos con margen presupuestario muy inferior, ya que obtendrán un acceso privilegiado (¡sin aranceles!) a la mayor economía de la Unión, cuya tasa de crecimiento pasará del estancamiento registrado en los dos últimos años a cerca del 2%”, señala en su carta.
Por último pone el foco en los mercados emergentes, ya que considera que han ganado atractivo, gracias a las expectativas de un dólar más débil y tipos de interés reales más bajos, consecuencia de la desaceleración del crecimiento estadounidense. “Nos inclinamos por Latinoamérica, que se ha librado en buena medida de la amenaza de los aranceles estadounidenses. Además, la evidente infravaloración de los activos de la región debería corregirse con la ‘marejada’ provocada por Javier Milei. Su éxito está llevando gradualmente a los países de la región a una forma de gobernanza más propicia para el crecimiento. Entre las economías más prometedoras, la de India merece una mención especial. Con un gobierno estable que fomenta la inversión privada, el país está en condiciones de seguir creciendo a un ritmo cercano al 6%, lo que alentará la aparición de empresas de calidad dirigidas por emprendedores con talento. Por último, no podemos olvidar a China, la gran beneficiada de la regresión estadounidense, que está inyectando un estímulo sin precedentes a sus empresas tecnológicas”, indica en su misiva.
Carmignac cierra su carta trasladando su optimismo: “Aunque el declive del imperio estadounidense es sin duda motivo de preocupación y seguramente traerá consigo un camino lleno de baches, el advenimiento de un nuevo orden mundial generará numerosas y atractivas oportunidades que podremos aprovechar”.