El mes pasado, la Reserva Federal estadounidense esbozó los criterios que pretende adoptar para practicar la primera subida de los tipos oficiales principales en EE.UU. desde 2006, lo que condujo a muchos inversores a inferir que ésta tendrá lugar en el tercer trimestre de este año. Sus motivos se basan en la proliferación de signos positivos que apuntan a que la mayor economía del mundo está creciendo, mientras su inflación se mantiene contenida.
En teoría, la subida de los tipos de interés es perjudicial para las inversiones en renta variable, ya que incrementa los costes de financiación de las empresas y reduce el poder adquisitivo de los consumidores. También en teoría, es negativa para la rentabilidad de los bonos, ya que incrementa sus intereses y, dado que sus precios evolucionan en sentido opuesto, los hace bajar.
Así que, muchos estrategas prevén la inmediata extinción de las subidas experimentadas por los mercados de renta variable y renta fija, que han ofrecido sólidos rendimientos durante años. Sin embargo, según Lukas Daalder, director de Inversión de Robeco Investment Solutions, esto no tiene por qué ser así necesariamente.
“Un fuerte crecimiento, un fortalecimiento del mercado laboral o una subida de la inflación motivarían una anticipación de la subida de tipos, cosa que se percibiría como perjudicial para la evolución futura de los mercados financieros. Pero, ¿éste sería realmente el caso? ¿Es la subida de los intereses, de hecho, tan mala para los mercados financieros?”
Daalder subraya que los inversores deben buscar las respuestas a estas preguntas en la lógica que subyace a la subida de tipos, así como en el análisis de los datos recogidos en situaciones similares del pasado. Afirma que, según los datos recabados en las décadas de los setenta y ochenta, las acciones se resintieron inicialmente, para después volver a la normalidad, y los intereses de la deuda pública no subieron conforme a lo previsto, mientras que el efecto sobre el mercado de créditos fue inapreciable.
¿La subida de tipos es una mala noticia?
“El teoría, la subida de los tipos de interés tiene el efecto de ralentizar la economía,” recuerda. “El consumidor pasa a ahorrar más y gastar menos. Las empresas se ven obligadas a dejar a un lado sus proyectos de inversión y a reducir su endeudamiento, y los gobiernos deben asumir mayores gastos de financiación, lo que da lugar a recortes en el gasto público.”
“Las bolsas pueden verse perjudicadas por la disminución de las previsiones de beneficios, las inversiones en deuda privada pueden sufrir las consecuencias del potencial incremento de los impagos, y las materias primas pueden bajar a causa de la reducción de la demanda por parte de los usuarios finales. La subida de los tipos puede conllevar un aumento de los intereses de los bonos, conduciendo, inicialmente, a un rendimiento inferior,” aclara Daalder.
Resultados de experiencias pasadas
Daalder apunta que los datos de los principales mercados, a saber, Estados Unidos, Alemania, Japón y Reino Unido, no son compatibles con la tesis de que la subida de los intereses vaya a ser perjudicial. Su equipo ha realizado un estudio en el que ha identificado 29 ciclos de subidas de los tipos de interés desde 1971, y se han concentrado en la evolución de los precios de los distintos activos durante los 90 días anteriores y los 200 días siguientes a la primera subida de cada ciclo.
- Las acciones, de media, suelen bajar durante los dos primeros meses posteriores al inicio del ciclo de subidas, para después retomar su tendencia al alza. Salvo en el caso de la crisis de la zona euro, cuando las acciones cayeron un 30% tras la subida de tipos de 2011, el rendimiento medio del mercado de renta variable durante los 200 días siguientes a una primera subida de tipos, desde los años ochenta hasta la actualidad, ha sido del 5%. Según estos datos, parece que las subidas de los tipos de interés no resultan tan dañinas para la rentabilidad de las acciones.
- En el caso de los bonos, su rendimiento ha sido más heterogéneo, si bien es cierto que el conjunto de datos disponibles es más limitado, de media, los intereses de los bonos aumentaron después de cada primera subida de tipos, pero existen notables diferencias en cuanto a rendimiento entre las distintas zonas geográficas. En el caso de Reino Unido y Alemania, no es posible extraer conclusiones claras, mientras que en Japón las subidas de tipos han tendido a motivar una bajada, más que una subida, de los intereses de los bonos. Un aspecto interesante es que la excepción más notable a este patrón la marca Estados Unidos, donde los intereses de la deuda tendieron a aumentar durante los 200 días siguientes a la primera subida de tipos.
- Para los créditos, los datos son más limitados, pues se remontan solamente a 1986, centrándonos en la rentabilidad de los bonos corporativos estadounidenses calificados como BAA por Moody’s. A primera vista, los intereses de los créditos aumentaron tanto antes como durante los 60 días posteriores a la primera subida de tipos de cada uno de los seis ciclos analizados. Sin embargo, el nivel general de estas variaciones no merece prácticamente mención, puesto que el aumento medio de la rentabilidad de estos activos fue de un total de 40 puntos básicos. Teniendo en cuenta que los intereses ofrecidos por los títulos integrantes de la muestra promedian un 7,7%, y que la variación de la deuda pública estadounidense subyacente fue, en total, de 55 puntos básicos en el mismo intervalo, puede concluirse que, de hecho, los diferenciales bajaron durante esos periodos.
Daalder afirma que es preciso tener en cuenta tres elementos más en relación con las subidas de tipos: las expectativas que se reflejan ya en los precios antes de la subida de tipos; la afortunada situación de que los bancos centrales anuncien de antemano sus intenciones, como sucede actualmente; y el hecho de que no hay dos subidas iguales.
“En pocas palabras, si la subida de tipos que se lleva a cabo coincide con el nivel previsto por el mercado, según refleja la curva a futuro, su impacto sobre los bonos a largo plazo debería ser mínimo”, resume.
“El hecho de que actualmente la Fed advierta incluso que va a dejar de emplear una determinada palabra en sus comunicados de prensa, para no inquietar a los mercados más de la cuenta, indica claramente que la política monetaria resulta ahora mucho más predecible que antes, en los tiempos en que Volcker o Greenspan dirigían la política monetaria”.
“Además, no hay dos subidas iguales. No tiene nada que ver que se suban los tipos de interés desde un nivel del 5% y en respuesta a un repunte imprevisto de la inflación, con que se eleven cuando están extremadamente bajos, en 25 puntos básicos, como sucede en el caso actual. Así pues, centrarse demasiado en los tipos de interés puede resultar equivocado: la evolución futura de la posición de la Fed en relación con los bonos podría resultar un factor mucho más determinante y merecedor de atención”.