Desde el fin de la Guerra Fría, muchos países europeos han reducido su presupuesto militar para financiar políticas sociales y económicas. Ahora, las crecientes tensiones geopolíticas, la guerra en Ucrania y la reducción anunciada del compromiso estadounidense han puesto de relieve la vulnerabilidad de Europa en materia de seguridad y la necesidad de poner fin a los “dividendos de la paz”.
¿Por qué es inevitable un aumento del gasto en defensa?
A pesar de la aceleración observada desde la invasión rusa en Ucrania en 2021, el gasto militar de la Unión Europea (UE) sigue siendo insuficiente. Estimado en 378 mil millones de dólares en 2024, representa solo cerca de un tercio del de Estados Unidos (ver gráfico 1). En porcentaje del PIB, el presupuesto europeo destinado a defensa alcanzó el 2 %. Es inferior al de Estados Unidos, que se estima en un 3,4 % del PIB. Solo 15 Estados miembros destinan al menos el 2 % de su PIB a defensa, conforme a los compromisos con la OTAN (ver gráfico 2).
Los retrasos de Europa afectan a casi todos los ámbitos. En términos de efectivos militares activos, los ejércitos europeos están por detrás de China, India, Rusia y Estados Unidos (ver gráfico 3). En cuanto al gasto en equipamiento, aunque este ha aumentado rápidamente desde 2020, no permite un fortalecimiento significativo de las capacidades de defensa en la región. Estas últimas han permanecido extremadamente limitadas. Los stocks disponibles de armas principales han disminuido considerablemente en las últimas décadas en toda Europa (ver gráfico 4). Sobre todo, la dependencia del equipamiento de defensa respecto a Estados Unidos es alta. Durante el período 2019-2023, el 55 % de las importaciones de armas europeas provinieron de los Estados Unidos, frente al 35 % en 2014-2018 (datos SIPRI 2024)
Aumentar el gasto militar: ¿cuánto y cómo?
En este contexto, las necesidades de inversión son considerables. Si todos los países europeos miembros de la OTAN desean cumplir con el objetivo, que podría incrementarse al 3 % del PIB para 2030, se estima que las necesidades adicionales ascienden a más de 300 mil millones de euros en comparación con el nivel de 2024 (ver gráfico 6). Según el informe Draghi (septiembre de 2024), estas necesidades podrían alcanzar los 500 mil millones de euros durante la próxima década para reemplazar los suministros enviados para ayudar a Ucrania. Esta cifra podría incluso incrementarse si Estados Unidos redujera aún más su compromiso militar en la región.
Las iniciativas anunciadas en los últimos días constituyen, por lo tanto, un comienzo histórico para responder a las urgencias de soberanía. A nivel europeo, el plan « ReArm Europe » tiene como objetivo otorgar más flexibilidad a los Estados miembros para permitirles aumentar sus gastos militares sin deteriorar su déficit público (650 mil millones de euros en 4 años) y autoriza a la Comisión a pedir prestado en los mercados y a prestar a los Estados miembros (150 mil millones). Esto sigue, en particular, a la decisión del futuro canciller alemán, Friedrich Merz, de aumentar el gasto militar en 400 mil millones de euros, al mismo tiempo que refuerza las inversiones en infraestructuras por un valor de 400 a 500 mil millones de euros en un plazo de 10 años
¿Qué impactos tiene sobre el crecimiento?
Tales medidas tendrán implicaciones macroeconómicas notables. Hacemos la hipótesis de que los planes de inversión anunciados, si se implementan correctamente, permitirán a los Estados miembros aumentar sus gastos militares al 3 % del PIB. Nuestras estimaciones sugieren, como resultado, un impacto positivo de aproximadamente un 0,3 % de crecimiento adicional del PIB por año en la zona euro. El efecto multiplicador es más pronunciado en España e Italia (ver gráfico 6).
En estas economías, los esfuerzos son más considerables, ya que la proporción de gasto militar/PIB sigue por debajo del objetivo del 2 %, mientras que la de Alemania o Francia ya ha alcanzado el objetivo de la OTAN. Además, la parte del gasto destinada al personal militar es más alta, lo que sugiere efectos favorables más significativos que los derivados de los gastos en equipamiento o infraestructuras (1).
Paralelamente, el aumento del gasto militar podría provocar efectos inflacionarios, a través del choque de demanda positivo. Una perspectiva reflacionista de este tipo reduciría la presión sobre los tipos de interés de referencia del BCE.
(1) Según la literatura, los efectos multiplicadores directos son más altos para el gasto destinado al personal militar (alrededor de 1,2) que para el destinado a equipamientos, infraestructuras y otros (0,9)
Tribuna de opinión escrita por Thuy Van Pham, Economista de Groupama AM.
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