Las principales economías del mundo mueven ficha ante la partida arancelaria de la administración Trump. Por su parte, los mercados resienten la incertidumbre comercial y geopolítica, y los inversores empiezan a valorar un escenario de recesión económica en EE.UU. y una mayor inflación. Este entorno de mayor volatilidad se tradujo en nueva sesión volátil en Wall Street, con retrocesos en el S&P y en el Nasdaq, y también con las bolsas europeas cayendo, encadenando cuatro sesiones consecutivas a la baja (EuroStoxx 50 -1,4%; Ibex -1,5%).
“El temor a la recesión económica en EE.UU. y su contagio al resto del mundo, propiciado en parte por la inestable política comercial de Trump en estos primeros meses de mandato, propician la toma de beneficio tras un excelente comienzo de año para las bolsas del Viejo Continente”, explican los analistas de Banca March.
En opinión de Gilles Moëc, economista jefe en AXA IM, “en Europa hay un ambiente revolucionario”. El experto considera que “la reacción de las instituciones de la UE y de los gobiernos nacionales ante el desafío estadounidense está siendo más rápida y contundente de lo esperado”. Y advierte de dos cuestiones clave: la primera, “si los gobiernos nacionales tienen la disposición y la capacidad, dadas unas posiciones fiscales ya de por sí inestables y unos mercados al acecho”; la segunda, “la magnitud de los efectos multiplicadores que este gasto adicional tendrá sobre el PIB, tanto en Europa como Alemania”, país sobre el que comenta que “la revolución puede ser relativamente indolora”.
¿En qué punto estamos de esta partida arancelaria?
Si hacemos un rápido resumen, actualmente Trump ha implementado aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, siendo Canadá, Brasil y México los principales afectados. Además, el presidente de EE.UU. ha amenazado con duplicar los aranceles al acero y aluminio canadienses al 50%, en respuesta a un incremento del 25% en el precio de la electricidad que Ontario exporta a Estados Unidos.
Por el lado de los países que reciben estas nuevas tarifas arancelarias, la última respuesta ha sido la de la Unión Europea. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, acaba de anunciar contramedidas por valor de 26.000 millones de euros que afectarán a productos estadounidenses como textiles, electrodomésticos y bienes agrícolas, a partir del próximo 1 de abril. El Ejecutivo comunitario «lamenta la decisión de EE.UU. de imponer tales aranceles, que son injustificados y perjudiciales para el comercio transatlántico, dañinos para las empresas y consumidores y que, a menudo, suponen precios más altos». Bruselas estima en unos 28.000 millones de dólares el impacto de estos aranceles sobre el acero, el aluminio y productos derivados europeos.
Cuánto y cómo ha cambiado el escenario
Ante este contexto, las gestoras internacionales están ajustando sus escenarios. En opinión de Lizzy Galbraith, economista política de Aberdeen Investments, la vertiginosa adopción de medidas ejecutivas por parte del presidente Trump, especialmente en materia de comercio, les ha llevado a actualizar sus escenarios desde varios puntos de vista importantes.
“Ahora vemos que el tipo arancelario medio ponderado de EE.UU. seguirá subiendo hasta el 9,1%. Suponemos que se implementará un arancel recíproco, aunque con varias exenciones. Prevemos mayores aranceles generales sobre China y más aranceles sectoriales, incluidos los aplicados a la UE, Canadá y México. Además, ha aumentado el riesgo de que la política comercial sea aún más perturbadora”, señala.
Galbraith reconoce que su escenario “Trump desencadenado” asume que los aranceles recíprocos se aplican de forma sistemática e incluyen barreras comerciales no arancelarias, mientras que el Acuerdo de Asociación Comercial entre Estados Unidos, Canadá y México (USMCA, por sus siglas en inglés) se rompe por completo. “Esto da lugar a que el arancel medio estadounidense llegue al 22%, por encima de los máximos de la década de 1930”, matiza Galbraith.
La economista política de Aberdeen Investments cree que los fundamentales de la economía son firmes. Pero reconoce que “nuestras expectativas políticas de referencia actualizadas, y el sesgo de los riesgos en nuestras previsiones, presentarán vientos en contra para el crecimiento y la inflación de la economía estadounidense”.
Por último, según Enguerrand Artaz, estratega de La Financière de l’Echiquier (LFDE), gestora del grupo LBP AM, «los escenarios de mercado que prevalecían a comienzos de año han quedado borrados». Según explica Artaz, la excepcionalidad estadounidense que brillaba desde hace dos años, y que el consenso había imaginado que se mantendría, se tambalea. “Lastrado por el hundimiento de la balanza comercial, provocado a su vez por el acusado incremento de las importaciones en previsión del aumento de los aranceles, el crecimiento estadounidense debería ralentizarse con fuerza, al menos en el primer trimestre. Por el contrario, Europa, región sobre la que muy pocos inversores albergaban todavía esperanzas a comienzos de año, ha vuelto al centro de la escena”.
Implicación para las inversiones
Ante este contexto, el último informe Investment Talks de Amundi considera que “se acabaron los Trump trades y continúa la rotación de los mercados fuera de las grandes tecnológicas estadounidenses”. Según explican, señalan que, a pesar del reciente sell off, creen que puede continuar la esperada corrección en zonas de valoraciones excesivas del mercado de renta variable estadounidense, lo que llevaría a una continuación de la reciente rotación a favor de Europa y China.
“En renta fija, es fundamental mantener un enfoque de duración activo. Desde principios de año, primero nos hemos vuelto más optimistas sobre la duración europea y, más recientemente, hemos empezado a movernos hacia la neutralidad. También pasamos a una visión neutral sobre la duración en EE.UU. y esperamos que la curva de rendimientos de EE.UU. a 2-10 años se empine. En cuanto al crédito, mantenemos la cautela sobre los bonos estadounidenses de alto rendimiento y preferimos el crédito europeo con grado de inversión. A medida que se acerca nuestro objetivo original para el euro/dólar de 1,10, esperamos que la volatilidad siga siendo elevada y creemos que aún hay margen para una nueva corrección del dólar. En general, creemos que es fundamental mantener una asignación equilibrada y diversificada que incluya oro y coberturas para hacer frente al creciente riesgo de caída de la renta variable”, afirman desde Amundi.
Por su parte, desde BlackRock Investment Institute, destacan que la incertidumbre política y las subidas de la rentabilidad de los bonos plantean riesgos para el crecimiento y la renta variable a corto plazo. “Vemos más presión alcista sobre los rendimientos europeos y estadounidenses debido a que la inflación sigue siendo elevada y al aumento de los niveles de deuda, aunque los menores rendimientos estadounidenses sugieren que los mercados esperan la típica respuesta de la Reserva Federal ante una desaceleración. Sin embargo, consideramos que megafuerzas como la inteligencia artificial (IA) pueden contrarrestar estos lastres para la renta variable, por lo que seguimos mostrándonos positivos en un plazo de seis a doce meses”, indican en su informe semanal.