En la historia de esta industria, los hombres han pesado tradicionalmente más que las mujeres. Eso hace que nombres como Warren Buffett, Benjamin Graham, Peter Lynch, George Soros, Jim Simons, Ray Dalio o John Templeton sean una referencia clara de este negocio, pero si hacemos un ejercicio de búsqueda, nos encontramos que mujeres como Geraldine Weiss, Muriel Siebert, Abigail Johnson, Lubna Olayan, Anisha Singh o Sonia Gardner son igualmente relevantes.
Sobre el éxito de estas mujeres sabemos bastante. Por ejemplo, Geraldine Weiss, conocida como «la gran dama de los dividendos», fue una de las primeras mujeres en hacerse un nombre en las finanzas. A pesar de las dificultades para ser contratada debido a su género, fundó su propio boletín de inversiones en 1966, logrando una trayectoria de éxito constante. Por su parte, Muriel Siebert, apodada «la primera dama de Wall Street», en 1967 se convirtió en la primera mujer en tener un asiento en la Bolsa de Nueva York. Fundó su propia firma de corretaje y fue una destacada defensora de la igualdad de género en el sector financiero. Más recientemente, hemos visto figuras como Abigail Johnson, que desde 2014 es presidenta y CEO de Fidelity Investments.
Victoire Dubrujeaud: visión y experiencia sobre la brecha de género
Ahora bien, la pregunta clave para acabar con la brecha de género en esta profesión es cómo fue su camino. Para conocer esta andadura, así como los restos, oportunidades y dificultades que encuentran las mujeres en este sector hemos charlado con Victoire Dubrujeaud, gestora en Edmond de Rothschild AM. La gestora reconoce que la dinámica de los mercados financieros la cautivó rápidamente, ya que, cada día presenta retos y estímulos intelectuales únicos. “Las finanzas requieren un análisis profundo y una comprensión matizada de los mecanismos económicos, y ofrecen una gran satisfacción cuando se anticipan las tendencias o se generan beneficios. El alcance mundial de los mercados financieros también ofrece oportunidades muy enriquecedoras para los intercambios profesionales interculturales”, apunta sobre cómo nació su vocación.
Según su experiencia, cuando empezó en el sector financiero, como en muchas otras industrias, había un claro predominio masculino, especialmente a medida en que iba ascendiendo en la jerarquía. En su opinión, la infrarrepresentación de las mujeres en el sector financiero puede atribuirse a varios factores. “En primer lugar, a un efecto generacional. Históricamente, el modelo tradicional era que los hombres trabajaban mientras las mujeres se ocupaban del hogar. Como consecuencia, pocas mujeres recibieron formación en finanzas, lo que dio lugar a una falta de modelos femeninos para las nuevas generaciones y, en consecuencia, a redes profesionales menos desarrolladas para las mujeres”, señala.
Su segunda reflexión es que existen normas y prejuicios sociales que están muy arraigados y que suelen centrarse en el comportamiento y la toma de decisiones. Según su visión, tradicionalmente se considera que los hombres son más propensos a asumir riesgos, mientras que las mujeres suelen ser percibidas como más cautelosas y esto ha llevado a la creencia de que los hombres son más adecuados para puestos de alto riesgo, como el comercio o la gestión de inversiones.
“Aunque estos prejuicios pueden existir, en realidad pueden ser ventajosos y complementarios. Un planteamiento más prudente y calculado puede dar mejores resultados a largo plazo y reducir la volatilidad de los rendimientos. La tendencia de las mujeres a evitar el exceso de confianza y las decisiones impulsivas puede ser una ventaja a la hora de gestionar eficazmente las carteras financieras”, destaca Dubrujeaud, aportando otra óptica a este tradicional debate.
Por último, la gestora de Edmond de Rothschild AM, apunta hacia un ámbito que normalmente no se aborda: la percepción entre las mujeres. “Muchas mujeres consideran que el sector financiero exige mucho tiempo y dificulta la conciliación de la vida profesional y familiar. Sin embargo, esto no siempre es cierto, ya que el sector financiero ofrece una amplia gama de funciones y, no es necesario trabajar demasiadas horas para lograr un buen rendimiento”, afirma basándose en su propia experiencia.
Construyendo la industria del futuro
Cuando se le pregunta a Dubrujeaud sobre cómo ha visto la evolución de la presencia de la mujer en esta industria, su visión es clara y optimista. “Gracias a los cambios legislativos y a los programas de promoción internos puestos en marcha por las empresas, afortunadamente se ha producido una notable feminización del sector en su conjunto, incluso en los puestos de responsabilidad. No obstante, siguen existiendo disparidades en función del tipo de función, aunque la tendencia es positiva. Esto también se refleja en las nuevas contrataciones, ya que cada vez se recibe una mayor proporción de currículum femeninos”, afirma.
Para esas estudiantes y nuevas profesionales que se incorporan al sector, la gestora solo tiene palabras de ánimo y un consejo: “No pierdas la curiosidad, sigue aprendiendo, acepta los retos y mantente al día de las tendencias e innovaciones del sector. Rodéate de mentores que te apoyen, tanto mujeres como hombres. Crear una red sólida te orientará y te abrirá las puertas a nuevas oportunidades. Por último, no olvides encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Puedes tener éxito tanto en tu carrera como en tu vida personal, estableciendo límites”.