En toda Europa, las mujeres tienen menos probabilidades que los hombres de participar en los mercados financieros, lo que da lugar a lo que los expertos denominan la brecha de género en la inversión. Las cifras son impactantes: las mujeres poseen, de media, entre un 30% y un 40% menos en inversiones y pensiones privadas que los hombres, lo que las coloca en una desventaja financiera a largo plazo (OCDE, 2023).
Si bien factores estructurales, como la brecha salarial de género —que en la UE es del 12,7%— (Comisión Europea, 2024) y las interrupciones en la carrera profesional debido a responsabilidades de cuidado, contribuyen a esta diferencia, otro factor importante es la confianza y la percepción. Muchas mujeres sienten que la inversión «no es para ellas», a menudo debido a la jerga financiera, una aversión natural al riesgo y la falta de modelos femeninos en la industria financiera. Pero la realidad es innegable: sin invertir, las mujeres corren el riesgo de enfrentar una mayor inseguridad financiera y acumular menos riqueza a largo plazo. Además, la brecha de género en la inversión es un problema económico que le cuesta a Europa 370.000 millones de euros* anuales en potencial perdido.
¿Por qué las mujeres no invierten lo suficiente?
A pesar del aumento de la independencia financiera, las mujeres en toda Europa tienen menos probabilidades de invertir en acciones, fondos y pensiones que los hombres. Una encuesta de ING de 2024 reveló que solo el 18% de las mujeres invierte regularmente, en comparación con el 31% de los hombres. En Alemania, la disparidad es aún más pronunciada, ya que solo el 30% de las mujeres invierte activamente sus ahorros, una tasa significativamente menor que la de sus homólogos masculinos (DWS, 2024).
Solo en el Reino Unido, se estima que la brecha de género en la inversión asciende a 687.000 millones de euros (Portfolio Adviser, 2024), y una tendencia similar se observa en toda la UE. Las mujeres son más propensas a mantener sus ahorros en efectivo, perdiéndose así el potencial de crecimiento a largo plazo.
¿Una de las razones principales? El miedo al riesgo. La Autoridad Bancaria Europea (EBA) informa que las mujeres tienen muchas más probabilidades de mantener su dinero en cuentas de ahorro en efectivo, incluso cuando la inflación erosiona su valor, en lugar de invertir en carteras diversificadas que ofrecen un mejor potencial de crecimiento (EBA, 2023).
Otro factor es la representación de las finanzas en los medios y la cultura. Un estudio de 2025 de la King’s Business School de Londres analizó 12 películas relacionadas con las finanzas y 4 series de televisión, y descubrió que el 71% de los protagonistas masculinos ocupaban puestos de alta dirección, mientras que ninguna de las mujeres lo hacía (Baeckstrom et al., 2025). Más a menudo, las mujeres eran retratadas como esposas o asistentes en lugar de inversoras o tomadoras de decisiones.
Del Monopoly a los mercados
La lucha por el empoderamiento financiero de las mujeres no es nueva. Tomemos como ejemplo a Lizzie Magie, la inventora a menudo ignorada cuyo invento acabó convirtiéndose en Monopoly. En 1904, diseñó The Landlord’s Game para destacar la desigualdad en la distribución de la riqueza y fomentar la educación económica. Sin embargo, años después, Charles Darrow adaptó y comercializó su idea, llevándose todo el crédito y obteniendo las recompensas financieras (Museo de la Historia de la Mujer, 2024). Su historia es un ejemplo de un problema más amplio: las contribuciones de las mujeres en el ámbito financiero suelen ser infravaloradas.
El coste de no invertir
La reticencia de las mujeres a invertir no es solo una cuestión de educación financiera, sino una amenaza directa a su seguridad financiera a largo plazo. De media, las mujeres viven cinco años más que los hombres (Eurostat, 2024), lo que significa que necesitan ahorros para la jubilación más amplios. No obstante, son más propensas a invertir en productos «seguros» pero de bajo rendimiento, como cuentas de ahorro con intereses reducidos o bonos gubernamentales, en lugar de carteras diversificadas de acciones que generan crecimiento a largo plazo.
El riesgo de quedarse al margen es evidente: si una mujer mantiene 50.000 euros en efectivo durante 30 años, la inflación podría reducir a la mitad su poder adquisitivo. Mientras tanto, una cartera diversificada de acciones con un rendimiento medio anual del 7% podría crecer hasta 380.000 euros en el mismo período.
Rompiendo el ciclo: cómo cerrar la brecha de género en la inversión
Para garantizar que las mujeres estén mejor representadas en los mercados financieros, necesitamos cambios estructurales, transformaciones culturales e iniciativas específicas que hagan que la inversión sea más accesible e inclusiva. La educación financiera desempeña un papel crucial, con programas que simplifican las estrategias de inversión y abordan las preocupaciones específicas de las mujeres.
La representación en los medios también es clave: actualmente, solo el 18% de los expertos financieros citados en la prensa son mujeres, lo que refuerza la percepción obsoleta de que la inversión es un ámbito dominado por los hombres (Baeckstrom et al., 2025). Normalizar la imagen de las mujeres como expertas financieras e inversoras puede ayudar a desmantelar estereotipos y fomentar su participación en la construcción de riqueza.
Además, cada vez más instituciones financieras reconocen la necesidad de productos de inversión adaptados. Un ejemplo es Female Invest en Dinamarca, que ofrece cursos de inversión y apoyo basado en la comunidad (Female Invest, 2024). Las políticas de pensiones en el ámbito laboral también deben evolucionar para reflejar la realidad de que las mujeres toman más pausas en sus carreras que los hombres. Países como Suecia han introducido medidas estatales de igualación de pensiones para ayudar a las mujeres a ahorrar más para la jubilación (Pensions Europe, 2024).
Al abordar estas barreras sistémicas, podemos crear un entorno en el que las mujeres tengan tanto la oportunidad como la confianza para invertir, asegurando su seguridad financiera e independencia para las generaciones futuras.
Si la historia nos ha enseñado algo, es que cuando las mujeres toman el control de sus finanzas, cambian las reglas del juego—tal como hizo Lizzie Magie con el Monopoly. Esta vez, asegurémonos de que reciban tanto el crédito como las recompensas financieras. Derribando barreras, aumentando la confianza y haciendo que la inversión sea más accesible, podemos ayudar a más mujeres a construir una seguridad financiera sólida y duradera.
En el Día Internacional de la Mujer, soñamos con un futuro en el que cada mujer se sienta empoderada para invertir, hacer crecer su patrimonio y tomar el control de su destino financiero. Porque cuando las mujeres invierten en sí mismas, invierten en una sociedad más fuerte y próspera para todos.
Tribuna elaborada por Britta Borneff, Chief Marking Officer (CMO) de la Asociación de la Industria de Fondos de Luxemburgo (ALFI).
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*Nota: El Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha estimado que la brecha de género existente provoca una pérdida aproximada de 370.000 millones de euros en la economía, lo que equivale al 2,8% del PIB anual de la UE (2016). Esta cifra pone de manifiesto las graves consecuencias económicas de las desigualdades de género en el sector financiero.