Las mujeres son una fuerza imparable en la sociedad y también en el ámbito de la inversión. Se calcula que, actualmente, son las responsables de 32 billones de dólares en gasto global y que, en cinco años, controlarán el 75% del gasto discrecional a nivel mundial. Desde el sector financiero, consideran que comprender a las consumidoras no solo es una buena estrategia de negocio debido a su creciente poder adquisitivo, sino que también es clave para crear un círculo virtuoso de oportunidades.
Una necesidad apremiante ya que, según una encuesta de BCG realizada a 15.000 personas en todo el mundo, las mujeres no creen que las empresas satisfagan sus necesidades específicas. “Esto se observó en una amplia gama de productos y servicios, desde servicios financieros y atención médica hasta bienes de consumo en general”, apuntan sus autores. En opinión de UBS, una mejor prestación de servicios financieros, así como el acceso a la educación y la atención médica, puede impulsar y acelerar el crecimiento del patrimonio de las mujeres.
Hablemos de la inclusión financiera de las mujeres
La entidad señala, en su informe “Gender-lens investment”, que una forma sencilla de analizar la inclusión financiera es considerar tres tipos de servicios financieros: ahorro, préstamos y asesoramiento en inversiones. Según el análisis que hacen desde UBS, los tres son fundamentales para una gestión integral del patrimonio, aunque han avanzado de manera desigual en su oferta a las mujeres.
“Actualmente, hombres y mujeres tienen un acceso casi igualitario a los productos financieros, especialmente a cuentas bancarias a nivel global. En 2021, el 78% de los hombres y el 74% de las mujeres tenían acceso a una cuenta bancaria, según los datos más recientes de la Global Findex Database. Sin embargo, existen diferencias regionales, con mayores niveles de inclusión en economías desarrolladas en comparación con los mercados emergentes. La provisión de servicios financieros digitales ha sido un catalizador clave para reducir la brecha de género y fomentar la inclusión financiera en las economías emergentes”, destacan.
En cuanto a los préstamos, UBS señala que el mismo estudio encontró que no existía una brecha de género significativa en el acceso al crédito formal entre hombres y mujeres a nivel global en los 12 meses previos a la encuesta. “Esta igualdad también se observó entre los titulares de cuentas, lo que subraya la importancia del crédito personal para ambos géneros, especialmente para las micro y pequeñas empresas, que dependen del crédito para operar”, apuntan.
Sin embargo, matizan que la encuesta mostró importantes disparidades regionales: en Europa y Asia Central, así como en Asia del Sur, los hombres con cuenta bancaria tenían un 5% más de probabilidad de acceder a un préstamo formal en comparación con las mujeres. En América Latina y el Caribe, esta diferencia se amplió a 12 puntos porcentuales y en África Subsahariana, donde el dinero móvil es ampliamente utilizado para solicitar préstamos, no se observó ninguna brecha de género entre los titulares de cuentas que accedieron a crédito formal. “Estos datos reflejan el paisaje complejo de la inclusión financiera de género en diferentes regiones y resaltan la importancia de comprender el contexto local para ampliar soluciones efectivas”, añaden.
La riqueza de las mujeres: inversión y asesoramiento financiero
El informe señala que la mayor brecha entre hombres y mujeres se encuentra en la inversión, pese a que el colectivo femenino nunca ha acumulado tanto riqueza como en la actualidad. De hecho, se estima que en 2020, el 32% de la riqueza privada global ya estaba en manos de mujeres. Otro dato que ilustra esta realidad es que hay 344 mujeres multimillonarias en el mundo, que controlan 1,7 billones de dólares, con sus activos creciendo a un ritmo más rápido que el de sus homólogos masculinos.
“El aumento de la esperanza de vida y los avances en inclusión financiera sugieren que la riqueza femenina continuará creciendo. Solo en Estados Unidos, se espera que las mujeres gestionen 34 billones de dólares -el equivalente al 38% de la riqueza del país- para finales de la década, en comparación con los poco más de 10 billones de dólares en 2020. Se estima que en los próximos 20-25 años, 9 billones de dólares serán transferidos entre cónyuges, mientras que una cantidad similar pasará de mujeres a las siguientes generaciones de sus familias, muchas de ellas hijas y nietas”, explica UBS en su informe.
En el pasado, el papel de las mujeres solía estar ligado al acceso a la riqueza, por ejemplo, a través del matrimonio con familias adineradas. Sin embargo, las generaciones Gen Z y Millennial de mujeres ahora están recibiendo una mayor proporción de la gran transferencia intergeneracional de riqueza. Según UBS, su papel en las finanzas también está creciendo, ya que las mujeres reportan mayor preocupación por las implicaciones financieras de los eventos de la vida que los hombres. En su opinión, una vez que logren una mayor paridad con los hombres, podrán convertirse en asignadoras de activos más influyentes
Investigaciones previas de UBS han demostrado que las inversoras femeninas dedican más tiempo a investigar, siguen planes de inversión con mayor disciplina y son menos propensas a intentar cronometrar el mercado o a cambiar su perfil de riesgo en momentos de volatilidad. Además, se sienten más seguras con sus decisiones cuando sus inversiones tienen un impacto positivo en la sociedad y se enfocan más en la gestión del riesgo que los hombres: usan más stop-loss, operan con menor frecuencia y revisan su cartera con menos regularidad.
Según UBS, además, su tendencia a alinear sus carteras con sus valores personales las convierte en una fuente clave de capital para inversiones destinadas a mujeres y lideradas por mujeres, ya que tienden a desplegar su capital con una visión a largo plazo. “Sin embargo, a pesar de que las mujeres controlan más riqueza que nunca, su papel en la toma de decisiones financieras sigue siendo relativamente limitado”, apuntan como reto.