En los últimos años, hemos sido testigos de cómo el ecosistema de las criptomonedas se ha transformado de un nicho experimental a uno de los espacios con mayor crecimiento e innovación. Entre todos los activos digitales que han surgido, hay uno que considero fundamental para la adopción masiva de este nuevo mundo financiero: las stablecoins. Estas criptomonedas, respaldadas por monedas fiduciarias, como el dólar o el euro, representan una puerta de entrada para empresas y para pequeños inversores.
¿Por qué las stablecoins son tan relevantes? En primer lugar, permiten transacciones rápidas y con comisiones muy bajas, lo que facilita el envío de dinero a nivel internacional sin la necesidad de intermediarios tradicionales. En Orionx, hemos visto de cerca cómo muchas empresas y usuarios han encontrado en las stablecoins una solución eficiente para remesas o pagos transfronterizos, impulsando la inclusión financiera en mercados emergentes. Además, al estar respaldadas por activos como el dólar, generan confianza en las personas que aún ven a las criptomonedas con cierta desconfianza.
Hoy existe la intención en Estados Unidos de regular y promover las stablecoins como parte de una estrategia geopolítica para reforzar el dominio del dólar en la economía digital. La reciente presentación de la Ley GENIUS (Guía y Establecimiento de la Innovación Nacional en las Monedas Estables de EE.UU., por su sigla en inglés) ante el Senado refleja, a mi juicio, una jugada muy clara.
Mientras se argumenta que se busca proteger a los consumidores y dotar de mayor transparencia a estos activos digitales, resulta innegable que también se persigue consolidar al dólar como la principal moneda de referencia en un ecosistema financiero que evoluciona rápidamente.
La propuesta establece un marco regulatorio más estricto para los emisores con más de 10.000 millones de dólares en circulación y, al mismo tiempo, reglas estatales para los más pequeños. Con ello, pretende equilibrar la innovación con la protección al consumidor, garantizando la estabilidad del sistema.
Sin embargo, no podemos pasar por alto el trasfondo geopolítico: si EE.UU. no toma la delantera en la regulación de stablecoins, otras potencias, como el caso del yuan digital, podrían ganar terreno en la economía mundial, desplazando al dólar de su posición de privilegio.
Considero que esta ley marca un hito en la evolución de las monedas digitales. Por un lado, ofrece una base legal que brinda seguridad a los usuarios, a la vez que promueve una mayor adopción. Por otro lado, es una llamada de atención para los que participamos en el sector. La carrera por la digitalización de las finanzas no solo está determinada por la innovación, sino también por la capacidad de los gobiernos para influir en cómo esa innovación se regula y se adopta.
Desde mi perspectiva, en Orionx seguiremos atentos y participando activamente en este debate, convencidos de que estas disposiciones normativas pueden ser la chispa que encienda una adopción masiva, segura y eficiente de las finanzas descentralizadas.