La flexibilidad es, o debería ser, el grial de los inversores de renta fija en este 2025 que se plantea complejo para los bonos. Eliezer Ben Zimra, co gestor del fondo Carmignac Portfolio Flexible Bond, entiende y aplica la flexibilidad de tres maneras. En primer lugar, debe entenderse que hay flexibilidad en la forma en que se eligen los distintos activos presentes en cartera, lo que implica “tener que revisar todas las clases de activos”. En segundo lugar, el gestor subraya la importancia de gestionar activamente la exposición al riesgo de tipos de interés y la duración. Y, en tercer lugar, recalca que se necesita “tener un equipo fuerte que pueda cubrir cada emisión”, para poder beneficiarse de la dispersión actual en el universo de la renta fija, tanto en la parte de deuda soberana como en la corporativa.
Finalmente, Ben Zimra recuerda que flexibilidad y gestión activa juntas implican no estar encorsetado por un índice, sino poder tener un acceso amplio al mercado y mucho margen de maniobra: “Invertir con flexibilidad requiera tener elevadas convicciones. Y creo que eso es exactamente lo que nos piden nuestros clientes”, zanja el gestor.
Como parte de esa flexibilidad, el fondo tiene habilidad para invertir en un abanico amplio de geografías, sectores y duraciones (incluyendo la capacidad para ponerse cortos en duración, si lo consideran adecuado), con la misión de batir no solo a la renta fija, sino también a los mercados monetarios, cosa que ha conseguido al lograr generar en sus cinco años de vida rendimientos superiores a todas las clases de activos dentro de la renta fija.
¿Qué duración presenta el fondo actualmente?
El pasado mes de octubre el posicionamiento en duración era cercano al cero. Estábamos cortos en la parte larga de la curva, tanto en euros como en dólares, porque pensábamos que la economía seguía siendo resistente en EE.UU. y en Europa. Este sigue siendo el caso.
Pensábamos que la trayectoria fiscal tanto de EE.UU. como de los países europeos no se estaba abordando, y este sigue siendo el caso. Y, finalmente, porque teníamos la visión de que las expectativas sobre la inflación eran muy bajas, y empezaron a revisarse significativamente.
Seguimos pensando que las expectativas no están reflejando el régimen de inflación actual, y por eso seguimos manteniendo posiciones negativas en la parte larga de la curva en Europa y EE.UU. Donde sí hemos cambiado nuestra posición es en la parte corta de la curva estadounidense.
En la parte intermedia (2-7 años), pensamos que las tires se han revalorizado dramáticamente desde octubre. Ahora estamos esperando menos de dos bajadas de tipos de la Reserva Federal en 2025. Creemos que, en un escenario adverso, con una subida del desempleo o una reducción de los déficit que cause una desaceleración de la Economía estadounidense, la Fed reaccionará con más bajadas de tipos. Por eso, hemos incrementado las posiciones en la parte corta de los tipos reales estadounidenses, de modo que la duración de la estrategia se ha elevado a 1,5- 2 años.
Estamos positivos en el tramo de 2 a 5 años y en los tipos reales de EE.UU. En Europa, creemos que el BCE bajará los tipos de interés hasta el 2% para el verano, pero el mercado ya lo ha puesto en precio. Por eso no tenemos posiciones en la parte corta de la curva en deuda europea.
¿Cómo explota las dispersiones a favor de su estrategia?
Por el momento, el crecimiento europeo es resistente y está cerca de su potencial, pero hay mucha dispersión. Alemania ha estado en recesión, pero en Francia o Italia el crecimiento está en torno al 1%, y los países que llamábamos periféricos hace diez años son ahora el motor de Europa.
Entre la deuda donde expresamos una postura cauta están Alemania o Francia, porque vemos que los déficits seguirán al alza. Había una prima por escasez sobre la deuda alemana que está completamente erosionada, a medida que entre más deuda alemana en el sistema. Después de dos años de crecimiento negativo o muy tímido, las tires alemanas ya han subido más, por ejemplo, que los swaps europeos.
¿Se mantendrán las tires más elevadas que en el pasado?
Sí, porque en la década posterior a la gran crisis financiera la inflación estaba muy baja, los bancos centrales estaban comprando mucha deuda y empezamos a ver déficits al alza a cualquier coste. Esta actitud llegó al paroxismo durante el Covid. Desde entonces, todo el mundo se ha dado cuenta de que los déficits fiscales al alza junto con los bancos centrales comprando deuda podrían provocar un proceso inflacionario. Después de unos años de ver el proceso de tipos al alza y endurecimiento cuantitativo todavía tenemos crecimiento y el desempleo está en mínimos, además de que hay algunos beneficios de tener los tipos altos. Ahora el desafío será para los gobiernos, que tendrán que abordar sus déficits.
Y cuando estás en un régimen en el que tienes déficits elevados y mucho apalancamiento, como inversores queremos más remuneración. El periodo entre 2008 y el Covid fue la excepción.
¿Qué fuerzas podrían estar presionando a la inflación a niveles superiores a los del pasado?
Hay múltiples razones, como el hecho de que tenemos conflictos abiertos en el mundo. Los conflictos al alza son una fuente de al menos inflación volátil. Y por eso hay más prima en la parte larga de la curva, es más difícil evaluar cómo será la inflación a uno o dos años vista. También está la transición energética, que requiere del consumo de muchas materias primas y de muchas inversiones, y esas inversiones también están creando inflación.
Finalmente, también tenemos conflictos “fríos”, como el que se está produciendo entre EE.UU. y China. El hecho de tener a Donald Trump en la Casa Blanca y que use los aranceles como amenaza es también una amenaza a la inflación.
¿Está cara la deuda con grado de inversión?
Los resultados y fundamentales de compañías europeas son buenos. Sí, los diferenciales parecen ajustados. Pero, al mismo tiempo, si se mira el rendimiento total, la valoración está bien comparada con los fundamentales. En la eurozona, donde la inflación está entre el 2% y el 2,5% y tienes deuda subordinada financiera rindiendo un 7%, puedes conseguir una rentabilidad real del 5%.
En la década anterior se compraba crédito casi por obligación. Pero ahora es una elección, y podemos ver por los flujos de entrada hacia nuestros fondos de crédito que los inversores están mirando a los mercados de renta fija para obtener lo que es la esencia de un activo de renta fija.
Nuestra asignación a crédito en cartera es del 40%, pero la reducimos al haberse estrechado mucho los diferenciales. También tenemos una exposición del 18% a CDS. Queremos beneficiarnos de un episodio de volatilidad en el que se ensanchen los diferenciales para volver a incrementar nuestra exposición. Forma parte de nuestro mandato de ser flexibles.
¿Sigue positivo en deuda financiera?
La deuda financiera ha sido una posición larga estructural. El hecho es que hoy los bancos son más sólidos y son una buena inversión para los bonistas por la regulación, porque están obligados a tener mucha liquidez. Tenemos entre un 10% y un 12% de AT1s de campeones nacionales en cartera. Nuestra posición total en deuda financiera está en torno al 15% de la cartera.