Trump continúa con su juego de los aranceles, obligando a los analistas a poner el foco en su impacto. Según las gestoras internacionales, además de tener importantes consecuencias en los flujos de comercio mundial, estos podrían dañar también las cadenas de suministro global. Las gestoras advierten de que si se aplican las políticas proteccionistas que Trump prometió durante la campaña electoral, estas podrían perturbar las cadenas de suministro mundiales, especialmente en sectores estratégicos como la tecnología y la industria manufacturera.
Según el análisis que hace Lizzy Galbraith, economista política de abrdn, la tendencia mundial al proteccionismo podría provocar una ralentización cíclica, que afectaría especialmente a Europa, y daría lugar a una menor especialización y a un crecimiento potencial mundial más lento. Ahora bien, ¿dónde se han quedado las tendencias de reshoring y friendshoring?
Según recuerda Galbraith, estas pretenden aumentar la resistencia de las cadenas de suministro mundiales reduciendo la dependencia de regiones geopolíticamente sensibles como China. “Estas políticas podrían dar lugar a costes más elevados debido al traslado de la producción a regiones de costes más elevados y a la necesidad de nuevas infraestructuras”, señala. Sin embargo, matiza que también ofrecen ventajas como la reducción de los riesgos geopolíticos y la mejora de la seguridad de la cadena de suministro.
“Regiones como México y la India se perfilan como principales beneficiarias de estas tendencias, ya que están bien posicionadas para absorber la producción deslocalizada e integrarse en las nuevas cadenas de suministro. El interés de EE.UU. por reducir el riesgo de las cadenas de suministro mediante asociaciones con aliados e inversiones en la fabricación nacional respalda aún más estas tendencias. Sin embargo, es probable que las amenazas arancelarias contra estos mismos países creen incertidumbre sobre el futuro de la estrategia de friendshoring de EE.UU., siendo México especialmente vulnerable a los cambios de opinión”, añade Galbraith.
En opinión de Martin Wolburg, economista senior en Generali Investments, no hay duda sobre que la introducción de aranceles, como hecho, no pone en peligro las cadenas de suministro. “Es obvio que la reducción económica de la especialización y la desglobalización reducen el bienestar general. En general, los costes de los insumos aumentarán. Sin embargo, aunque nos resulte difícil imaginar una deslocalización total, en tiempos de grandes incertidumbres políticas y riesgos de cambios en la cadena de suministro es racional que las empresas reduzcan este riesgo. Los principales bloques emergentes deberían ser EE.UU., China y Europa; todos ellos intentarán probablemente que algunos productos de importancia estratégica se fabriquen en sus respectivas esferas económicas”, añade Wolburg.
Según su análisis, a las multinacionales les resultará más fácil que a otras empresas desplazar la producción para evitar el efecto de las medidas proteccionistas. Dicho esto, reconoce que no son inmunes cuando se trata de cosas como la sospecha de violación de medidas antimonopolio u otras presiones reguladoras en el marco de una guerra comercial. “Las empresas europeas son las que más se enfrentan al riesgo de los aranceles estadounidenses. Los productos médicos y farmacéuticos y los automóviles son las exportaciones cuantitativamente más importantes de la UE a EE.UU. Esperamos que la UE responda de forma comedida”, argumenta el economista senior de Generali Investments.
Para Nabil Milali, gestor de multiactivos y Overlay en Edmond de Rothschild AM, las medidas proteccionistas de Trump suponen un paso más en la tendencia a la desglobalización que venimos observando desde hace varios años. “El objetivo declarado de Trump es animar a las empresas a producir en EE.UU., y desinvertir así en las cadenas de suministro. Para los sectores más dependientes, como el tecnológico y el manufacturero, es probable que esto signifique costes significativamente más altos y un acceso más difícil a los insumos, por ejemplo, si China sigue tomando represalias con restricciones a las tierras raras”, indica.
Según su análisis, el reshoring se ha materializado en los últimos años, ya que la cuota de China en las importaciones estadounidenses ha caído en picado, sustituida en particular por las importaciones procedentes de México, considerado un país más seguro. “Hoy en día, esta tendencia podría ponerse en entredicho, ya que Trump no duda en atacar también a los países aliados. Para eludir los aranceles y restricciones estadounidenses, las empresas chinas no han dudado en utilizar países asiáticos como intermediarios, pero también en este caso Trump quiere acabar con ello introduciendo aranceles universales cuyo impacto en la economía mundial será probablemente mucho mayor que el de los aranceles específicos. Así pues, es probable que las políticas de Trump frenen esta tendencia al friendshoring”, concluye Milali.