2025 no será un año tranquilo. En menos de siete semanas hemos asistido al rally del dólar y el oro, a una clara divergencia entre los principales bancos centrales, a la irrupción de un nuevo jugador en el sector tecnológico con la IA de DeepSeek, a la agitación del mercado de bonos y a una mayor volatilidad a raíz de Trump y sus aranceles. Convertir este entorno en una oportunidad para los inversores y adaptar las carteras, para ello es el principal reto al que se enfrentan las gestoras.
Según los analistas de Portocolom, febrero ha comenzado con cierta cautela en las bolsas estadounidenses, tras un buen inicio de año y gracias a tener un poco más de visibilidad en cuanto a qué harán en los próximos meses los bancos centrales. “Por ahora se mantiene cierta calma, a la espera de nuevas decisiones de la administración Trump. Las bolsas estadounidenses experimentaron cambios muy leves y lo que podría ser más significativo, la volatilidad semanal medida por el diferencial entre el precio máximo y mínimo parece estar reduciéndose”, apunta en informe diario.
Además, sus expertos destacan que los bonos del tesoro experimentaron caídas en sus rentabilidades. “Aunque la economía sigue fuerte en EE.UU., los inversores ven claras posibilidades de que los tipos de interés sigan bajando en 2025 (alejando la posibilidad de que se produzcan subidas), y por ello el Treasury a 10 años cedía 5 puntos básicos para cerrar la semana con una rentabilidad del 4,49%. En Europa las bajadas fueron algo superiores y el Bund alemán y el Bono español se dejaban 10 y 7 puntos básicos respectivamente, para cerrar con una rentabilidad del 2,36% y del 3,04%”, resumen sobre el mercado.
Esta semana estará marcada por el nuevo anuncio de Trump de la imposición de un arancel del 25 % sobre todas las importaciones de acero y aluminio. Según Mark Haefele, director de inversiones de UBS Global Wealth Management, a diferencia de la experiencia de la semana pasada con los aranceles, en la que los activos de riesgo se vendieron y luego se recuperaron, la reacción del mercado hasta ahora ha sido bastante moderada.
Haefale destaca que el índice CBOE VIX de volatilidad implícita de la renta variable estadounidense se mantiene moderado en 15,8 puntos, dentro del rango de sus mínimos de 2025. El oro ha atraído más ofertas, subiendo un 2,6 % en las dos últimas sesiones hasta un máximo histórico de 2942 dólares/onza. Dado que los inversores están adoptando un enfoque más moderado, desde UBS hacen varias observaciones. “A pesar de los crecientes riesgos arancelarios, seguimos esperando que una economía estadounidense sólida, los vientos de cola de la IA y los recortes graduales de los tipos de interés de la Reserva Federal ofrezcan un contexto favorable para la renta variable. Seguimos esperando que el S&P 500 termine el año al alza”, afirma.
Además, desde Amundi recuerdan que la volatilidad del dólar, la subida del petróleo y los estímulos de China son temas clave para los mercados emergentes. “La incertidumbre sigue siendo alta en medio de los elevados riesgos geopolíticos y las expectativas sobre los aranceles de Trump”, insisten.
Johanna Kyrklund, directora de inversiones del Grupo Schroders, reconoce que en 2024 su mantra era “no lo pienses demasiado”, ya que el crecimiento nominal era positivo y los recortes de tipos de interés apoyaban a los mercados de valores, incluso en el contexto de valoraciones elevadas en Estados Unidos. Sin embargo, ahora señala que, de cara a 2025, conservará esa postura, pero hay dos grandes riesgos que pesan en su mente: el mercado de bonos y el nivel de concentración en los índices ponderados por capitalización de mercado.
Ajustes de carteras
En este contexto, las gestoras están ajustando su visión y su posicionamiento. Por ejemplo, desde BlackRock explican que los cambios en la política estadounidense y los avances de la IA han provocado una fuerte volatilidad en los mercados en lo que va de año, que subraya el hecho de que nos encontramos en un nuevo entorno macroeconómico, con una gama más amplia de resultados posibles. “Mantenemos nuestro marco básico de apetito por el riesgo, pero ajustamos las perspectivas. Mantenemos la sobreponderación de la renta variable estadounidense por la solidez de las perspectivas macroeconómicas y la megafuerza de la IA, que es un gran cambio estructural. Adoptamos un posicionamiento sobreponderado en deuda pública de la zona del euro, donde el posible impacto de los aranceles sobre el crecimiento debería reforzar los recortes de tipos”, indica BlackRock en su último informe.
Por su parte, desde DWS consideran que el entorno es una buena oportunidad para las estrategias multiactivo. “Creemos que invertir en varias clases de activos tiene sentido por la siguiente razón: a medio plazo esperamos rentabilidades atractivas en varios segmentos del mercado, que, una vez más, también están menos correlacionados entre sí. Esto hace que la diversificación sea posible y ventajosa. Especialmente en lo que respecta a la posible volatilidad del mercado tras las elecciones en EE.UU., preferimos una cartera multiactivos con una combinación adecuada de diferentes clases de activos”, argumentan desde DWS.
Según indica el CIO de la gestora en su último informe, tras años de letargo, los fondos del mercado monetario han despertado con un repunte en los últimos tres años: desde principios de 2022, unos 1,9 billones de euros han entrado en fondos del mercado monetario a escala mundial, lo que supone un aumento del 30,4%. “Los fondos de otras clases de activos sufrieron, especialmente los fondos equilibrados. Sin embargo, debido al cambio de tendencia de los tipos de interés y a la mayor incertidumbre económica y política tras las elecciones estadounidenses, en nuestra opinión es el momento adecuado para volver a diversificar”, añade.
Desde Amundi, consideran que el contexto sigue siendo ligeramente favorable para los activos de riesgo gracias a unas perspectivas de crecimiento resilientes, las políticas acomodaticias de los bancos centrales y la abundante liquidez. “Desde el punto de vista de la asignación de activos, el contexto positivo para los activos de riesgo nos lleva a mantener una postura de riesgo ligeramente positiva en la renta variable global. También nos hemos vuelto más positivos con respecto al crédito Investment Grade europeo, mientras que hemos pasado a una postura neutral con respecto a la deuda de los mercados emergentes. Creemos que los inversores deberían seguir centrándose en las coberturas de renta variable en el mercado estadounidense debido a las ajustadas valoraciones y diversificar con oro para afrontar mejor la volatilidad potencial derivada de los riesgos geopolíticos y de inflación”, indican.
En renta fija, la gestora sigue prefiriendo los investment grade al high yield y los financieros a los industriales. “También nos gustan las alternativas high yield, como los préstamos apalancados, debido a sus valoraciones más atractivas”, señala. Y en renta variable ven potencial en los valores defensivos de consumo básico y salud con un capacidad de fijación de precios, así como en los bancos de calidad con balances sólidos y una menor sensibilidad a los cambios de tipos.
“En mercados emergentes mantenemos la selectividad. Mantenemos una postura neutral sobre la renta variable global de mercados emergentes debido a la incertidumbre en torno a las políticas de Trump. En renta fija, las perspectivas para la deuda de los mercados emergentes son constructivas. En general, favorecemos los tipos locales en países que ofrecen altos yields nominales y reales, y que están menos expuestos a las políticas de la nueva administración estadounidense. Buscamos oportunidades selectivas en crédito high yield, sin esperar una ampliación significativa de los diferenciales, ya que las nuevas emisiones están bien absorbidas”, indican desde Amundi.