Hacer una foto certera de lo que está pasando en Argentina es uno de los ejercicios más complejos y contradictorios que puedan existir en este arranque de 2025 lleno de incertidumbres. Javier Milei, el presidente que vino a dolarizar, tiene hoy en día una de las monedas locales más fuertes del mundo mientras demora el levantamiento de los controles de capitales y la llegada de un nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI).
¿Por qué no se levanta el “cepo”?
Los inversores internacionales siguen esperando la promesa argentina. En los últimos meses, el presidente Milei anunció varias veces que este año llegaría el final de los controles cambiarios, origen de todas las distorsiones de la economía local. Pero recientemente, al calor de un debate sobre la excesiva valoración del peso frente al dólar, tanto el mandatario como su ministro de Economía, Luis Caputo, anunciaron que el cambio no llegará hasta 2026.
El gobierno argentino parece decidido a mantener su intervención sobre el tipo de cambio para sostener uno de sus principales logros: la disminución de la inflación. La clave de la derrota electoral peronista de 2023 fue la subida de los precios que agobiaba a la población y 2025 es un nuevo año electoral sometido a vaivenes políticos. El oficialismo trata de anular en el parlamento la celebración de elecciones primarias obligatorias (las PASO) y, al mismo tiempo, adelantar el calendario de las elecciones de medio término para garantizarse un control del Congreso y, por ende, la gobernabilidad. Los últimos sondeos, realizados en enero, muestran que la popularidad de Milei sigue siendo alta y que su partido, la Libertad Avanza, lidera las intenciones de voto.
Pero, mientras tanto, para sostener el peso –que se revalorizó un 40,1% frente al dólar en 2024–, las autoridades monetarias queman reservas en dólares que no tienen y, en este punto, el FMI tarda en conceder un préstamo para aliviar la escasez del billete verde. El fondo exige una devaluación y el gobierno argentino la rechaza tajantemente.
Un informe de S&P Global sobre Argentina publicado el 5 de febrero explica el problema: “La abolición de los controles cambiarios conlleva riesgos. Una fuerte depreciación de la moneda después de la eliminación de los controles cambiarios podría impulsar la inflación, socavando el reciente avance en la estabilización de la economía. Las reservas brutas de divisas aumentaron a aproximadamente 30.000 millones de dólares en diciembre desde 23.000 millones de dólares en 2023. Pero las reservas netas de divisas del banco central (reservas brutas menos pasivos a corto plazo) siguen siendo negativas, lo que limita su capacidad de intervenir en el mercado para evitar una posible sobrevaloración del tipo de cambio después del fin de los controles de la cuenta de capital”.
Una deuda gigantesca y un ajuste sin precedentes
La sociedad argentina (o al menos los votantes de Javier Milei) estaba preparada para el fuerte ajuste que se llevó a cabo en 2024 y que tiene pocos precedentes en la historia del país.
“El gobierno tuvo un presupuesto casi equilibrado en 2024 y un superávit fiscal primario de poco más del 2% del PIB, en gran medida debido a una disminución sustancial del gasto social (incluidas las pensiones), seguido del gasto de capital y los subsidios (en términos reales). Un ajuste fiscal con respecto al año anterior de alrededor del 4%-5% del PIB no tiene precedentes en Argentina”, resumen los analistas de S&P.
Pero tamaño sacrificio no ha borrado la deuda: según los expertos, la deuda externa neta estrecha superará el 190% de los ingresos de cuenta corriente (ICC) en 2025-2026, suponiendo cierto aumento de la deuda oficial y del sector privado. Se estima que las necesidades de financiamiento externo bruto para las reservas utilizables y las ICC promediarán alrededor del 153% durante el mismo período. El pronóstico supone que las reservas internacionales aumentarán con los desembolsos netos del FMI y otros prestamistas oficiales.
El informe de S&P Global añade: “En nuestra opinión, recuperar el acceso a los mercados de capital globales sería un paso importante para respaldar la refinanciación y es clave para mejorar la solvencia. El gobierno enfrenta pagos de deuda externa por más de 17.000 millones de dólares en 2025 (8.900 millones de dólares a acreedores comerciales y 8.100 millones de dólares a acreedores oficiales, incluidos 3.000 millones de dólares en intereses al FMI), lo que pone de relieve la necesidad de aumentar su liquidez externa”.
La ayuda de Trump
La afinidad política entre Javier Milei y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría ser clave para desbloquear un nuevo préstamo del FMI y mantener la intrincada política monetaria y cambiaria del gobierno argentino hasta que levantar los controles cambiarios sea posible. En ese caso, el país rioplatense tendría que ser capaz de juntar reservas en dólares para hacer frente a potenciales turbulencias cambiarias, porque el nudo de la crisis sin fin de Argentina es la falta de confianza en la moneda local.
De momento, con sus idas y vueltas, la guerra arancelaria de Trump no ayuda, porque aprecia el dólar y, con un peso argentino fuerte, los flujos especulativos van hacia otros países “frontera”.