«La idea del eterno retorno es misteriosa”, comienza diciendo Milan Kundera en su icónica novela “La insoportable levedad del ser” (1984). El texto no tiene nada –absolutamente nada– que ver con los activos financieros, sino que trae reflexiones filosóficas sobre la vida, el amor y las relaciones de pareja. Sin embargo, el concepto del “eterno retorno” que el autor checo retomó de Friedrich Nietzsche, parece interesante al momento de hablar de lo que ha pasado durante 2024 en los mercados.
En forma simplificada, Nietzsche se refería a la necesidad de regresar a momentos de la vida que pueden hacer que se ingrese a una “insoportable levedad” para evitar el “peso” de la vida. ¿Será acaso eso lo que han intentado hacer los inversores durante el año? Aprender de los errores del pasado para afrontar el futuro es algo que pareciera no suceder en finanzas.
Para Manuel Felipe García Ospina, Head de Inversiones Internacionales de Skandia Colombia, 2024 ha sido un año que ha dado sorpresas respecto a las expectativas que existían en 2023. “Tuvimos un mercado creciente debido, básicamente, a la cantidad de dinero que Estados Unidos ha puesto en el plano internacional”, comentó el ejecutivo, haciendo eco de la alegoría de la caverna. Los inversores, explicó, están viendo las imágenes que se reproducen en la pared y el fuego que produce esas imágenes es la cantidad de dinero que ha volcado el país norteamericano.
“Estamos en el mito de la caverna de Platón, viendo una realidad que puede estar distorsionada. Muchos dicen que el empleo viene bien, que la tasa de desempleo no ha subido, pero cuando se miran los indicadores con detenimiento, se encuentra que se hace una revisión a la baja de los meses anteriores y son mediciones que se fijan en el dato puntual y no en el histórico”, puntualizó. Actualmente hay más de 4 trillones de dólares de nueva deuda que EE.UU. ha metido al sistema desde junio de 2023 y solo este año son 2,5 trillones de dólares nuevos en obligaciones, con 36 trillones de endeudamiento, detalló el experto.
García Ospina dijo que, mientras siga entrando dinero a la economía global –particularmente con EE.UU. emitiendo deuda y ese financiamiento traduciéndose en subsidios y ayudas–, los mercados continuarán al alza y veremos una economía que no cae. Entonces, los inversores pensarán que no cayó la economía, que no habrá un hard landing y siempre se piensa en un soft landing.
Impresiones desde la caverna
Miguel Sulichin, CEO & Senior Investment Advisor en ADVISE Wealth Management, dijo a Funds Society que el inicio de 2024 estuvo precedido por un muy buen 2023 y un muy mal 2022, con EE.UU. buscando domar el problema de la alta inflación, consecuencia de la pandemia. Si bien habían logrado bajarla desde los dos dígitos a 4,5% en 2023, el objetivo de la Fed estaba en 2%.
El experto aclaró que la preocupación estaba en lo que podría pasar a finales de este año, si el país norteamericano tenía un soft landing o un hard landing. Básicamente si entraba o no en recesión. “La realidad es que la economía no entró en recesión, sino todo lo contrario. De alguna forma, eso fue separando a los diferentes jugadores del mercado, quienes cómodamente apostaron por los bonos del Tesoro americano, que pagaban y rendían mucho. No entendieron que eso era una historia de corto plazo, porque EE.UU. en algún momento iba a dar la vuelta”, explicó.
Los analistas tenían mucho miedo de equivocarse. Incluso personas muy creíbles en el mercado “actuaron totalmente bearish y se pegaron de frente contra la realidad”, porque pensaron que la situación era más parecida al 2008, relató Sulichin. “Pensaban que esto era, como se dice en la jerga, ‘el rebote del gato muerto’ (dead cat bounce)”, ilustró. Por otro lado, agregó, la Reserva Federal actuó de forma un poco lenta, al no haber seguido la tendencia que venía del mercado, que no estaba en recesión. La entidad, aseguró, “tendría que haber empezado a bajar la tasa antes”, aunque sí enfatizó en que “mantuvo su independencia y eso es lo importante”.
Otro punto que ocupó líneas y líneas de análisis fue la geopolítica, con los expertos sondeando a lo largo del año los posibles efectos de los conflictos bélicos en Medio Oriente y la guerra en Ucrania, entre otros. Aun así, los mercados “se comportaron de una manera indiferente, ¡y siguieron de largo!”, sentenció Sulichin. “Cuando miras a los mercados, no les importó nada la política y tampoco les importó nada la geopolítica. Lo único que les importaba era la Fed y la economía americana. Y se concentró en eso. Los inversores prácticamente compraron de acuerdo a la Fed y vendieron de acuerdo a la Fed también”, explicó el ejecutivo de ADVISE Wealth Management.
El aprendizaje de cara a 2025
Cuando hay errores o problemas, el aprendizaje llega más pronunciado, causando un trauma en el protagonista. Sin embargo, cuando las cosas fueron bien, es más difícil trabajar en la mejora continua. Por este motivo es importante analizar los posibles desafíos para 2025. Ignacio Sapetnitzky, Global Investment Advisor de SeaView, señaló que el año que viene será clave estudiar cuál será la expectativa de las utilidades de las compañías para 2026 y cómo el mercado va a asumir estas expectativas.
Según el profesional, la industria deberá asegurarse de que tanto el mercado como los inversores profesionales inviertan de una forma responsable. Por ejemplo, Sapetnitzky pone el foco en la valuación de las compañías al momento de invertir en renta variable, de tal manera que las empresas y utilidades “estén alineados con los precios que refleje el mercado” y evitar invertir en un activo sobrecomprado.
Para García Ospina, de Skandia Colombia, la “gran pregunta” para el próximo año es cómo se resolverá la negociación de la deuda –una de las cosas que los capitales globales miran con más atención– en abril o mayo. El Congreso estadounidense deberá optar si deja seguir gastando o “cierra la chequera”.
Los desafíos de la administración Trump
En este nuevo período presidencial, Donald Trump va a tener que lidiar con varias cosas. EE.UU. tiene un nivel de endeudamiento que “ya se vuelve absolutamente fuera de todo contexto”, según García Ospina, y con un gasto financiero importante. Es más, los intereses de la deuda ya se convirtieron en el segundo gasto federal más grande para Washington, sobrepasando el monto destinado a defensa. Sólo los supera el costo del programa de salud Medicare.
“A este ritmo, si se siguieran endeudando a estas tasas, dentro de unos años van a ser más grandes los intereses que incluso Medicare. Es algo totalmente insostenible y que seguirá alimentando el descuadre de las finanzas públicas y la economía global en general”, sentenció el ejecutivo.
A esto se suma que muchas promesas de campañas de Trump –que iniciará su mandato el 16 de enero– podrían afectar a la macroeconomía y, por ende, al mercado. Por ejemplo, una de sus banderas para llegar a la Casa Blanca fue la propuesta de aplicar aranceles a las importaciones, con una tarifa fija global de 10% y una tarifa particular para China de 60%.
Si el mandatario decide implementarlo de una forma rápida, se podría hacer, explicó Sapetnitzky. Pero, por otro lado, el estratega de inversiones de SeaView planteó la posibilidad de que la retórica del empresario busque tener un arma para “utilizar esa capacidad de implementar aranceles como una fuerza de negociación con otros países”. De todos modos, el experto llama a monitorear de cerca el tema, ya que la instauración de estos aranceles “puede tener un impacto o una presión inflacionaria a corto plazo”.
Además, Sapetnitzky alertó que, durante los primeros meses de la administración Trump, habrá que seguir muy de cerca cómo afectan las políticas fiscales a la política monetaria. Y en consecuencia, los analistas deberán estar muy atentos a las medidas que tome la Fed.