Hace 25 años, en torno al 10 de marzo del año 2000, las puntocom estaban en su punto álgido: las compañías de Internet disfrutaban de espectaculares ganancias en bolsa, antes de sufrir el estallido. Ahora, los miedos de burbuja se centran en el mercado de la tecnología y la inteligencia artificial, sobre todo tras la irrupción de la china DeepSeek, que podría cambiar la estructura del sector y desafía el dominio de gigantes como OpenAI, Google, Meta o X. «El impacto de DeepSeek ha puesto en entredicho a las grandes tecnológicas de EE.UU., especialmente aquellas que han apostado por modelos de inteligencia artificial dependientes de infraestructuras costosas y hardware avanzado. Su irrupción ha sembrado dudas sobre la sostenibilidad del modelo actual y el valor real de estas compañías», explica Josep Ramon Aixelà, responsable de Macroeconomía y mercados financieros en la Barcelona Finance School- IEF.
En esta entrevista con Funds Sociey, el experto reflexiona sobre la existencia de una posible burbuja y un «brutal FOMO» en los mercados en torno a la IA, pero también plantea dudas sobre la revolución de DeepSeek. En cualquier caso, el impacto de la rivalidad entre EE.UU. y China alrededor de la tecnología podría impulsar la volatilidad también en sectores estratégicos relacionados con la energía, la defensa o la ciberseguridad. A continuación, reproducimos la entrevista.
¿Qué supone la aparición de DeepSeek para el sector mundial de la IA?
El lanzamiento de DeepSeek podría redefinir, parece, el sector de la inteligencia artificial al ofrecer un solución que a priori parece menos costosa, con un modelo “open-source”, más eficiente y accesible para muchos. Su llegada desafía el dominio de gigantes como OpenAI, Google, Meta o X…, al permitir que más empresas y desarrolladores accedan a tecnología avanzada, de manera colaborativa, y sin depender de infraestructuras que hasta día de hoy han sido muy costosas.
Su teórica eficiencia computacional plantea una amenaza directa a la demanda de chips avanzados de Nvidia y a las millonarias inversiones en centros de datos de Amazon, Microsoft, Google o el mega-proyecto, apadrinado por el propio presidente de EE.UU., Startgate, si más compañías adoptan su enfoque, lo que supondría que la estructura del mercado podría cambiar radicalmente.
Sin embargo existen “peros”: uno de los principales puntos de duda es la veracidad de la información proporcionada por la compañía y la opacidad de todo lo que emana de China. DeepSeek afirma haber desarrollado su modelo en menos de dos meses, con una inversión inferior a los 10 millones de dólares y utilizando hardware obsoleto. Sin embargo, estas afirmaciones han sido recibidas con escepticismo por el sector y analistas especializados, ya que señalan que el entrenamiento de modelos de IA avanzados requiere inversiones en datos, infraestructura y talento que difícilmente podrían haber sido cubiertas con una cantidad tan reducida de recursos. Existen sospechas de que DeepSeek podría haber contado con un apoyo gubernamental encubierto o haber accedido a hardware más avanzado del que reconoce oficialmente, lo que reforzaría la percepción de que China está utilizando esta tecnología como un arma estratégica en la guerra tecnológica con EE.UU.
Las tecnológicas en EE.UU. se han visto en entredicho: ¿están justificadas sus caídas en bolsa?
El impacto de DeepSeek ha puesto en entredicho a las grandes tecnológicas de EE.UU., especialmente aquellas que han apostado por modelos de inteligencia artificial dependientes de infraestructuras costosas y hardware avanzado. Su irrupción ha sembrado dudas sobre la sostenibilidad del modelo actual y el valor real de estas compañías en un futuro donde la eficiencia podría primar sobre la potencia bruta.
Uno de los principales factores de preocupación es el riesgo de obsolescencia tecnológica. Empresas como OpenAI, Google y Microsoft han invertido miles de millones en modelos de IA que requieren grandes cantidades de procesamiento con GPUs avanzadas y centros de datos de alto costo. Sin embargo, la llegada de DeepSeek, con un enfoque más ligero y menos dependiente de hardware especializado, plantea la posibilidad de que la infraestructura tecnológica sobre la que se sostiene la actual revolución de la IA quede en entredicho. Si esta tendencia se consolida, estas compañías podrían enfrentarse a una disminución en la rentabilidad de sus inmensas inversiones.
Otro de los grandes damnificados en este escenario ha sido Nvidia, cuyo dominio en la fabricación de chips para IA ha sido clave en su espectacular crecimiento bursátil. Sin embargo, si DeepSeek y futuros modelos pueden operar con hardware menos potente, la necesidad de adquirir GPUs de alto rendimiento podría reducirse drásticamente, impactando en la demanda de sus productos estrella. Esta incertidumbre provocó una caída de más de 560.000 millones de dólares en su capitalización bursátil en el día posterior al anuncio de DeepSeek, aunque parte de la pérdida se ha recuperado a medida que el mercado ha asimilado la noticia.
A esto se suma la dependencia de inversiones masivas en IA por parte de las tecnológicas estadounidenses. Empresas como Microsoft y Google han apostado por modelos cerrados y costosos, esperando que estas inversiones sean rentables a largo plazo. Sin embargo, la irrupción de una alternativa open-source como DeepSeek abre la puerta a una mayor competencia y plantea dudas sobre si el valor de estas compañías estaba inflado por una burbuja especulativa y un brutal “FOMO” en torno a la IA.
Ante este panorama, la caída en bolsa de las tecnológicas en parte sí está justificada, ya que la incertidumbre sobre la demanda de hardware especializado y la posible obsolescencia de infraestructuras costosas han golpeado con fuerza a Nvidia y otras compañías del sector. Además, el surgimiento de modelos más eficientes en IA podría reducir también los márgenes de beneficio de otros importantes players, como Microsoft y Google, obligándolos a replantear sus estrategias. Sin embargo, también es cierto que el impacto de DeepSeek sigue siendo una incógnita. A día de hoy, modelos como ChatGPT y Gemini continúan siendo los más utilizados en Occidente, y la demanda de GPUs sigue siendo alta, lo que sugiere que el cambio de paradigma, si al final se produce, no será inmediato.
¿Qué podemos esperar del comportamiento de este sector en bolsa en los mercados mundiales? ¿Podría también contagiar la volatilidad a otros sectores?
La volatilidad en los mercados refleja el nerviosismo ante un posible punto de inflexión en la IA, pero aún es prematuro afirmar que DeepSeek provocará un colapso en los gigantes actuales. Si las grandes tecnológicas logran adaptarse y mejorar sus modelos sin depender tanto de infraestructuras costosas, podrían recuperar rápidamente la confianza de los inversores. Sin embargo, si DeepSeek marca el inicio de una nueva era de IA más accesible y eficiente, la estructura actual del sector podría transformarse radicalmente en los próximos años. La incertidumbre sobre el futuro de estos modelos y la posible reducción en la demanda de infraestructura costosa han puesto en duda las extraordinarias perspectivas, pero a su vez las estratosféricas valoraciones, de algunas de las empresas más importantes del sector. Nvidia, que hasta ahora ha sido la mayor beneficiada del auge de la IA, ha sufrido fuertes oscilaciones en bolsa debido al temor de que modelos más eficientes puedan disminuir la necesidad de sus chips avanzados pero que a la vez son muy caros.
A corto plazo, los mercados estarán atentos a la capacidad de las grandes tecnológicas para adaptarse a un entorno donde la IA open-source y de bajo consumo energético podría ganar terreno. Empresas como OpenAI, Google y Microsoft, que han basado su crecimiento en modelos de alto rendimiento dependientes de grandes infraestructuras, podrían verse obligadas a modificar su estrategia para seguir siendo competitivas. La presión sobre los gigantes tecnológicos está suponiendo una revaluación de sus modelos, sus perspectivas y a la postre de su cotización en los mercados, lo que genera episodios de volatilidad y posibles futuras correcciones en las bolsas, que afectaran especialmente a los índices más expuestos al sector, como el Nasdaq y el S&P500.
Más allá del ámbito tecnológico, la volatilidad podría extenderse a otros sectores. Las grandes inversiones en IA han sido un motor de crecimiento para la industria de semiconductores, la computación en la nube y la automatización empresarial, pero también de la enorme capitalización, y a la postre importante peso, de todas estas compañías en los índices bursátiles más importantes del mundo. Si el mercado reconsidera el valor de estos activos ante el avance de modelos más accesibles, las consecuencias podrían sentirse en toda la economía ante el temor a una sobreinversión en infraestructuras tecnológicas que podría afectar también a la confianza de los inversores, poniendo en duda las exigentes valoraciones conseguidas por empresas y por el conjunto de los mercados de valores.
En este contexto, los mercados financieros globales podrían experimentar episodios de volatilidad en los próximos meses, con movimientos bruscos tanto en el sector tecnológico como en otros sectores muy ligados al desarrollo de la IA. La incertidumbre regulatoria, las restricciones geopolíticas y la evolución de la competencia en inteligencia artificial serán factores determinantes para definir la estabilidad del sector y su impacto en los mercados bursátiles mundiales.
Esto es también un signo de la lucha de poder entre EE.UU. y China, que se materializa en las guerras comerciales. ¿Cómo influirán estos enfrentamientos en la situación geopolítica, macroeconómica y en los mercados a lo largo de este año?
La irrupción de DeepSeek en el panorama de la inteligencia artificial no solo representa un avance tecnológico, sino también un nuevo capítulo en la disputa geopolítica entre Estados Unidos y China. La IA se ha convertido en un campo estratégico en la rivalidad entre Occidente y el “Dragón Rojo”, con implicaciones que van más allá del ámbito tecnológico y que podrían afectar las relaciones comerciales, la estabilidad macroeconómica y la evolución de los mercados financieros a lo largo de este año.
Desde hace años, Washington ha tratado de contener el avance tecnológico de China mediante restricciones en el acceso a semiconductores avanzados, sanciones a empresas clave y limitaciones en la exportación de hardware. La aparición de DeepSeek pone en entredicho la efectividad de estas medidas, ya que demuestra que China sigue avanzando en el desarrollo de modelos de inteligencia artificial sin depender de los chips más avanzados de Nvidia. Esta situación podría llevar a Estados Unidos a endurecer aún más las restricciones tecnológicas, lo que profundizaría la fragmentación del ecosistema global de IA.
Desde un punto de vista macroeconómico, toda esta situación podría generar nuevas disrupciones en las cadenas de suministro y elevar las tensiones comerciales globales. Si Estados Unidos refuerza los controles sobre el acceso a tecnologías críticas, China podría responder acelerando su autosuficiencia en semiconductores y promoviendo su propio ecosistema de IA, lo que afectaría el comercio internacional y generaría incertidumbre en empresas con exposición a ambos mercados y consolidaría aún más la disputa entre los dos grandes bloques: uno dominado por Occidente y el otro dominado por China y sus aliados estratégicos y comerciales. La competencia por el liderazgo en inteligencia artificial también podría traducirse en una carrera por la inversión en las infraestructuras del ámbito digital, impulsando programas de incentivos estatales tanto en Washington como en Pekín para fortalecer su competitividad.
En los mercados financieros, la incertidumbre derivada de esta rivalidad podría generar episodios de alta volatilidad, especialmente en el sector tecnológico. Las empresas de semiconductores y las vinculadas al desarrollo de hardware avanzado podrían verse afectadas por las restricciones comerciales y la posibilidad de una menor demanda de sus productos. Del mismo modo, las 7 magníficas estadounidenses, que dependen también mucho del mercado chino, podrían enfrentar presiones en sus valoraciones si las restricciones y tensiones geopolíticas se intensifican.
Más allá del sector tecnológico, la rivalidad en IA podría tener efectos colaterales en sectores estratégicos como la ciberseguridad, la defensa y la energía. La inteligencia artificial es una herramienta clave en ámbitos que van desde la automatización industrial hasta la guerra cibernética, lo que convierte su control en un asunto de seguridad nacional para ambos bloques. En este contexto, es probable que los gobiernos de Estados Unidos y de los países europeos refuercen las regulaciones sobre el uso de IA en infraestructuras críticas, lo que podría impactar en el desarrollo y la adopción de nuevas tecnologías en estos sectores.
A lo largo de este año, los mercados seguirán de cerca la evolución de la aparición de esta nueva competencia, de su validez y certeza de los datos y avances que aportan, con especial atención a posibles nuevas restricciones comerciales, regulaciones en el acceso a la IA y movimientos estratégicos de las grandes tecnológicas en ambos bloques. La lucha por la supremacía en inteligencia artificial no solo redefinirá la industria tecnológica, sino que también podría reconfigurar el equilibrio económico y geopolítico mundial en los próximos años.