Desde enero de 2025, el dólar estadounidense ha mostrado una apreciación frente al euro, al calor de los últimos anuncios de Donald Trump. Sin embargo, esta tendencia alcista proviene desde finales de septiembre de 2024, impulsada por mayores rendimientos de los bonos estadounidenses, un crecimiento económico sólido y un mercado bursátil robusto. ¿Qué factores marcarán el mercado de divisas este año?
Partiendo del balance que hacen desde Ebury, este excelente comportamiento del dólar en 2024 estuvo favorecido por lo que ha sido otro ejercicio de excepcionalismo económico estadounidense, particularmente en la segunda mitad del año. “Las expectativas de que una segunda administración Trump llevaría a una subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal, y a un crecimiento mundial más débil, impulsaron al dólar hasta el primer puesto del ránking de rentabilidad de las divisas del G10 en 2024”, señalan.
Aparte del dólar, la libra esterlina fue la otra divisa que obtuvo mejores resultados el año pasado, impulsada por los sorprendentemente sólidos datos económicos del Reino Unido, la postura agresiva del Banco de Inglaterra y la suposición de que el Gobierno laborista favorecería el estrechamiento de los lazos entre el Reino Unido y la UE. Mientras que, en 2024, el euro cotizó algo por detrás en un entorno de persistentes temores sobre el estado de la economía del bloque común y los agresivos recortes del BCE. “De hecho, la mayoría de las divisas europeas obtuvieron peores resultados que sus pares el año pasado, pues los inversores se apresuraron a valorar el aumento de los aranceles bajo Trump 2.0”, matiza Ebury en su informe de perspectivas.
Entre las divisas de los mercados emergentes la historia fue similar, ya que la mayoría terminaron el año a la baja frente al dólar. Según explican desde Ebury, esta caída estuvo encabezada por América Latina (que fue la región con mejor comportamiento en 2023), ya que el real brasileño (-21,4%) y el peso mexicano (-18,5%), en particular, se vieron afectados por los problemas fiscales nacionales y la ansiedad arancelaria, respectivamente.
“En el otro extremo de la balanza, la mayoría de las divisas asiáticas se mantuvieron firmes frente al billete verde, a pesar de un rendimiento inferior hacia finales de año en medio del nerviosismo del mercado en torno al impacto de los impuestos a la importación de Trump en la economía china. El rand sudafricano (-3,0 %) fue una de las divisas que mejor se comportó, impulsado por el alivio de la crisis energética y las preocupaciones políticas”, indican desde Ebury.
Un 2025 de incertidumbre
Desde Ebury advierten que, visto los últimos acontecimientos, los inversores tendrán que lidiar con mucha incertidumbre a medida que nos adentremos en 2025. En primer plano consideran que estarán las políticas de la segunda administración de Trump, en particular sus planes arancelarios. “El crecimiento mundial debería estar respaldado por una disminución continua de las tasas de inflación y una política monetaria más flexible, aunque vemos una desaceleración modesta de la actividad en el futuro, con mayores restricciones comerciales que afectarán la expansión, particularmente en Europa y China”, indica la firma en su informe.
También señalan que los tipos de interés de los bancos centrales deberían seguir disminuyendo a nivel mundial, ya que las tasas de inflación tienden a alcanzar los niveles objetivo (aunque a un ritmo más lento). “Sin embargo, persisten los riesgos para los precios al consumidor, y las autoridades serán cautelosas a la hora de recortar las tasas de manera demasiado agresiva, sobre todo en Estados Unidos y Reino Unido, donde las políticas gubernamentales pro-inflacionarias y unos mercados laborales sólidos sugieren razones para la cautela”, matizan.
Podría decirse que una de las principales conclusiones a las que han llegado los mercados en los últimos doce meses es que es casi seguro que los tipos de interés finales se sitúen por encima de lo previsto a principios de 2024.
¿Qué impulsará la volatilidad?
Teniendo este contexto en cuenta, desde Ebury identifican que uno de los principales factores que causarán volatilidad son las políticas de Trump. “Aunque tenemos algo más claras sus políticas fiscales, el impacto de sus planes arancelarios en la economía mundial es una incertidumbre mucho mayor. La imposición de aranceles generales a todas las importaciones sería el peor escenario posible para el crecimiento mundial, y el más alcista para el dólar, aunque esta no es nuestra línea de base”, señalan.
En segundo lugar, su informe advierte de que con la inflación en descenso en la mayoría de los países desarrollados, aunque todavía por encima de los objetivos, los ciclos de relajación iniciados el año pasado continuarán en 2025, y no será cuestión de “si” bajan los tipos, sino de cuánto.
Un aspecto relevante es que no esperan una desaceleración significativa y consideran que la economía estadounidense volverá a tener un desempeño superior al de sus principales pares, y los mercados ven muy poco riesgo de un aterrizaje brusco. “Los recortes de impuestos de Trump podrían impulsar el gasto corporativo una vez que sean aprobados por el Congreso, aunque tal vez tengamos que esperar al menos hasta fines de 2025 para ver algún impacto tangible, mientras que su toque más suave sobre la regulación también debería ser positivo. Pero la principal incertidumbre rodea los detalles de las propuestas arancelarias de Trump”, insisten.
Llama la atención que Ebury se muestra poco optimista sobre las perspectivas para las monedas de los mercados emergentes. “Hemos rebajado nuestras previsiones para estos mercados en la mayoría de los casos desde las elecciones en EE.UU. Es probable que el aumento de las restricciones comerciales sea negativo para el crecimiento mundial, en particular entre los países en desarrollo que dependen más de la demanda externa que las principales economías. Consideramos que las monedas asiáticas que seguimos son las más expuestas a nuevas caídas, en particular aquellas más expuestas a la demanda china (THB, KRW y MYR), que parecen ser las más afectadas por las políticas comerciales de Trump”, indica su informe.
Además, esperan que la mayoría de las monedas latinoamericanas continúen su trayectoria descendente. “En respuesta a las amenazas arancelarias, una perspectiva fiscal desafiante y una reversión del carry trade, han tenido un desempeño inferior en 2024. Aunque la región está relativamente protegida de los impuestos a las exportaciones debido a los limitados vínculos comerciales con EE.UU., los fuertes vínculos con China y la demanda global crear un efecto negativo indirecto. Es probable que las tasas de interés más bajas, el crecimiento lento y los crecientes déficits fiscales reduzcan aún más el interés de los inversores en la región”, concluyen.