Tras una semana trepidante a golpe de declaraciones por parte de Donald Trump, los mercados y los inversores han demostrado que pueden tolerar la volatilidad que sus palabras generan. “A lo largo de la semana, el mercado se ha quedado más con lo bueno que con lo malo, es decir, en todos los casos parece que las partes se han dado plazo para negociar –los nuevos aranceles chinos se podrán en vigencia el 10 de febrero– y por ello las bolsas retomaban la senda alcista del martes. Asimismo, los temores inflacionistas se mantienen controlados, lo que ha consolidado el avance de la renta fija, especialmente la de mayor duración”, apuntaban los analistas de Banca March.
Para Yves Bonzon, CIO de Julius Baer, el mercado de valores de Estados Unidos ya no teme a los aranceles potenciales, que no son más que una herramienta de negociación para obtener los beneficios que el presidente Donald Trump quiere extraer de los gobiernos involucrados. “Ahora sabemos que el presidente ve el mercado de valores como uno de los mejores indicadores del éxito de sus políticas. No puede ignorar las consecuencias de un aumento de aranceles de esa magnitud entre los socios del Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá. Si a eso le sumamos el comercio con México y China, que actualmente enfrenta aranceles del 10%, estamos hablando de que casi la mitad de las importaciones estadounidenses están sujetas a estos nuevos gravámenes”, explica Bonzon.
Esta reflexión da sentido a las palabras de Samy Chaar, economista jefe y CIO Suiza de Lombard Odier, y Luca Bindelli, jefe de estrategia de inversión de la firma: “La Casa Blanca de Trump está desafiando profundamente el orden mundial posterior a 1945, pero por ahora, las iniciativas políticas están mayormente alineadas con la retórica de campaña, y como resultado, no cambian nuestras expectativas base para la economía y los mercados de EE.UU.”.
Desde la firma de servicios financieros EDM, coinciden en que, en este entorno macroeconómico y político incierto, los inversores en renta variable se han mostrado optimistas, impulsando las cotizaciones (S&P500 +4,0%; MSCI World +3,6%). “Las subidas empiezan, sin embargo, a estar algo más diversificadas que en 2024, que se caracterizó por una fuerte concentración de los retornos, generalmente denominados tecnológicos. Los mercados de deuda registran subidas en el rendimiento debido a las mayores expectativas de inflación a medio y largo plazo, motivadas por un ajuste negativo en los precios. No hay duda de que el nerviosismo sobre el creciente endeudamiento en EE.UU. está en el origen de esa mayor exigencia de rentabilidad”, señalan EDM en su último informe.
Visión sobre los activos
En opinión MFS IM, los mercados de renta variable a nivel global aún no han descontado riesgos significativos a la baja. La gestora argumenta que, en general, la implementación de aranceles, tal y como se prevé actualmente, se espera que tenga un impacto negativo para las acciones, reflejando principalmente preocupaciones sobre una combinación de un crecimiento mundial más lento y tipos de interés más altos, “como muestra la acción del precio (price action) o la evolución de las cotizaciones inmediatamente después del anuncio de EE.UU.”. Eso sí, MFS IM señala que, al evaluar implicaciones más amplias para el mercado, es importante diferenciar entre una empresa y otra, en función de su exposición a las exportaciones.
En cambio, en el caso de los mercados de renta fija, la gestora considera que el riesgo de una guerra comercial ya había sido completamente descontado por los mercados globales de renta fija. “Uno de los canales de transmisión más pronunciados ha sido el de los mercados de divisas, con el dólar canadiense y el peso mexicano sufriendo fuertes pérdidas frente al dólar estadounidense. Ambos se han recuperado desde entonces como resultado de las negociaciones que han provocado el retraso en la implementación de los aranceles”, reconoce.
En cuanto a las implicaciones específicas para la renta fija, comenzando por EE. UU., MFS IM considera que este último acontecimiento probablemente reducirá aún más la capacidad de la Reserva Federal para relajar su política en el futuro, dado el posible efecto de un ajuste puntual (one-off adjustment) en los precios internos estadounidenses. “Como resultado, es probable que los tipos iniciales suban, lo que desencadenará cierto aplanamiento de la curva”, indican.
Para Connor Fitzgerald, gestor de carteras de renta fija en Wellington Management, y Schuyler Reece, gestor de carteras de renta fija en Wellington Management, en esos momentos, los participantes del mercado tienden a acudir en masa a los activos refugio y la demanda de bonos del Tesoro estadounidense tiende a dispararse. “Creemos que el momento de considerar los bonos del Tesoro es adelantarse a la llegada de la volatilidad. Si las carteras de renta fija ya contienen bonos del Tesoro estadounidense cuando se producen acontecimientos negativos en el mercado, los inversores pueden rotar dinámicamente sus asignaciones y adelantarse a la huida del crédito hacia los bonos del Tesoro y realizar transacciones a niveles potencialmente más atractivos en ambos lados de la operación”, defienden ambos gestores.
Por su parte Chaar añade: ““Esperamos que los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años se establezcan en torno al 4.5% durante los próximos 12 meses, lo que sugiere una presión limitada sobre las valoraciones de las acciones. Mantenemos nuestra preferencia por los bonos corporativos, que deberían ofrecer rendimientos más altos que los bonos del gobierno para vencimientos comparables. De hecho, los bonos corporativos de EE.UU. aún deberían beneficiarse de una probable agenda pro-crecimiento en EE. UU. (a través de la desregulación y los recortes de impuestos) y spreads relativamente estables, mientras que los bonos del gobierno podrían seguir enfrentando desafíos por el aumento de los déficits presupuestarios y las necesidades de refinanciamiento, lo que generaría más volatilidad en los rendimientos”
Carteras reflexibles
Desde el punto de vista de la gestión de carteras, el episodio actual subraya la importancia de permanecer flexibles y mantener la cabeza fría ante la volatilidad, ya que estos capítulos suelen venir acompañados de mucho ruido y titulares de idas y venidas. “Aunque permanecemos atentos al flujo de noticias, no creemos que los movimientos actuales hayan abierto ninguna oportunidad para realizar cambios materiales en nuestra actual asignación de activos”, afirma Felipe Villarroel, gestor de TwentyFour AM (Boutique de Vontobel).
En cuanto a las consecuencias a más largo plazo, considera que es demasiado pronto para evaluar cómo cambiará el equilibrio de poder como resultado de la administración del presidente Trump. “Dicho esto, creemos que el excepcionalismo de EE.UU. y su estatus duradero como activo refugio y receptor de flujos extranjeros se derivan en parte de la previsibilidad de la política. Hoy en día, la opinión del mercado sobre esto ciertamente no ha cambiado, pero podría haber un punto en el que los inversores comiencen a sentirse más inquietos. Estas características son también elementos de entrada para las agencias de calificación y tienen cierto peso en la evaluación continua de la calificación AAA de un país. Dudamos que las agencias de calificación reaccionen a la salva inicial de Trump, sin embargo, si los aranceles se hubieran mantenido, las hipótesis de crecimiento del PIB también habrían cambiado, lo que podría haber provocado una revisión”, concluye Villarroel.