Estos son algunos de los comportamientos que todos los inversores deben tener en cuenta pero, especialmente, aquellos que se inician en el mundo de la inversión.
Debes formarte e informarte adecuadamente, y no invertir en activos que no comprendes
Es necesaria la adquisición de unos mínimos conocimientos financieros que permitan entender los productos en los que se invierten, sus riesgos y oportunidades, y como les puede afectar el contexto y el entorno macroeconómico, así como que sirvan para pasar los correspondientes test de idoneidad y de conveniencia en el caso de productos de inversión colectiva.
Invierte en tu formación financiera para sacar mayor partido de tus inversiones. Si conoces cómo se mueven los mercados de valores y las posibles razones de sus fluctuaciones, te ayudará a no tomar decisiones precipitadas y tu inversión será más eficaz.
Es conveniente mantenerse informado del contexto en el que se invierte, con expertos, medios y/o páginas web especializadas.
Siempre invertir con un horizonte temporal de largo plazo
Si bien también ahorramos para objetivos financieros a corto y medio plazo, por ejemplo, adquirir o reformar una vivienda, es en el largo plazo donde podemos obtener el máximo rendimiento a la inversión de nuestros ahorros.
La renta variable tiene una volatilidad más elevada, y puede registrar variaciones interanuales negativas en momentos determinados. Soportar la volatilidad del corto plazo, ofrece a cambio mayores retornos futuros, significativamente mayores que la inflación, por eso es un activo que se puede considerar solo para inversiones a largo plazo.
Invierte solo el dinero que no vas a necesitar a corto plazo
Antes de invertir tu dinero debes reservar cierta liquidez por si surge algún imprevisto o emergencia: se suele recomendar entre 3 y 6 mensualidades del salario neto.
Es importante ser prudente pero no dominado por la aversión a las pérdidas
Si haces inversión directa en activos (ej., acciones, bonos, etc.) y tu estrategia con ciertos valores no ha funcionado, es mejor que asumas esas pérdidas, y no caigas en mayores minusvalías o renuncies a nuevas oportunidades esperando a que esos valores suban. No caigas en el sesgo de la aversión a las perdidas.
Diversifica tu cartera de inversión: no pongas todos los huevos en una cesta
Tener un exceso de concentración de tu patrimonio ahorrado en un mismo o varios activos de inversión, o en activos correlacionados entre ellos eleva, el riesgo. Tu cartera de inversión debería estar ampliamente diversificada de acuerdo a los objetivos financieros de corto, medio y largo plazo que tengas, además de ajustarse a tu perfil personal de riesgo.
Distribuye la inversión de tu ahorro entre distintos tipos de activos, con valor no correlacionado entre sí. Si inviertes en fondos de inversión, diversifica entre fondos con diferentes estrategias de inversión. Cuando unas inversiones tengan minusvalías, otras podrán lograr rendimientos positivos, reduciendo el impacto de las primeras en nuestra cartera de inversión.
No sigas al rebaño como una oveja más
Dejarse llevar y vender los activos en cartera en situaciones de pánico colectivo, por ejemplo, en situaciones de crisis o correcciones. Las correcciones de los mercados pueden ser oportunidades para nuevas compras de activos.
Los consejos de amigos o familiares para invertir tómalos solo sin son expertos
Este error nos pasa en distintos ámbitos de nuestra vida: para medicarnos, alimentación, hacer ejercicio, cambiar de trabajo… Se debe estar a las recomendaciones de auténticos expertos, como asesores financieros o bien sociedades de inversión que gestionen tu ahorro a través de fondos de inversión.
Debes tener en cuenta los otros “costes asociados a la inversión”: impuestos, inflación y gastos de gestión
El establecimiento de un objetivo de rentabilidad se debe referenciar al rendimiento neto después de impuestos que podrías tener (no al bruto), considerando la rentabilidad financiero-fiscal. Cada vez que se reembolsan inversiones se deben pagar impuestos. Es conveniente invertir siguiendo criterios de optimización fiscal.
Para determinar la rentabilidad neta de tus inversiones, ten en cuenta qué retenciones tienen los rendimientos obtenidos, en qué momento se ha de tributar por esos rendimientos y cuáles son sus retenciones, el tratamiento de las ganancias o pérdidas patrimoniales, y si hay incentivos fiscales a determinadas formas de inversión.
La inflación es también clave para cuantificar tus ganancias con una inversión. Los rendimientos reales que se deben considerar son aquellos obtenidos una vez descontado el efecto de la inflación.
Debes tener en cuenta todos los gastos asociados a la inversión y al producto de inversión: la comisión de gestión (normalmente sobre saldo acumulado), así como la comisión de custodia. A veces se pagarán también comisiones de suscripción, contratación y/o distribución.