Las finanzas sostenibles han evolucionado considerablemente durante los últimos años. De cara al futuro, Amundi sostiene que hay diversos aspectos claves que marcarán el camino. La normalización de la inversión responsable, el cambio y la aceleración de la transición energética, el aumento de la demanda de productos financieros de impacto en el mundo real, y la necesidad de alineación internacional para la regulación son algunos de esos ámbitos que la gestora considera fundamentales.
Para Elodie Laugel, directora de Inversión Responsable de Amundi, los próximos años son críticos para una transición sostenible e inclusiva hacia una economía baja en carbono. En su opinión, es relevante que la inversión en tecnologías de energías limpias está superando con creces el gasto en combustibles fósiles: por cada dólar que se destina hoy a los combustibles fósiles, se invierten casi dos dólares en energías limpias, y se espera que este impulso continúe. «El desarrollo de tecnologías limpias es ahora una cuestión de competitividad y soberanía, que exige una actuación audaz y coordinada de todas las partes interesadas para evitar los elevados costes de una transición fallida. En este panorama cambiante, el mercado de la inversión responsable se estabilizó en 2024, mostrando su madurez en medio de un mayor escrutinio normativo. A medida que avanzamos hacia 2025, priorizar las estrategias impulsadas por el impacto en el mundo real será clave para aprovechar las oportunidades de transición para los inversores», sostiene Laugel.
Áreas clave en 2025
- El momentum cambia hacia las inversiones en energías limpias: las energías limpias aportaron 320.000 millones de dólares a la economía global en 2023, superando a las inversiones en combustibles fósiles en una proporción cercana a 2:1. Esperamos que esta proporción siga aumentando, impulsada por la creciente brecha competitiva.
- Los cambios geopolíticos influirán en la transición energética: los paquetes de medidas políticas seguirán impulsando las inversiones en tecnologías limpias, con la necesidad de superar las barreras que aún impiden el desarrollo de energías limpias en las economías desarrolladas, al tiempo que se allana el camino para aumentar las inversiones en los países emergentes y en desarrollo.
- Los riesgos físicos se están materializando: los efectos del cambio climático seguirán intensificándose, impactando en las cadenas de valor de las empresas, sin dejar más opciones que tomar medidas. La interrelación de las crisis medioambientales y sociales -a través del nexo clima-biodiversidad-salud-alimentación-agua- está poniendo en riesgo muchos modelos de negocio.
- Un interés continuo por las inversiones responsables: el apetito seguirá siendo fuerte a pesar de los desafíos políticos, con el 54% de los inversores indicando que es probable que aumenten su asignación a la inversión responsable en sus carteras.
- Todas las miradas puestas en los productos «orientados a resultados»: el impulso de impactos tangibles en el mundo real alimentará la demanda de soluciones financieras innovadoras en 2025, incluidos los bonos verdes, los swaps de deuda por naturaleza (nature-debt swaps) y diversas inversiones de impacto.
- La caja de herramientas de la sostenibilidad crece: se espera que las nuevas métricas centradas en la biodiversidad, los factores sociales y los indicadores del mundo real refuercen los marcos de sostenibilidad y mejoren las evaluaciones de gestión de riesgos, incluidas las pruebas de resistencia climática.
- Necesidad de enfoques centrados en el cliente: tener más en cuenta la heterogeneidad y las necesidades variables de los inversores, así como la realidad práctica de la distribución de productos financieros, será crucial para dar realmente a los inversores la posibilidad de expresar sus preferencias en materia de sostenibilidad.
- Racionalización de los marcos normativos: la racionalización de las normativas complejas será esencial para mejorar la comprensión y la accesibilidad de los inversores en finanzas sostenibles, fomentando en última instancia una mayor accesibilidad a los productos de Inversión Responsable.
- Abordar las divergencias normativas: en un contexto de creciente fragmentación normativa, esperamos que se preste mayor atención a la armonización y la interoperabilidad internacionales, con vistas a facilitar el cumplimiento de la normativa por parte de las empresas y las instituciones financieras.