Llegamos a las últimas semanas de 2024 con un S&P 500 que cerró noviembre con su mayor ganancia del año, con los mercados inmersos en un nuevo ciclo de tipos de interés, con los bancos centrales llegando a la tasa de inflación objetivo y con fuertes expectativas de un crecimiento sostenible, aunque en algunas regiones ralentizado, para las principales economía. Con este marco de fondo, las bancas privadas más relevantes de la industria comparten la visión y los temas de inversión van a priorizar de cara a 2025.
Unas ideas de inversión que van muy pegadas a sus perspectivas macro. Por ejemplo, la idea central con la que trabajan los expertos de UBP de cara a 2025 es “resiliencia fragmentada”. Con ella, se refieren a que, debajo de los sólidos datos de crecimiento que anticipan para el año que viene – calculan un 3,2% del PIB global- veremos fuertes divergencias por regiones – estiman un crecimiento del 1,7% para los países desarrollados y un 4% para el bloque emergente-, y entre los países de esas regiones, especialmente en lo que atañe a Europa.
Así, al poner el microscopio sobre las distintas naciones, desde UBP anticipan que uno de los países que presentará una tasa más fuerte de crecimiento será India, con un 6,5%, anticipan un 4,7% para China (contando con que se apliquen las medidas de estímulo anunciadas por sus autoridades) y un crecimiento entre el 2% y el 2,5% para Estados Unidos. En el otro lado de la balanza, ponen a Japón con un 0,8% y a la eurozona con un 1%. Dentro de la eurozona, la previsión de la firma es que sean los países del arco mediterráneo (España, Italia, Grecia, Portugal) los que tiren del crecimiento, frente a la debilidad de Francia y Alemania.
En lo que respecta a EE.UU., Patrice Gautry, economista jefe de UBP, explica que el gran reto que tendrá que afrontar Donald Trump será aplicar medidas que aceleren el crecimiento, pero sin matarlo con una nueva ola inflacionaria. Según sus cálculos, si Trump vuelve a rebajar el impuesto de sociedades, recorta más impuestos y rescata algunas medidas más que ya se aplicaron en su primer mandato podría impulsar el crecimiento por encima de su potencial, del 2%, y podría incluso alcanzar hasta el 3% a dos años vista si logra estimular el consumo y el empleo.
Visión e ideas de inversión
Centrándonos en las ideas de inversión, las propuestas de las bancas privadas son muy diversas. Julien Lafargue, Chief Market Strategist de Barclays Private Bank, apunta que ya sea una ampliación del repunte en los mercados de renta variable o estrategias de carry y valor relativo en los mercados de renta fija, es probable que la mayor parte de la acción en 2025 ocurra en sectores o empresas específicas, más que a nivel de índices.
“Los inversores deberán mantenerse ágiles, ampliar su universo de inversión y adoptar la diversificación. Respecto a la inteligencia artificial (IA), los próximos meses serán cruciales para cumplir con las expectativas generadas y evaluar su impacto en los resultados de las empresas. En un ciclo típico de tecnologías emergentes como este, el pico de expectativas infladas suele ir seguido de un valle de desilusión. Para evitarlo, las empresas deberán mostrar señales claras de que la IA está cumpliendo con sus promesas. Aquellas que no lo hagan sufrirán las consecuencias”, apunta Lafargue.
Otra idea es la que aportan Christian Gattiker, Head of Research de Julius Baer, y Mathieu Racheter, Head of Equity Strategy Research de Julius Baer. En su opinión, 2025 favorece un enfoque de inversión constructivo. “Con un escenario de crecimiento en EE.UU. y una inflación que seguirá siendo elevada, el entorno económico debería ofrecer oportunidades, aunque con una mayor volatilidad. Un enfoque diversificado en renta fija favorece los bonos corporativos frente a los soberanos y cierta exposición a los bonos de alto rendimiento estadounidenses”.
Además, añaden que dado que el dólar se mantiene estable y los rendimientos del efectivo disminuyen, es prudente desplegar la liquidez de forma más activa. En renta variable, los inversores deberían seguir apostando por EE.UU., pero continuar rotando hacia sectores cíclicos, como el industrial y el financiero, o buscar en el espacio de mediana capitalización. “China ofrece una oportunidad táctica, mientras que los inversores a largo plazo prefieren la India, que ofrece la mejor historia de crecimiento secular. Los activos como el oro y el bitcoin deberían seguir prosperando y ofreciendo ventajas de diversificación”, matizan desde Julius Baer.
En esta misma línea, desde BNP Paribas Wealth Management ven oportunidades en cambiar de efectivo a otros activos, incluidos los bonos, para beneficiarse del carry, y buscar beneficiarse de una curva de tipos más pronunciada, por ejemplo, invirtiendo en acciones del sector bancario. Además, añaden cuatro ideas más: sectores industriales porque la actividad industrial se recuperará con tasas más bajas; empresas de pequeña y mediana capitalización para beneficiarse en un recorte de tipos y de un escenario de aterrizaje suave; el oro, que se beneficiará de la caída de los tipos del banco central; y clases de activos apalancados: bienes inmuebles, capital privado, infraestructura/ utilities, energía limpia.
Por último, Lombard Odier pone el foco en los activos alternativos, un imprescindible para las carteras de los inversores. Según recuerdan, las inversiones alternativas líquidas y privadas tienen un papel más importante que desempeñar en las carteras multiactivos. Por ello apuntan tres apuestas claras: el sector inmobiliario como alternativa de renta en mercados con bajo rendimiento; los hedge funds y los activos privados para ampliar el universo de inversión; y el oro como activo seguro para aportar valor a la cartera.
“En activos privados, vemos el capital riesgo como una herramienta para ampliar el conjunto de oportunidades de inversión en las carteras. Las empresas más innovadoras han tendido a permanecer privadas durante más tiempo en los últimos años y los rendimientos de la inversión son más elevados durante este periodo. Estas oportunidades también proporcionan diversificación a las carteras, ya que el número de empresas cotizadas ha disminuido en muchos mercados”, matizan desde Lombard Odier sobre los activos alternativos.