A la vista de lo que está pasando en el mundo -algunos pensamos que la humanidad entera está desorientada-, Michel Houellebecq lo tiene claro desde que publicó su primera novela, en 1994. El escritor francés aborda en su obra la cancelación del individuo ante una sociedad que le supera, que no entiende. Xenofobia, ciberterrorismo, migración, crisis espiritual, populismo, abandono de nuestros mayores, pufff… ¿es esta una novela para inspirar un menú navideño? Creo que sí, porque no podemos cerrar los ojos a lo que nos rodea y, en ‘Aniquilación’, Michel Houllebecq toca todos estos palos, a los que suma la enfermedad terminal, pero a su manera consigue redimir a los personajes a través del retorno por Navidad a la casa familiar de campo de la infancia, situada en el la región del Beaujolais. Como en toda novela francesa que se precie, la gastronomía es un protagonista más de la historia.
Dime lo que comes y te diré quién eres: guía gastronómica de los personajes de ‘Aniquilación’
Paul Raison, el personaje principal, no cocina, pero es un gourmand. Compra platos preparados rimbombantes en Monoprix Gourmet, como un tajine de ave elaborado con pollos de corral con pasaporte de la Comunidad Europea, porque… dios le libre de comer pollos brasileños o de cualquier otra procedencia que considere dudosa.
Alto funcionario del ministerio de Finanzas, almuerza a diario con el ministro platos ligeros de pescado ahumado, y por las noches en casa cena exquisitos quesos y rebanadas de pâté en croûte. De hecho, este preparado tradicional francés que consiste en un paté de campaña envuelto en hojaldre es un recurso favorito de todos los personajes cuando han tenido un mal día, generalmente acompañado de un gran vino.
Prudence, esposa de Paul, sí cocina, pero solo comida vegana, totalmente incompatible con los gustos de su marido. Soja, quinoa, bulgur y otros alimentos extraños comienzan a poblar la nevera conyugal arrinconando la charcutería del marido. Es el principio del fin para la vida de pareja, que cuando arranca la novela está en un punto muerto. Las circunstancias propiciarán el acercamiento, que simbólicamente se reactiva la noche en que Prudence compra para Paul dos rebanadas de pâté en croûte.
Bruno, el ministro de Finanzas, tiene una vida triste y solo come pizza. Eso, hasta que conoce a la coach personal que le llevará al triunfo electoral y que no sólo le ayuda con la dicción y el cambio de imagen, sino que le obliga a comer pescado rico en omega 3 y verduras saludables. El ministro explica que el camino para conseguir la paz social con los sindicatos pasa por invitarles a comer periódicamente menús consistentes en “liebre a la real, palomas torcaces confitadas y grandes caldos”; al fin y al cabo, a todo el mundo le gusta comer bien.
Aurélien Raison, el hermano pequeño de Paul, es restaurador de obras de arte como la madre fallecida. Aurélien vive un matrimonio extremadamente desgraciado y solo come sándwiches, wraps y golosinas que saca de máquinas expendedoras. Le pasan cosa terribles en el plano personal y la tristeza de su menú diario es un puro reflejo de la tristeza de su vida. Aurélien es el personaje más houellebecquiano de esta novela. No hay esperanza para él.
Cécile Raison, la hermana de Paul y Aurélien, es el pegamento de la familia. Tiene los pies en la tierra, es una católica convencida y trae confort y sentido común al clan de los Raison en un momento muy difícil. Cécile cocina de muerte y a la vista de que su marido ha perdido toda esperanza de volver a encontrar trabajo, decide abrir un negocio de catering para ricos. Sus comidas caseras en la casa de campo del Beaujolais son momentos inspiracionales y familiares que invitan a la esperanza.
Hervé, el marido de Cécile, se autodenomina “notario en paro”. Es de ultraderechas y tiene relación con grupos nacionalistas que abogan por la descentralización regional, el antiamericanismo y el antiislamismo. Hervé es un gran consumidor de borgoñas y burdeos, de licores con denominación de origen como el armagnac o el calvados, y de productos regionales como la salchicha cruda con pistachos de Lyon. Sus gustos gastronómicos representan a la Francia de provincias. Su posicionamiento político no está muy alejando del del mismo Houellebecq.
La cena de Nochebuena como símbolo del poder redentor de la familia
El día 24 de diciembre Paul Raison viaja en tren de alta velocidad de París a Mâcon para reunirse con su hermana Cécile, su cuñado Hervé, y con Madelaine, la novia de su padre -que sigue en el hospital-. Van a pasar juntos la semana de Navidad en la casona de campo de la familia en St. Joseph-en-Beaujolais a la espera de que se obre el milagro, y el padre despierte del coma producido por el infarto cerebral. El hermano pequeño, que es un cenizo, se unirá a ellos con su mujer y su hijo unos días más tarde. Esta cena es el preludio de una semana en la que los hermanos, y especialmente Paul, se replantean la vida. La familia va a tomar el papel principal de sus vidas, y gracias a la familia casi todos, a su manera, saldrán adelante.
Para la cena de Nochebuena Cécile prepara medallones de bogavante, estofado de jabalí y tarta de manzana. Paul comenta: “Todo era delicioso, tenía un talento increíble (…) ¿cómo había aprendido a hacer todo aquello?”. Antes de la cena Paul había tomado un whisky escocés. Para terminar, Hervé y Paul brindaron con Grand Marnier. Algo quedaba claro: iban a llegar un poco borrachos a la misa del gallo, no tenía por qué ser algo malo.
Ni el bogavante ni el jabalí son fáciles de encontrar en los supermercados urbanos del siglo XXI, menos aún fuera de Europa. Mi reinterpretación de este menú hace algunas sustituciones pero la esencia permanece intacta: mucho amor familiar para elaborar una cena casera cocinada a fuego lento.
Trama de ‘Aniquilación’: la Comedia Humana de Balzac en el siglo XXI
La trama ocurre en el futuro cercano, en Francia en un año de elecciones. Paul, el personaje principal de la historia, es el hombre de confianza del ministro de Finanzas -inspirado en Bruno Le Maire, que ha ocupado en la vida real este puesto en el gobierno de Macron hasta septiembre de este año-. Prudence, su esposa, es una vegana recalcitrante, pero a la francesa.
Europa se ve amenazada por una ola de ciberterrorismo liderada por un grupo anarco-primitivista que esencialmente quiere llevar a la humanidad de regreso al paleolítico medio. En medio de este panorama, el padre de Paul, espía retirado, sufre un infarto cerebral que le deja paralizado. Este episodio reúne a Paul con sus hermanos, el deprimido Aurélien y la terrenal Cécile, en la casa familiar de campo durante la semana de Navidad de 2026. Desde allí la historia se desdobla con un retrato de la sociedad, la familia y la política francesa del siglo XXI, igual que Honoré de Balzac hacía con su Comedia Humana del siglo XIX.
Cangrejo en ensalada con naranjas y pan de gambas chino
Ingredientes para 6 personas:
- 500 gramos de buena carne de cangrejo (nada de sucedáneos)
- 3 naranjas
- 6 puñados de rúcula lavada y seca
- 1 cebolla morada
- 3 cucharadas soperas de cebollino picado
- 3 cucharadas soperas de perejil picado
- 4 cucharadas soperas de aceite de oliva
- Sal y pimienta
- 12 galletas de pan de gambas chino para acompañar (comprar en un mercado especializado chino o en un restaurante chino)
La carne de cangrejo (o de bogavante) puede venir de dos animales grandes cocidos a los que les sacamos la carne una vez fríos, o bien comprar cangrejo al natural en lata de una buena conservera. Trocear y reservar. Pelar la cebolla, picarla y ponerla en agua fría 15 minutos para que no pique. Escurrir y reservar. Pelar las naranjas sin que quede nada de blanco, cortar cada gajo en dos y sacar todas las pepitas que puedan tener.
Presentar cada plato con un puñado de rúcula de fondo sobre el que se reparten los trozos de cangrejo y los gajos de naranja. Se esparce media cucharada de perejil y media de cebollino en cada plato, se sazona con sal y pimienta recién molida y se rocía con un buen chorro de aceite de oliva. Cada plato se acompaña de dos galletas de pan de gambas chino.
Los platos de ensalada se pueden montar y guardar en la nevera unas horas antes de la cena, y justo al ir a servir rociamos el aceite de oliva y acompañamos con las galletas. Para quien le guste el pomelo queda muy bien en esta ensalada, en lugar de la naranja, pero hay que pelar totalmente los gajos, uno a uno.
Carrilleras de cerdo estofadas con patatas de guarnición
Ingredientes para 6 personas:
Para las carrilleras estofadas:
- 1 kg de carrilleras de cerdo ibérico (si no se encuentran carrilleras, aunque ahora se exportan congeladas desde España a todo el mundo, optar por paletilla de cerdo cortada en trozos más bien grandes)
- 4 cebollas peladas
- 6 zanahorias peladas
- 2 puerros
- 2 botellas de buen vino tinto (un rioja crianza, por ejemplo)
- Sal y pimienta
- Aceite de oliva
Limpiar de telillas y grasa las carrilleras, para que al estofarse no se contraigan. Salar, pimentar y marcar en una sartén con un poco de aceite por todos los lados, reservar. En la misma sartén rehogar todas las verduras limpias, peladas y picadas finas (para ahorrar tiempo, triturar las verduras unos segundos en el robot de cocina). Cuando se hayan pochado un poco (unos 10 minutos), agregar las carrilleras y el vino tinto y cubrir con agua si se necesita. Cocer a fuego lento tres horas y media (u ocho horas en la olla de cocción lenta). Sacar la cane, colar la verdura de la salsa, triturarla con el robot de cocina y añadir la verdura triturada de nuevo a la salsa. Reducir la salsa más o menos a la mitad, cociendo a fuego algo más vivo durante unos veinte minutos. Debe resultar una salsa espesa. Volver a meter las carrilleras en la salsa y dar un último calentón justo antes de servir.
Para las patatas:
- 100 gr de aceite de oliva
- 2 dientes de ajo en láminas
- 600 gr de patatas, peladas y cortadas en rodajas de unos 4mm de grueso
- 100 ml de agua
- Sal
- Un ramillete de perejil picado (4-5 cucharadas grandes)
- 1 cucharada sopera de vinagre de sidra
En una cacerola mediana, rehogar el ajo en el aceite de oliva a fuego bajo durante 2 minutos. Añadir las patatas laminadas, el agua, un par de cucharadas pequeñas de sal y el perejil picado, tapar y cocer durante 15 minutos, a fuego lento, removiendo de vez en cuando para que las patatas no se peguen. Cuando estén tiernas, quitar del fuego, añadir el vinagre y remover con cuidado.
Servir en cada plato dos carrilleras rociadas de salsa y acompañadas de las patatas como guarnición.
Lo bueno de este plato es que la carne estofada puede prepararse el día anterior. Lo malo es que las carrilleras tienen que cocer cuatro horas. Alternativamente se pueden hacer en una olla de cocción lenta.
Tarta de manzana y nueces pecanas con helado de vainilla
- 7 manzanas verdes (del tipo verde doncella o Granny Smith)
- El zumo de medio limón
- 1/2 taza (125 ml) de azúcar moreno
- 1/4 de taza (60 ml) de azúcar blanquilla
- 85 gramos de mantequilla troceada, y algo más para untar el molde
- 2 cucharadas de postre de harina de maíz o maicena
- 1+1/2 cucharadas de postre de canela molida
- 1/4 de cucharada de postre de nuez moscada rallada
- 1 cucharada de postre de sal
- 1/2 taza (125 ml) de nueces pecanas troceadas
- 1/2 taza (125 ml) de harina
- 1 base para tartas casera, o comprada si no tenemos tiempo de amasar
- Helado de vainilla
Para la base de la tarta (salen dos, solo necesitaremos la mitad, la otra se puede congelar):
- 3 tazas (750 ml) de harina
- 1 cucharada sopera de azúcar
- 1+1/2 cucharadas de postre de sal
- 225 gramos de mantequilla fría
- 1/2 taza (125 ml) de agua muy muy fría
- 1 yema de huevo
- 1 cucharada de postre de zumo de limón o vinagre
Pelar las manzanas, quitar el corazón y cortar en rodajas de 1 cm de grosor. Mezclar las rodajas de manzana en un recipiente grande con el zumo de limón, un cuarto de taza de azúcar moreno, el azúcar blanco, 30 gr de mantequilla troceada, la harina de maíz, una cucharada de postre de canela en polvo, la nuez moscada rallada y media cucharada de postre de sal. Dejar macerar una hora a temperatura ambiente.
Mientras tanto podemos hacer la base de la tarta, aunque también puede hacerse antes y tenerla en el frigorífico o incluso congelada. También podemos comprar una buena base de tarta. Si nos decidimos por la masa casera, como haría seguro Cécile, mezclamos la harina, el azúcar y la sal en un recipiente amplio. Con un rallador de agujeros gordos, rallar la mantequilla encima de esta mezcla y masajear con las puntas de los dedos hasta que la mantequilla quede incorporada a la harina como si fueran guisantes (no mezclar más). Hacer un pozo en el centro de la harina. En un cuenco pequeño mezclar el agua, la yema de huevo y el zumo de limón o el vinagre. Agregar el líquido al pozo de la harina y mezclar a mano con los dedos hasta formar una bola, amasar levemente y dividir la bola en dos. Aplastar cada bola hasta formar dos discos de una pulgada de grosor. Envolver cada disco en papel film y enfriar en el frigorífico un mínimo de 30 minutos y un máximo de dos días. Se puede congelar hasta un mes.
Volvemos al relleno. En un robot de cocina (lo ideal es un triturador de aspas) trituramos las nueces pecanas con el cuarto de taza restante de azúcar moreno hasta dejar las nueces en trozos pequeños, cuidando de que no se hagan polvo. Añadimos la media taza de harina, los 55 gramos de mantequilla restante (en trozos) y media cucharadita de sal y trituramos un poco más hasta que quede todo combinado.
Cuando vayamos a hacer la tarta, precalentamos el horno a 220ºc (425ºf) con la bandeja en de horno en la parte inferior. Sacamos el disco de la masa del frigorífico. Si ha estado más de 30 minutos enfriando hay que dejar la masa reposar unos minutos fuera del frigorífico antes de estirarla, con un rodillo sobre una superficie enharinada, empezando en el centro y estirando hacia fuera, en la dirección de los cuatro puntos cardinales, norte, sur, este y oeste. Queremos una masa redonda y fina, de unos 3 mm de grosor.
Engrasar un molde de tartas de 9 pulgadas (23 cm) de diámetro y estirar encima la base, dejando que sobresalga en el borde para que podamos enrollarlo sobre sí mismo y formar un reborde más grueso que sujete la fruta. Con un tenedor hasta podemos decorar el borde para que quede más bonito.
Es importante poner el molde de la tarta encima de una bandeja de horno forrada con papel de plata porque los jugos de la fruta tienden a rebosar dentro del horno y, si no hacemos esto, el pringue que se monta dentro del horno es un problema.
Verter la fruta dentro de la base de la tarta y cubrir de forma ligera con papel de plata untado de mantequilla para que no se pegue a la fruta. Hornear durante una hora. Pasado este tiempo, sacar la tarta del horno, quitar el papel plata y bajar la temperatura a 190ºc (375ºf). Espolvorear la mezcla de nueces por toda la superficie de la tarta y meter de nuevo al horno durante 15 minutos. Pasado este tiempo la tarta debería mostrar un aspecto dorado y delicioso. Sacar del horno y dejar enfriar totalmente antes de servir. Acompañar con helado de vainilla.