Si nos atenemos a lo que ocurrió durante el primer mandato de Donald Trump, es probable que la holgada victoria obtenida por el Partido Republicano en las elecciones estadounidenses impulse los mercados de renta variable, sobre todo en Estados Unidos. Los riesgos son que el crecimiento se acelere demasiado y dé lugar a un sobrecalentamiento de la economía, o que los grandes recortes fiscales provoquen una reacción negativa en el mercado de renta fija. Tendremos que esperar hasta que haya una mayor claridad, no solo en lo que se refiere a las propuestas políticas, sino también sobre lo que realmente puede llegar a aplicarse.
Al margen de los cambios políticos, los bancos centrales de los mercados desarrollados están recortando los tipos de interés. lo que podría impulsar tanto la renta variable, gracias a la caída de los costes de financiación a corto plazo, como la renta fija, al disminuir el componente de tipos del rendimiento de los bonos. Sin embargo, no es tan fácil anticipar cuál va a ser la reacción de los mercados, ya que el otro factor que influye en los precios de los activos, probablemente de forma más determinante, es el crecimiento económico.
En principio, los inversores deberían mostrar prudencia a la hora de anticipar una rentabilidad positiva de la renta variable en un ciclo de recortes de tipos, ya que cuatro de los cinco últimos ciclos de recortes en Estados Unidos han coincidido con una recesión. No es de extrañar que durante la fase inicial de una recesión la renta variable registrara una rentabilidad negativa, frente a las ganancias de la deuda pública. La cuestión fundamental a la hora de anticipar la rentabilidad del próximo año radica en determinar si 2025 será una excepción y la economía no entrará en recesión.
Preferencia por la renta variable estadounidense
La opinión de consenso es que Estados Unidos logrará un aterrizaje suave de su economía, es decir, que la tasa de crecimiento se ralentizará, pero se mantendrá en territorio positivo, y que la inflación subyacente irá avanzando hacia el objetivo del 2% fijado por la Reserva Federal. La economía europea ya se ha ralentizado, pero pensamos que en 2025 podría registrar un ligero repunte. El crecimiento de la economía mundial debería favorecer a los mercados de renta variable y a los beneficios empresariales, lo que se traduciría en subidas de precios en los próximos años.
En términos regionales, seguimos mostrando preferencia por Estados Unidos. El entusiasmo generado por la inteligencia artificial fue el factor que impulsó en mayor medida el aumento de los beneficios en 2024; la mayor parte de las ganancias procedió del tipo de compañías que componen el índice tecnológico NASDAQ 100, mientras que el resto del mercado registró un crecimiento solo ligeramente positivo.
Se prevé que en 2025 la distribución sea más equilibrada, aunque los beneficios de las empresas del NASDAQ sigan registrando un crecimiento superior (véase el gráfico 1).
También se prevé que la renta variable europea registre ganancias, pero en menor medida que otros mercados. La región sigue viéndose afectada por la situación geopolítica y los cambios estructurales a los que se enfrenta su mayor economía, la alemana.
La demanda de los consumidores en Europa tendría que aumentar mucho más de lo que anticipamos para impulsar los sectores relacionados con el consumo. La exportación se verá favorecida por el sólido crecimiento de la economía estadounidense, aunque los aranceles siguen siendo motivo de preocupación. Parece poco probable que, en un contexto de ralentización de su economía, China vaya a recurrir a los productos europeos en la misma medida en que lo ha hecho en el pasado.
Los resultados que se registren en China dependerán principalmente de las medidas que adopten las autoridades centrales. China sigue siendo una economía única en lo que se refiere a su dependencia de la política del gobierno para impulsar el crecimiento y, por tanto, los beneficios empresariales.
Aunque pensamos que el gobierno va a continuar aplicando medidas de estímulo, no parece que estas vayan a cambiar de manera definitiva la trayectoria de la política económica. Lo más probable es que Pekín continúe favoreciendo la inversión en sectores nuevos y en desarrollo en lugar de estimular el consumo de las familias o de rescatar a los promotores inmobiliarios.
No tenemos muy claro que estos sectores privilegiados vayan a generar un crecimiento de toda la economía al ritmo que desearían las autoridades. Sin un fuerte repunte del mercado inmobiliario, lo más probable es que la confianza de los consumidores siga siendo baja. La exportación podría ser también insuficiente, dado el aumento del proteccionismo en todo el mundo.
Sí que se prevé un crecimiento de los beneficios empresariales en China, de un 10% interanual según la estimación de consenso, aunque dicho porcentaje no es muy superior al que se espera en Europa, del 9%. Las valoraciones están en niveles reducidos en términos históricos, pero podríamos estar en un contexto permanente de descuento de los múltiplos, lo que significa que los ratios precio-beneficios no tienen por qué revertir a la media.
Renta fija: oportunidades y dudas
El riesgo para las expectativas de mercado en lo que se refiere a los tipos a corto plazo en Estados Unidos está en el potencial efecto inflacionista que podrían tener las políticas del gobierno de Trump (endurecimiento de la política de inmigración, aranceles, bajada de impuestos). Sin embargo, en este momento no sabemos qué es lo que finalmente se acabará aplicando.
El rendimiento de los títulos del Tesoro estadounidense a más largo plazo podría aumentar en un reflejo de la incertidumbre sobre las perspectivas de inflación, por no hablar del déficit presupuestario. La prórroga o la ampliación de las reducciones de impuestos solo conduciría a una mayor deterioro de las perspectivas fiscales.
Como siempre ocurre, no está claro si el mercado decidirá descontar plenamente estos riesgos, ni cuándo lo hará. Pensamos que la búsqueda de activos alternativos considerados refugio favorecerá a los precios del oro.
Se prevé que el crédito de grado de inversión ofrezca mejores resultados que la deuda pública, ya que los diferenciales de rendimiento siguen estando contenidos en un contexto de estabilidad del crecimiento económico.
Los diferenciales son reducidos tanto en Estados Unidos como en la eurozona, y tanto para la deuda de grado de inversión como para la de alto rendimiento. Son relativamente más favorables para el crédito de grado de inversión de la eurozona; pensamos que esta clase de activos ofrece la mejor rentabilidad ajustada al riesgo.
Columna de Daniel Morris, estratega jefe de mercado de BNP Paribas AM
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