En opinión de Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV, “en Europa tenemos un problema de costes en nuestros fondos de inversión”. Así lo ha afirmado durante su intervención en la jornada “Retail Investment Strategy: Un reto mayúsculo para el sector financiero”, organizada por Finreg 360, Instituto Español de Analistas y BME.
Estas reflexiones han tomado importancia al calor de la puesta en marcha de la Retail Investment Strategy por parte de la Comisión Europea y que, según Buenaventura, su desarrollo ha puesto el foco del debate principalmente en dos temas: “Por un lado, en el concepto de value for money o relación calidad/precio y por otro, en la prohibición de las retrocesiones de comisiones (inducements) fuera del ámbito del asesoramiento, derivados del proceso de comercialización de los fondos”.
Sobre el primero de estos debates, y tomando como referencia el informe publicado por ESMA hace un año sobre costes y rendimientos de los fondos europeos -con datos medios de todos los fondos de la UE, en el periodo 2018/2022-, Buenaventura ha recordado que las comisiones de los fondos europeos son superiores en media a las de los estadounidenses.
“Es cierto que en esta medida el factor escala juega en nuestra contra al tener en Europa un tamaño individual de fondos menor que los norteamericanos. Y también es cierto que como señala Efama el coste del asesoramiento pagado aparte en EE.UU. podría acabar ecualizando ambos costes totales. Pero el dato es preocupante”, ha matizado.
Además, ha añadido que la gestión activa europea carga al partícipe, en términos medios y comparando los fondos de renta variable, 1.3 puntos anuales más de comisiones que la gestión pasiva a través de EFTs. “Pero los ETFs de equity baten en media a los fondos activos de forma consistente, año tras año, en nada menos que dos puntos porcentuales netos de comisiones”, ha matizado.
Con estos datos sobre la mesa, para Buenaventura “es obvio que tenemos un problema”. Una visión que coincide totalmente con la conclusión a la que llegó la Comisión Europea cuando elaboró la propuesta de RIS. Por ello considera que dicha propuesta no fue producto de una obcecación o una obsesión de burócratas europeos, sino que fue un intento de solución, probablemente no idóneo, a un problema que puede tener importantes consecuencias sobre el atractivo de los productos financieros en la población general, en un momento en que las actuales criptomonedas y otros tipos de inversiones inútiles están de nuevo en auge.
“Si analizamos las comisiones en otros productos alternativos, como los fondos de pensiones, encontramos una concentración muy llamativa de comisiones de gestión en niveles muy próximos al máximo legal en casi todas las gestoras grandes. Es posible que el problema radique en la reducida cultura financiera del inversor medio europeo. Y ahí las instituciones que tenemos algo que ver con la educación financiera tenemos que hacer autocrítica. Es posible que un ahorrador que invierte un pico de tesorería para su jubilación no vea que, en un periodo de 20 años, una comisión de gestión del 0,5% anual, retrocedida a quien comercializó ese fondo, erosiona un XXX% del valor final de su inversión”, ha argumentado.
En su opinión, en otras regiones podemos encontrar sistemas más transparentes como, por ejemplo, en Estados Unidos, donde se utiliza un sistema dual que elige el cliente: comisión upfront o comisión anual por la comercialización, pero esta última no es para siempre. “Cuando la gestora ve que el cliente lleva pagado más que lo que habría pagado con el sistema de comisión única inicial, le pasan automáticamente a la clase limpia, sin retrocesiones. Ese sistema es mucho más presentable, a mi juicio, que el de la comisión eterna, a perpetuidad”, ha explicado.
Sobre el segundo de estos debates, el presidente de la CNMV ha comentado que se refiere a la dificultad de comparar proveedores e incluso de combinar proveedores. “En el modelo europeo de distribución de inversiones, es habitual que los inversores minoristas inviertan a través de un único intermediario (en muchos casos, su banco generalista como es en el caso de España). Pensar, tan solo, en cambiar de intermediario cuando se identifica un producto mejor, más barato o más alineado con las preferencias individuales, supone un problema operativo para el inversor de cierto calado. Para hacerlo, es necesario reproducir toda la información necesaria (KYC, AML, perfil personal, experiencia, idoneidad) en todos y cada uno de los proveedores, mantener múltiples apps, webs y contraseñas y permisos de acceso y controlar diferentes fuentes de información fiscal. Si encima a algunos les agobia que su asesor les llame periódicamente, imaginen tener tres…”, ha indicado.
Lo que se pierde en el debate
Puesto de relieve este problema de costes en europa, Buenaventura cree que el debate en torno al RIS ha provocado que haya pasado de puntilla y sin apenas ruido una serie de medidas y propuestas muy interesantes para rediseñar la información que se suministra al cliente y, sobre todo, adaptarla a la era digital que estamos viviendo.
“En paralelo hay otro debate, muy ligado a éste, sobre la necesidad de incentivar la inversión minorista en activos financieros, entre otros modos mediante incentivos fiscales. Pero estos dos debates están relacionados. La probabilidad de defender la extensión (o incluso el mantenimiento) de incentivos fiscales a los productos de inversión colectiva (fondos activos, ETFs, fondos de pensiones) creo que va a depender mucho de la percepción que tenga el legislador y las autoridades fiscales sobre el grado de competencia efectiva en esos mercados y sobre la ausencia de distorsiones a la competencia que pudieran desembocar en una situación de extracción de rentas de los ahorradores vía comisiones excesivas. En ese debate, por ejemplo, extender el régimen fiscal de traspasos a los ETFs creo que haría mucho para demostrar que queremos incentivar la inversión a largo plazo de los españoles, en general, no sólo la inversión que lleva asociados ingresos más elevados para los comercializadores”, ha afirmado.
Además, el presidente de la CNMV ha incluido en su intervención una referencia al “value for money”. En este sentido ha asegurado que desde la CNMV valoran positivamente el refuerzo en los procesos de fijación de precios y evaluación del valor, tanto en los productores como en los distribuidores. “Pero es importante que la herramienta elegida sea lo suficientemente flexible. En este sentido, el ejercicio de peer review o revisión entre pares, debería ser complementario a la obligación general de las entidades de valorar que el producto sea en interés del cliente. Es decir, que la comparación con el sector no sea el único elemento a tener en cuenta”, ha matizado.
Por último, ha querido destacar varios aspectos relevantes para que la estrategia de la inversión minorista se construya sobre elementos sencillos y de fácil comprensión para el inversor. Sin embargo, sus últimas palabras han ido dirigidas a los legisladores: “Europa no puede permitirse que sus ahorradores se desencanten o se desenganchen de los productos de inversión a largo plazo. Es necesario que todos, legisladores, supervisores, fabricantes y distribuidores pongamos el foco en ofrecer productos adecuados a costes justos en un entorno de competencia efectiva”.