“Al subirnos al DeLorean y encender el condensador de flujo, nos vemos impulsados de vuelta a 2004, 1994, incluso 1974. ¿Cómo podemos adaptar nuestra construcción actual de cartera para reflejar con éxito el nuevo régimen de mercados en el que nos encontramos? Abróchense los cinturones y únanse a nosotros mientras volvemos al futuro”, aseguró Andrew Warwick, de Newton, con una referencia directa a la película Regreso al futuro para describir el actual entorno en el mundo financiero.
Warwick es uno de los cogestores del BNY Mellon Global Real Return Fund (EUR), gestionado por Newton, un fondo multiactivo que BNY Investments presentó en el acto de celebración por su 240 aniversario para navegar los mercados el año próximo. En renta fija, la estrategia elegida fue el fondo BNY Mellon Absolute Return Bond, gestionado por Insight, cuya defensa estuvo a cargo también de uno de sus gestores principales, Harvey Bradley.
“Después de la crisis financiera global (CFG) han pasado tantas cosas que nos olvidamos de que en realidad antes de la CFG en el mundo normal tuvimos crisis bancarias, interrupciones de la cadena de suministro, guerras, colapsos absolutos en términos de precios, o enormes auges en los reinados industriales. Y creo que vamos a tener más durante la próxima década, sólo que en una forma ligeramente diferente”, aseguró Warwick. “Creemos firmemente en que estamos en un nuevo régimen, y la idea de que es transitorio se puede olvidar”.
Este nuevo régimen se caracteriza por una mayor volatilidad, mayores rendimientos, inflación más rígida y ciclos económicos más cortos. Se está cerrando la etapa de un mundo globalizado, la mayor apertura en la historia del planeta, hacia un entorno más aislacionista. Asimismo, existe “una nueva Guerra Fría entre los Estados Unidos/Occidente y China, y hay dos grandes guerras en curso en este momento”.
La victoria de Donald Trump en EE.UU. apoya la tendencia a la desglobalización y el reshoring, es decir traer de vuelta todos los puestos de trabajo de cuello azul que fueron destruidos en los últimos 20 años. “La globalización llevó más de 20 años, así que no piensen que esto va a suceder de la noche a la mañana, va a ser algo gradual”, indicó.
“Desgraciadamente, estamos pasando de una época de relativa paz a otra de guerras, lo que exige un rearme. Uno de nuestros temas clave en la estrategia de Real Return es el rearme, en particular de Europa. Apenas estamos empezando a entender cuánto dinero tenemos que gastar en Europa para ser capaces de desviar cualquier otro problema que pueda surgir, como Rusia”, añadió Warwick.
De la política monetaria a la política fiscal
Otro cambio fundamental es, según Warwick, la pérdida de peso de la política monetaria, que es cada vez menos eficaz, por lo que el mundo está dominado por la política fiscal. “Esta es la era del gran gobierno y, por desgracia, los gobiernos nunca han sido buenos administradores del capital, porque no es su dinero”, aseguró.
A ello se suma la transición de una economía basada en el carbono y los combustibles fósiles a una basada en las energías renovables, algo que tampoco va a hacerse en dos, tres o cinco años. Y por último, la inteligencia artificial, que ya existe desde hace tiempo, pero ha pasado a primer plano porque en los últimos dos años se ha invertido mucho capital en ella. “No es necesariamente algo terrible, porque el mundo occidental está muriendo demográficamente y en realidad la necesitamos para mantener la productividad. En resumen, estamos asistiendo al colapso político del mundo neoliberal y viendo el auge del populismo”.
¿Qué significa esto a la hora de pensar en la construcción de carteras?
Una cartera tradicional 60/40 ha tenido un rendimiento bastante bueno durante los 10 años posteriores a la crisis financiera. Pero los rendimientos de los bonos han dejado de compensar las bajadas de la renta variable, como se vio con claridad en 2022. “En nuestro fondo Real Return, concebimos dos bloques, una pieza que busca la rentabilidad y una capa estabilizadora, que está diseñada para calmar la volatilidad y también generar retornos cuando otros activos no están funcionando”.
“En Newton somos inversores temáticos que buscamos alfa en las tendencias macro que están remodelando el mundo, y por eso creemos firmemente en una gestión activa. Creo que en este nuevo régimen tienes que ser flexible, dinámico, no se puede ser dogmático acerca de las posiciones, y tienes que reconocer que en ciertos momentos los activos van a trabajar para ti y otras veces no. Vamos a tener muchos días como los de agosto, en que la caída apenas duró tres días pero fue muy dolorosa. Es necesario ser flexible en términos de cómo asignar el capital a través de muchas clases de activos diferentes”.
La vuelta del retorno absoluto
Harvey Bradley es uno de los gestores principales del BNY Mellon Absolute Return Bond, gestionado por Insight, la gestora especializada en renta fija de BNY Investments. En su opinión, los fondos de retorno absoluto vuelven a destacar, más aún después de las elecciones de EE.UU., por tres factores: la difícil geopolítica, el gran ciclo electoral vivido este año y el ciclo de tipos de interés.
“Puede que los bancos centrales no tengan tanto control de la inflación como les gustaría pensar, y eso podría desanclar las expectativas de inflación. Tras la elección de Trump, las perspectivas de crecimiento de Estados Unidos en los próximos 12 podrían ser ligeramente superiores, mientras que Europa tal vez se enfrente a un entorno exterior más desafiante y menor crecimiento”, señaló.
Y añadió que el mensaje clave es que desde la gestora no creen que se vaya a volver a ese viejo mundo de bajos tipos de interés, sino a un entorno con una tasa neutral más elevada. Uno de los factores clave es la desglobalización, con el proteccionismo comercial y las barreras al comercio que van a seguir aumentando, lo cual es claramente inflacionista. Al igual que la transición hacia la energía verde. “Por otra parte, aunque internamente hemos tenido debate al respecto, creemos que el uso de la inteligencia artificial ayudará a mejorar la productividad”.
Asimismo, en los últimos años los bancos centrales de todo el mundo se han comportado de manera bastante uniforme, pero en realidad es bastante inusual que esto sea así, porque no todas las economías se construyen igual. Por ello cuentan con mayor divergencia en el futuro, y lo consideran como una oportunidad para los gestores activos.
Factores fundamentales
“¿Qué creemos que debería hacer un fondo de retorno absoluto y qué deberían buscar en sus gestores a la hora de asignar este producto?”, se preguntó Bradley. Y su respuesta fueron varias claves:
En primer lugar, buscar activos mal valorados a la espera de que la paciencia sea recompensada. “No creemos que deba fijarse como objetivo una asignación de riesgo fija y constante en la cartera. Creemos que hay que ser dinámico, asumir más riesgo cuando hay más oportunidades en el mercado y estar dispuesto a sentarse al margen y esperar. Esto es probablemente lo más importante cuando se buscan estrategias de rentabilidad absoluta, pero hay que observar una baja correlación con la renta fija tradicional”, explicó el gestor.
También centrarse en el alfa y no en la beta, y mantener una estrategia muy líquida. Es necesario ver la generación de alfa en una variedad de entornos. “Creo que 2022 fue una gran prueba para los fondos de retorno absoluto, porque fue un año realmente difícil para los activos tradicionales en general. Las correlaciones fueron a uno y fue muy difícil generar un rendimiento positivo. Hubo estrategias de retorno absoluto que habían estado funcionando con duración estructural y riesgo de crédito estructural que funcionaron brillantemente en el régimen anterior, pero que no funcionaron en 2022”. Por ello, subrayó, la descorrelación es clave.
Respecto del posicionamiento actual, Bradley añadió que se encuentran cortos de duración y con la asignación al high yield y préstamos, el extremo más arriesgado del espectro, en el extremo inferior del rango histórico del fondo.
Lo que aporta un fondo de retorno absoluto es alfa en una amplia gama de entornos de mercado, es decir que no depende de la dirección del mercado, resumió. Asimismo, “tiene una correlación limitada con los mercados tradicionales de renta fija. Eso le da la diversificación que creemos que sería muy útil navegar este nuevo régimen. Y creemos que debe ser altamente líquido para proporcionar a los inversores flexibilidad para asignar o cambiar cuando necesitan su dinero en efectivo para otros fines”.