La elección de Donald Trump ha despejado dudas sobre cómo serán los derroteros fiscales en 2025, aunque en Latinoamérica queda la incógnita de cómo seguirán las cosas en Argentina. El experto Martin Litwak ofrece su visión de lo que podría cambiar y hace su balance del 2024 tributario, temas que se profundizarán durante el Tax Annual Summit previsto el 21 de noviembre en Montevideo.
Aquí tienen la agenda actualizada y las inscripciones.
Trump, nuevos recortes fiscales, continuidad del FATCA y la incógnita del gasto público
Con las precauciones del caso ante un gobierno que todavía no ha asumido, Litwak piensa que seguramente se dé lo siguiente:
(a) El segundo mandato de Donald Trump va a ser mucho más «trumpista» que el primero. Esto se debe no solamente a que ganó con mayor holgura que la primera vez (es decir, que cuenta con un mayor número de electores), sino a que va a tener mayoría en ambas cámaras, a que ganó el voto popular (algo que no pudo hacer en 2016 ni en 2020) y fundamentalmente a que el Partido Republicano está mucho más encolumnado detrás suyo que en su primer gobierno.
(b) Al dominar el Partido Republicano ambas cámaras, es probable que los recortes fiscales que hizo Trump durante su primer mandato se extiendan por otros diez años e inclusive que haya alguna reducción adicional del impuesto a las ganancias corporativas. Sin embargo, preocupa que la idea de un «impuesto ajustable en frontera» resurja. De cualquier manera, es claro que cualquier política tributaria que lleve adelante Trump será infinitamente mejor que lo que tenía pensado hacer Kamala Harris en este campo (impuesto a la riqueza, aumento de impuesto a las ganancias para ciertos sectores e impuesto a las ganancias de capital aun. no realizadas, entre otros disparates).
(c) En materia de comercio exterior y en general relaciones con el mundo, viene otro período de «desgloblización», lo cual – desde mi punto de vista – tiene un aspecto muy negativo para la región (que sería la imposición de mayores aranceles para ciertos productos) y otro positivo (una eventual desfinanciación de la nefasta OCDE).
(d) Respecto de la aplicación de FATCA y el intercambio de información con otros países, Trump en su primer mandato no eliminó esta legislación ni dio ningún paso para reemplazar el actual sistema tributario norteamericano basado en la nacionalidad por otro basado en la residencia fiscal, por lo cual no creo que lo haga ahora, pero sí que prácticamente detuvo la firma de nuevos IGAs, algo que espero suceda ahora también.
(e) La gran incógnita pasa por su actitud respecto del gasto público, algo que no le preocupó durante su primer término como presidente de los Estados Unidos pero pareciera que ahora sí. Será interesante ver el rol que pueda tener Elon Musk en el gobierno.
Lo que cabe esperar para 2025
“De cara a 2025 entiendo que lo más relevante será lo que pueda hacer el presidente Milei en Argentina”, dice Martin Litwak:
Hasta el momento, y pese a que Milei ya lleva casi un año en el poder, no hubo una baja relevante de impuestos. De hecho, solo bajaron Bienes Personales y el llamado «Impuesto PAIS» pero en ambos casos la noticia no es tan positiva si se analiza con mayor profundidad. En el caso del Impuesto a los Bienes Personales, que en realidad debió haber desaparecido, se redujo el impuesto pero de manera bastante gradual y tampoco se aumentó de manera significativa el mínimo no imponible. Si se realizó una oferta más agresiva para quienes estuvieran dispuestos a pagar cinco años por adelantado de dicho tributo.
El impuesto PAIS se redujo, pero recordemos que Milei lo aumentó considerablemente apenas asumió el gobierno. De hecho, la baja posterior no llegó a compensar aquel aumento. El gran interrogante respecto del impuesto PAIS se plantea para 2025, ya que por ley este gravamen expira el 31 de diciembre de 2024. Lo que pasará luego, no se sabe.
¿Cómo funcionó el blanqueo de capitales argentino?
Nosotros anticipamos los montos que se iban a regularizar con bastante precisión y también dijimos desde el comienzo que, al finalizar este nuevo blanqueo, iban a destacarse dos cifras, una de ellas buena y otra no tanto. La primera tiene que ver con el total de dinero regularizado, en tanto que la segunda se refiere al dinero efectivamente recaudado por el gobierno como consecuencia del pago del impuesto de regularización previsto en la ley de blanqueo.
Algunas conclusiones adicionales:
(a) 100% confirmado de que se trató de un blanqueo que sedujo casi exclusivamente a pagadores de impuestos con tenencias no declaradas de dinero en efectivo.
(b) No fue un blanqueo atractivo en absoluto para las grandes fortunas ni para tenedores de otro tipo de bienes.
(c) Lo realmente importante para un pagador de impuestos argentinos no pasa por decidir si ingresar, o no, al blanqueo sino en cómo estructurar su patrimonio en cualquiera de los casos.
Cambios en 2024 y lo que pasó en Latinoamérica
Realmente no han habido muchas novedades tributarias en este año, lo cual contrasta con lo sucedido en la región durante los últimos tres o cuatro años previos, considera Litwak, quien analiza la situación en diferentes países:
Si miramos precisamente todo ese periodo, Colombia y Brasil fueron sin dudas los países con mayores cambios, aunque también hubo incrementos de impuestos significativos en Argentina (el gobierno de Alberto Fernandez creó o aumentó nada menos que 18 impuestos!) y en Bolivia, país que – al crear el impuesto a las grandes fortunas – se sumó a los que erróneamente gravan los patrimonios o la riqueza de sus ciudadanos.
Profundizando un poco lo que sucedió en Colombia, que fue el país que adoptó la reforma fiscal más integral o abarcativa en América Latina durante el periodo bajo análisis, más allá de que actualmente se estudian en el parlamento colombiamo nuevas modificaciones al régimen tributario nacional, lo primero que debemos decir es que las reformas introducidas no van en la dirección correcta, que debería ser la de simplificar el sistema tributario de que se trate y reducir la carga impositiva de los pagadores de impuestos en la mayor medida posible, maximizando sus ingresos netos sin comprometer el funcionamiento del Estado.
En efecto, la reforma tributaria colombiana se dirigió en la dirección opuesta, afectando a aquellos que deciden, o solían decidir, invertir y apoyar el desarrollo del país. En concreto, la Ley de Reforma Fiscal de 2022 (número 2277) trajo consigo múltiples cambios que se aplicaron a lo largo de 2023 y cuyas consecuencias se están comenzando a ver en 2024. Los tres aspectos clave de esta reforma fueron: (a) el recargo adicional del 5% sobre el impuesto a la renta aplicado a las empresas de petróleo y carbón, a las instituciones financieras y a las compañías de seguros y reaseguros; (b) la aprobación de un impuesto permanente sobre el patrimonio; y el aumento del impuesto aplicable a las corporaciones extranjeras con una presencia económica significativa en el país. Además, se disminuyeron los niveles de utilidades exentas, tanto para el caso del personal dependiente como para el caso de los trabajadores independientes, mientras que se incrementó el IVA para actividades específicas que antes estaban exentas o se beneficiaban de tarifas preferenciales (como pasajes de avión, hoteles y otros).
Por el lado de Brasil, los mayores cambios tienen que ver con la imposibilidad de diferir ganancias obtenidas a través de inversiones realizadas con sociedades offshore y demás vehículos pasivos de inversión donde el contribuyente brasileño tiene el control. Esto ha causado que muchas familias de alto patrimonio vuelvan a considerar una mudanza fiscal o modifiquen las estructuras fiduciarias que habitualmente utilizaban (sociedades, trust revocables, fondos de inversión familiares) por otras más complejas (trusts irrevocables y discrecionales, estructuras de seguros de vida y fondos de inversiones compartidos).
Como mencioné anteriormente, Bolivia y Argentina también han aumentado sus impuestos en los últimos años, mientras que Brasil tomó el mismo camino a finales de 2023.
En el caso de Bolivia, la novedad más importante fue el establecimiento de un impuesto sobre la riqueza, definido localmente bajo el nombre de “Impuesto sobre Grandes Fortunas”, que está vigente desde el año 2021. El proyecto de ley que dio paso a este impuesto definió las siguientes alícuotas: (a) 1.4% para individuos cuyo patrimonio neto se encuentra entre 4,3 y 5,7 millones de dólares; (b) 1.9% para aquellos con un patrimonio neto entre 5,7 y 7,2 millones de dólares, y (c) 2,4% para montos superiores de patrimonio neto.
En Argentina, un país con un número récord de impuestos y donde el esfuerzo fiscal que hacen los pagadores de impuestos es prácticamente inhumano, el gobierno del presidente Alberto Fernández logró establecer, aumentar y crear un total de 18 impuestos. Estos van desde el IVA y el Impuesto a la Renta hasta las abominables retenciones, así como el impuesto sobre grandes fortunas e incluso un aumento del 100% en la alícuota correspondiente al Impuesto a los Bienes Personales.
De todos modos, es casi más grave que países cuyos gobiernos son supuestamente pro-mercado, de los cuales podríamos haber esperado disminuciones significativas en los impuestos, no lo hayan hecho, y esto se refiere, por ejemplo, a Ecuador y Uruguay.
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