Cada seis años aproximadamente, salta un escándalo financiero en la plaza uruguaya con detalles dignos de una novela. Este noviembre de 2024, la comidilla del sector es la huida de un ex jugador de rugbi, Gonzalo Campomar, conocido como “Lechuga”, con 65 millones de dólares procedentes de prominentes familias de la alta sociedad.
El asunto está en manos de la fiscalía de Crimen Organizado de Uruguay. Se investiga una denuncia contra el ex jugador de la selección nacional, del equipo Los Teros y del Carrasco Polo, quien desde 2021 venía reuniendo fondos de amigos y allegados para inversiones.
Por lo que se sabe hasta ahora por trascendidos de prensa, se trataba de compras de criptomonedas con una promesa de rentabilidad del 6% mensual: ¿qué podía salir mal?
Lo cierto es que durante mucho tiempo Campomar entregó a sus clientes lo acordado, pero hace unos meses dejó de pagar y desapareció. Todo indica una estafa de tipo piramidal que afecta a unas 200 personas, en su mayoría uruguayos (del barrio de Carrasco), argentinos y brasileños.
¿Cómo pudo pasar algo así?
En una plaza financiera que maneja 36.000 millones de dólares (cifras de 2023), fuertemente regulada y con decenas de firmas financieras y banqueros privados, la trayectoria de Campomar no deja de ser todo un fenómeno y la pregunta de los profesionales del sector es cómo alguien pudo invertir esperando retornos de un 6% mensuales sin sospechar algo raro.
Según fuentes del sector, Gonzalo Campomar no figura como asesor ni gestor registrado del Banco Central de Uruguay, por lo cual, teóricamente, no tenía licencia para invertir dinero de terceros. Pero él mismo y algunos miembros de su familia sí figuran en los listados del BCU como titular de una casa de cambio regulada en Montevideo, según pudo constatar Funds Society. Ese aspecto del caso seguramente formará parte de la investigación.
Si se confirma el monto de la estafa, 65 millones de dólares, y la lista de apellidos ilustres entre las víctimas, la historia se vuelve realmente insólita. Provista de 105 asesores de inversión y 69 gestores de portafolio registrados, la industria uruguaya emplea a más de mil personas y es relativamente fácil conseguir asesoramiento bien informado, especialmente para los altos patrimonios.
La plaza montevideana se caracteriza por estar fragmentada y tener fuerte presencia de asesores financieros independientes que administran cuentas a partir de un millón de dólares. Conseguir ese primer millón, conservarlo y hacerlo prosperar es un trabajo difícil y, en este 2024, los rendimientos de los portafolios giran en torno al 4,5% anual. Con esto, un 6% mensual resulta totalmente extravagante.
El caso del Banco Heritage, todavía abierto
En 2018 saltaba a los titulares el caso de una ejecutiva del Banco Heritage de Uruguay, Elsa Nazarenco, que estafó a sus clientes, todos argentinos, una suma que ronda los 20 millones de dólares. La operación duró años, en un ir y venir entre Montevideo y Buenos Aires, hasta que un cliente se percató de que había perdido casi dos millones de dólares al consultar su saldo directamente al banco.
La entidad suiza siempre negó tener ninguna complicidad con su empleada. Según la auditoría realizada por PWC para Heritage, la empleada depositaba en el banco fondos no declarados de una parte de sus clientes, que de ese modo no recibían resúmenes bancarios ni documentación que pudiera delatarlos.
Se han escrito decenas de crónicas sobre Nazarenco, que llevaba adelante el robo en complicidad con su marido (quien se suicidó en pleno escándalo). Fue condenada a prisión y algunos clientes estafados siguen reclamando a la justicia sus fondos al Banco Heritage. La causa judicial sigue abierta.