Si enciende el televisor, no se preocupe, no hemos retrocedido a 2016. Aunque Donald Trump vuelve a ocupar la Casa Blanca, el contexto global y las tendencias del mercado son diferentes, por lo que, según explican las firmas de inversión, su impacto también tendrá matices también diferentes.
Es cierto que por ahora, según recuerdan los expertos de Banca March, las bolsas estadounidenses han celebrado la llegada de Trump al poder con subidas que se concentraron especialmente en el sector financiero (6%), industria (4%) y consumo discrecional (3,6%), además de empresas con una mayor exposición a la economía doméstica, como las empresas de menor capitalización (5,8%). En cambio, destacan que a nivel regional, no sentó bien ni a las cotizadas europeas ni a las chinas.
“Por otro lado, los bonos soberanos estadounidenses ponen en precio los planes de Trump: un déficit fiscal más elevado y una inflación menos contenida con la entrada de nuevos aranceles y una menor oferta laboral ante la reducción en la inmigración. Por ello, la parte larga de la curva soberana fue la principal damnificada, con una caída de precio en el diez años estadounidense, que implicó un repunte en las TIRES de +16 p.b., situando la tasa de interés en el nivel más alto desde julio y empujando las pendientes de las curvas hasta el nivel más alto en casi dos años. En este caso, la prima de plazo entre la letra a tres meses y el bono a 10 años vuelve a ser casi nula (-13 p.b.). En el caso europeo, los bonos reaccionaron con cautela, mirando más al lastre económico de una relación comercial más restrictiva con la principal potencia del mundo”, añaden los analistas de Banca March.
Los primeros ganadores
Según recuerdan Marc Pinto, responsable de Renta Variable Américas, y Lucas Klein, responsable de Renta Variable EMEA y Asia-Pacífico de Janus Henderson, durante las elecciones de 2016, el índice S&P 500 ganó casi un 5% desde el día anterior a las elecciones presidenciales hasta finales de año, en lo que se conoció como el rally de Trump. En este sentido, esperan que esta vez también se produzca una tendencia similar.
Teniendo en cuenta la reacción del mercado, Arun Sai, estratega multiactivos en Pictet AM, explica que las acciones estadounidenses, dólar y bitcoin se recuperan, mientras que los bonos del Tesoro de EE. UU. se han liquidado en previsión de menores impuestos, desregulación y mayor inflación. “Se trata de una extensión de los días y semanas previos, dado que los inversores se habían posicionado en gran medida para una presidencia Republicana. Los repuntes en los activos de mayor riesgo implican cierto alivio de que se haya evitado el peor de los escenarios con unas elecciones disputadas”, señala Sai.
El experto advierte que el impacto en los precios de los activos de las elecciones presidenciales en EE.UU. suele empezar a desvanecerse al cabo de un par de meses, lo cual dará más claridad sobre quiénes son los verdaderos ganadores de un Trump 2.0. “Sin embargo, Sai explica que hay áreas donde las políticas de Trump probablemente tengan efecto más duradero. “Sus planes de aumentar los aranceles a las importaciones de China y otros países pueden suponer un golpe significativo, aunque no extremo, para los beneficios en EE.UU., de alrededor del 7%, parte de lo cual puede verse compensado mediante recortes de impuestos. El impacto puede no ser uniforme por sectores, mayor según nuestros cálculos en consumo discrecional, consumo básico y sectores industriales. El caso es que los aranceles y las fricciones comerciales no auguran nada bueno para los mercados emergentes, aunque un ciclo no recesivo de flexibilización monetaria resulta ser un contexto macroeconómico atractivo para ellos”, señala.
Además, considera que se pueden ampliar los diferenciales de rentabilidad a vencimiento de la deuda empresarial. “El conjunto favorece a la renta variable estadounidense y al dólar, especialmente los bancos, que pueden beneficiarse de las mayores rentabilidades de la deuda y posible desregulación. Pero es negativo para mercados de renta variable y renta fija no estadounidenses, en particular para la deuda de mercados emergentes”, afirma Sai.
Los potenciales perdedores
Según explican desde Fidelity International, el regreso de Trump a la presidencia traerá cambios considerables en las políticas económicas de EE.UU. y consideran que los más importantes e inmediatos serán sus propuestas en torno a la política comercial, especialmente el uso de aranceles, donde el presidente tiene una importante autoridad ejecutiva. Aunque no esperan que Trump lleve a cabo todas sus propuestas comerciales de forma inmediata, sí ven probable que las utilice para marcar la dirección de la política y negociar mejores acuerdos y, por lo tanto, tal vez utilice un enfoque más gradual.
“Consideramos que China, Europa y México, que registran los mayores déficits comerciales con EE.UU., son las regiones más vulnerables. Las políticas de Trump también se centran en imponer controles más estrictos a la inmigración, lo que podría frenar la oferta de mano de obra y la desinflación de los últimos trimestres. Habrá que seguir de cerca el discurso y cualquier acción posterior”, afirma Salman Ahmed, responsable global de Macroeconomía y Asignación Estratégica de Activos de Fidelity International.
Por su parte, Niamh Brodie-Machura, Co-CIO del área de Renta Variable de Fidelity International, reconoce que están vigilando de cerca dos áreas: “Una de ellas es la parte del mercado mundial que puede verse afectada por el aumento de los aranceles, así que habrá que ver qué articula finalmente la administración Trump. Por otra parte, China aún no ha puesto en marcha unos estímulos presupuestarios de calado, por lo que Pekín tiene margen para tomar medidas que contrarresten el impacto de un aumento de los aranceles sobre el comercio y la demanda mundial. Eso podría tener amplias repercusiones para un amplio conjunto de activos, desde las acciones chinas al dólar, pasando por los bonos del Tesoro de EE.UU. La segunda es que, si bien la reflación de la economía debería ser buena para las empresas, solo lo es mientras esta no se caliente demasiado. Lo vimos en el periodo posterior al COVID y existe el riesgo de que volvamos a encontrarnos en esa situación”.
Por último, el experto de Pictet AM añade: “La deuda federal aumentará drásticamente. Si añade aranceles duros, universales del 10%, puede ser muy negativo para los bonos del Tesoro de EE.UU. En cuanto a petróleo y gas Trump es gran partidario de la producción de EE.UU. y anti-energías renovable, pero es poco probable que un mayor suministro de energía interna haga que los precios de los combustibles caigan mucho, pues la demanda de petróleo se mantendrá fuerte más tiempo. De todas formas, el efecto puede ser inflacionario”.
Implicación geopolítica
Durante el primer mandato de Donald Trump una de las palabras más repetidas fue volatilidad, ya que recordemos se convirtió en el presidente que gobernaba a base de tweet, sobre todo en lo que afectaba al ámbito internacional. Según Thomas Mucha, estratega geopolítico en Wellington Management, la primera administración Trump no es una analogía perfecta para evaluar qué tipo de política exterior estadounidense debemos esperar en los próximos cuatro años, dado que -a diferencia de la primera vez- ahora tenemos la mayor guerra en Europa en décadas, el mayor conflicto en Oriente Medio en décadas, crecientes tensiones militares en el estrecho de Taiwán y en el mar de China Meridional, así como un orden global en rápida fractura que enfrenta a China/Rusia/Irán/Corea del Norte contra los bloques Estados Unidos/OTAN/Japón/Corea del Sur/Australia, junto con las implicaciones cada vez más negativas del cambio climático para la seguridad nacional.
En opinión de Mucha, es esperable un enfoque más “transaccional” y más “robusto” de la política exterior de EE.UU., es decir, una mayor dependencia de las negociaciones bilaterales, con menos énfasis en las implicaciones estratégicas a largo plazo (una gran desviación del enfoque más multilateral de la administración Biden), y un enfoque acelerado en la defensa/seguridad nacional en todos los ámbitos.
“También un mayor uso del poder económico de EE.UU. como palanca en el panorama geopolítico, es decir, aranceles significativamente más altos sobre China, pero también sobre algunos aliados en Europa y el Indo-Pacífico, y una mayor prioridad en la producción y exportación de energía de EE.UU. Adicionalmente, esperamos un conjunto más amplio de posibles resultados en Ucrania, incluida una mayor presión estadounidense sobre el Gobierno de Zelensky para que negocie el fin del conflicto; así como una política exterior estadounidense más dura hacia Irán, con menos restricciones a la política militar israelí en la región”, explica Mucha. Otro punto importante para este experto de Wellington Management es que un Trump 2.0 podría abrir la puerta a las negociaciones entre EE.UU. y China en una serie de cuestiones geopolíticas clave, incluida Taiwán.
Como consecuencia para el inversor, Mucha sostiene que “todo esto sigue apoyando los temas de inversión en seguridad nacional a largo plazo, incluida la defensa tradicional, la innovación en defensa y, en particular, la adaptación al cambio climático, dado que probablemente habrá menos impulso hacia la descarbonización a nivel federal en los próximos cuatro años; este contexto también acelerará probablemente la disrupción/diferenciación a nivel regional, nacional, industrial, de empresa y de clase de activos, lo que también es positivo para la gestión activa”.
Próximos pasos para los inversores en renta variable
Según explican los expertos de Janus Henderson, tendremos la primera medida del nuevo gobierno a principios del próximo año, cuando los legisladores deban ponerse de acuerdo para elevar el límite de deuda (la cantidad total de deuda que Estados Unidos puede acumular, según lo determinado por el Congreso) o correr el riesgo de que el país incumpla sus obligaciones. Mientras tanto, la Ley de Recortes y Empleos Fiscales de 2017 -que se promulgó bajo el mandato de Trump y redujo los tipos impositivos para particulares y empresas- expirará a finales de 2025.
“En ese sentido, podríamos ver episodios de volatilidad si un mandato republicano se traduce en medidas extremas. Trump, por ejemplo, ha propuesto no solo prorrogar los recortes fiscales de 2017, sino aumentarlos, lo que podría agravar un déficit federal ya abultado. También ha prometido imponer aranceles de hasta el 60% a las importaciones, lo que podría avivar la inflación y elevar los rendimientos del Tesoro. Y los mercados que podrían resultar perjudicados por las políticas comerciales, como China, podrían debilitarse”, reconocen Marc Pinto, responsable de Renta Variable Américas, y Lucas Klein, responsable de Renta Variable EMEA y Asia-Pacífico de Janus Henderson.
Los expertos son cautos y reconocen que esta realidad tendrá matices. “La política no siempre coincide con la retórica de campaña, e incluso entre los republicanos hay divisiones sobre cuestiones clave. Por ello, animamos a los inversores a centrarse en los grandes temas que han demostrado ser los principales motores de los mercados en los últimos tiempos. Entre ellos figuran la innovación en la atención sanitaria, el crecimiento de la productividad gracias a la inteligencia artificial y el auge de nuevos centros de fabricación en los mercados emergentes. En última instancia, estas y otras tendencias, que parece que se mantendrán en los próximos años, podrían influir más en el rendimiento de los valores a largo plazo que cualquier elección”, concluyen.