En opinión de Jean-Philippe Donge, responsable de renta fija para BLI-Banque de Luxembourg Investments, hasta hace poco, lidiamos con tasas de interés extremadamente bajas o incluso nulas para la deuda soberana en países desarrollados, e incluso para algunos emisores privados. «En tales condiciones, las carteras de bonos sólo podían sostenerse gracias a los ingresos por intereses (aunque fueran bajos), junto con una constante caída de los rendimientos en un entorno desinflacionario”, explicado Donge.
Según su análisis, en 2021, la inflación volvió a resurgir, especialmente en la Eurozona y en Estados Unidos. Después de fluctuar alrededor del 2%, o incluso del 1%, en la década anterior, el índice de precios al consumidor de EE. UU. subió bruscamente, alcanzando un máximo del 9,1% en junio de 2022, según explican desde BLI.
“La última vez que se alcanzaron estos niveles fue en 1981. El regreso de la inflación posterior al Covid ha puesto fin a la tendencia a la baja de los rendimientos de los bonos que comenzó en 1981 (cuando el rendimiento a 10 años de EE. UU. estaba cerca del 16%). Este reciente repunte podría haber generado esperanzas de un nuevo entorno favorable para las inversiones en bonos, con emisiones que ofrecen cupones altos», afirma Donge.
Sin embargo, reconoce que a medida que las cadenas de suministro se restablecieron y los bancos centrales elevaron las tasas de interés, la inflación finalmente volvió a ceder. «Esto ha detenido la subida de las tasas de interés, al menos por el momento. En la Eurozona, el BCE ha comenzado un nuevo ciclo de recortes de tasas, mientras que Alemania ha anunciado su entrada en recesión”, añade el experto de BLI.
A la luz de estas consideraciones de mercado, es importante tener en cuenta la evolución de los fundamentos, según Donge. A este nivel, es crucial entender que los países anteriormente industrializados (o países occidentales) han visto recientemente un deterioro en sus niveles de deuda debido al gasto fiscal masivo y a políticas monetarias “excepcionalmente acomodaticias”. Mientras tanto, en varios países emergentes, los expertos de BLI han observado una mayor disciplina fiscal y ortodoxia monetaria en muchos casos, en un contexto de una clase media emergente, creciente industrialización e integración regional aumentada.
“El sector privado es un factor crucial para el desarrollo en los países emergentes, contribuyendo a la creación de empleo, la diversificación económica y la innovación. Empresas como FEMSA (México), Tencent (China), Embraer (Brasil) y SABIC (Arabia Saudita) son buenos ejemplos de esta dinámica”, ha destacado Donge en su artículo.
En su informe Business Ready 2024, el Banco Mundial destaca la mejora de las condiciones empresariales en países como México, Vietnam e Indonesia, con reformas que simplifican el acceso a servicios financieros y mejoran la infraestructura pública. “Este estado de cosas se refleja en los mercados financieros. A lo largo de los años, la deuda de los mercados emergentes se ha consolidado como una clase de activo por derecho propio, atrayendo a inversores interesados en diversificar sus carteras y obtener mayores rendimientos. Con el tiempo, y con menor volatilidad, esta clase de activo ha superado históricamente a otras, y su potencial de rendimiento sigue intacto”, ha subrayado Donge.
El rendimiento de los mercados emergentes, según detallan desde BLI, ha sido dinámico y transformador en las últimas décadas. A medida que los países en desarrollo continúan representando una parte cada vez mayor de la economía global, invertir en sus instrumentos de deuda se ha convertido en una estrategia para capturar este crecimiento. “La deuda de mercados emergentes abarca bonos emitidos por gobiernos y corporaciones de estas economías, ofreciendo rendimientos más altos que sus contrapartes de mercados desarrollados. De hecho, el mercado de deuda corporativa denominada en dólares emitida por países emergentes casi se ha duplicado en una década, alcanzando casi 2,5 billones de dólares en 2024. Este crecimiento se debe, en particular, a la creciente demanda de deuda con alto rendimiento. Hoy en día, solo a nivel soberano, el rendimiento promedio de los bonos de países emergentes es de aproximadamente 7,7% en términos de dólares, en comparación con sólo el 4,2% de los bonos del Tesoro de EE. UU”, ha explicado Donge.
El artículo concluye que la deuda de mercados emergentes ofrece oportunidades de altos rendimientos, pero también conlleva riesgos específicos. Estos incluyen la inestabilidad política y económica, la volatilidad de las divisas y los riesgos de liquidez.
“Sin embargo, a pesar de estos desafíos, que a menudo alimentan ciertos conceptos erróneos, los mercados emergentes han mostrado una notable resiliencia frente a recientes choques económicos. Además, los mercados emergentes ahora representan más del 50% del PIB global, y para 2030 se espera que el 60% del gasto global de la clase media provenga de estas regiones. La expansión de esta clase media, junto con el surgimiento de sectores empresariales de rápido crecimiento, resulta de gran interés para los inversores”, ha concluido Donge.