Las emisiones simplificadas, nueva figura de inversión contemplada en la Ley del Mercado de Valores de México, significarán una curva amplia de aprendizaje para las Afores, por lo tanto es poco probable que se detone de inmediato una fiebre por estos vehículos de inversión pensados para las pequeñas y medianas empresas, dijo Guillermo Zamarripa, presidente de la Amafore.
«Considero que no tendrán un impacto inmediato en el financiamiento bursátil a las pequeñas y medianas empresas (pymes) por la curva de aprendizaje que deberán tener las Afores, la nueva legislación aprobada a finales del año pasado y su reglamento deben pasar por un proceso de aprendizaje entre los inversionistas para obtener resultados satisfactorios y no catastróficos», dijo Zamarripa.
«Creo que lo sano para el desarrollo del mercado es que empiece despacio, pero con paso firme, en vez de acelerado y con muchos damnificados por atropello, entonces creo que sucederá algo similar a lo que sucedió hace 15 años cuando comenzaron los CKDs», explicó el dirigente del gremio de las Afores.
Entre algunos de los cambios importantes para allanar el camino de las empresas al mercado está el hecho de que anteriormente para lograr la autorización para la emisión de acciones, era necesario el visto bueno de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), mientras que con la nueva ley la autorización recaerá en alguna de las dos bolsas, la que elija el emisor, ya sea la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), o bien la Bolsa Institucional de Valores (BIVA).
La medida sin duda abate los tiempos y los requisitos en forma importante para las empresas, pero incrementa en cierta forma el riesgo para las bolsas de valores y por lo tanto para quienes adquieran las acciones, por lo tanto existe cautela en el mercado.
¿Qué son las emisiones simplificadas?
Con las reformas a la Ley del Mercado de Valores nació a finales del año pasado el concepto de Emisiones Simplificadas. Este esquema facilita el camino para que empresas pequeñas y medianas puedan listarse en el mercado de valores, reduciendo costos y tiempos administrativos.
En otras palabras, se trata de un intento más para democratizar el acceso al mercado de valores mexicano, reduciendo los requisitos y modificando la legislación para permitir que las empresas pequeñas y medianas puedan eventualmente acceder a financiamiento bursátil.
Sin embargo, la legislación no deja de lado requisitos como la existencia de un gobierno corporativo sólido, y desde luego los análisis de las cifras de la empresa así como su prestigio financiero y su resiliencia, razón por la cual se considera que de cualquier manera millones de empresas mexicanas seguirán al margen del mercado y su potencial financiamiento.