Cada 31 de octubre se conmemora el Día Mundial del Ahorro, que tiene como finalidad concienciar a la población sobre la importancia de tener una cultura del ahorro, en tanto que la acumulación de capital es fundamental para tener seguridad financiera. Según el Banco de España, cuando un ciudadano ahorra, está guardando parte de sus ingresos para necesidades que pueden surgir en el futuro, «y eso permite hacer frente a gastos imprevistos, planificar la compra de bienes que se desean o necesitan en el futuro y, pensando más a largo plazo, disponer de una cantidad de dinero para la jubilación».
La industria pone en el foco de la promoción del ahorro a los jóvenes. Según una encuesta de ING, la propensión a ahorrar varía significativamente según la edad. Los jóvenes de entre 25 y 35 años lideran esta tendencia, con un 85% que ahorra de manera constante. Este segmento acumula, de media, 15.311 euros en ahorros. Sin embargo, los adultos de entre 36 y 55 años son quienes menos lo hacen, con tres de cada diez viviendo al día y sin un ahorro regular.
La encuesta también muestra que más del 76% de la población ahorra de manera regular, mientras que solo uno de cada diez asegura no poder hacerlo nunca y que las mujeres son más ahorradoras que los hombres: el 68% de ellas asegura ahorrar habitualmente, frente al 58% de los hombres. Sin embargo, ellos reportan tener un ahorro acumulado casi tres veces mayor que el de las mujeres.
Fomentar el ahorro entre los jóvenes supone poner unos sólidos cimientos de cara al futuro. De hecho, Jordi Martínez, director de Educación Financiera en IEF, cree que uno de los principales errores que comenten los jóvenes a la hora de ahorrar es «esperar a ahorrar lo que queda a fin de mes, que suele ser poco o incluso nada», por lo que considera necesario «establecer el hábito de ahorrar automáticamente cuando llegan los ingresos, haciendo un traspaso a otra cuenta y de forma sistemática».
Otro hábito esencial que cita Martínez para ahorrar es llevar un control detallado de los ingresos y gastos, «lo que permite identificar en qué se está gastando el dinero y dónde se puede reducir para generar ahorro».
Martínez también pone cifras al ahorro de los jóvenes y recomienda que suponga, al menos, entre el 10% y el 15% de sus ingresos, «pero si no se puede, hay que empezar aunque sea con cantidades menores, ya que es importante establecer el hábito. Poco a poco ya se irá aumentando. La ventaja de los jóvenes es que el tiempo juega a su favor y el interés compuesto les puede ayudar», asegura.
Y, cuanto antes se empiece, mejor, puesto que Martínez es partidario de establecer una paga semanal desde el momento que los niños ya saben hacer pequeños cálculos aritméticos, sobre los 7 años. «Esta paga conlleva también traspasar la responsabilidad de una serie de gastos, por ejemplo los cromos, las chuches, etcétera».
Pero adoptar hábitos de ahorro que garanticen el bienestar económico futuro de los jóvenes, pero hoy ya no basta con ahorrar, hace falta invertir para batir a la inflación para mantener el poder adquisitivo. Según aseguran desde Scalable Capital, antes de dar cualquier paso, hay que preguntarse por qué o para qué se invierte; qué cantidad se quiere alcanzar y para cuándo. Las respuestas ayudarán a decidir qué asignación de capital aportar y cuál es la solución que mejor encaja con nuestras necesidades, realidades y expectativas.
Productos
Entre los productos orientados al ahorro de los más pequeños, en la firma recuerdan la tradicional cuenta de ahorro infantil, tal vez la más conocida en nuestro país, pero que, con una remuneración muy baja y en un contexto de subida de precios como el actual, hace que la hucha vaya perdiendo valor.
Los planes de inversión infantiles son otra herramienta que pone la mirada en el largo plazo, según Scalable Capital: a través del mercado de valores generan rendimientos que pueden compensar la inflación y permiten iniciarse en la educación financiera.
Otra opción muy popular en España son las Letras del Tesoro para menores, que, debido a la escasa probabilidad de que el Estado no devuelva la deuda, presentan un riesgo bajo, «pero también lo es su rendimiento».
En los últimos años ha empezado a popularizarse otro producto de inversión que también resulta interesante para el ahorro de los hijos: se trata de los planes de ahorro en fondos cotizados, o ETFs, por sus siglas en inglés. El concepto es sencillo: se invierte regularmente una cantidad fija, sin necesidad de disponer de un gran capital inicial, y permite reducir el riesgo inherente a los mercados financieros mediante la promediación de costes. Es decir, comprando más acciones cuando los precios son bajos y menos cuando son altos.
«Se trata de un producto muy flexible que se adapta a la capacidad de ahorro de cada persona y que, además, permite reinvertir las ganancias acumuladas, generando así más beneficios en el futuro», aseguran desde la firma.
Adrián Amorín, country manager para España de la plataforma europea de inversión Scalable Capital, propone algunos ejemplos de cómo puede beneficiar al futuro económico de nuestro hijo la decisión de empezar a invertir desde su nacimiento. “Supongamos que se destinan 150 euros al mes durante sus primeros 20 años de vida: el total ahorrado será de 36.000 euros. Si ese dinero lo invertimos, por ejemplo, en un ETF mundial ampliamente diversificado, como puede ser el índice MSCI World -que tiene unos costes que apenas suponen el 0,2% anuales y ha rendido una media del 7% anual en los últimos 20 años- al final del periodo obtendremos un total de 76.700 euros, es decir, habremos tenido un beneficio de 40.700 euros netos de gastos”, explica.
Sin embargo, añade el experto, “si la misma cantidad la invertimos en un fondo con un coste anual en comisiones del 2%, la cantidad que conseguiremos será de 61.912 euros, es decir, casi un 24% menos. Y si decidimos dejar los 36.000 euros en una cuenta corriente sin intereses, teniendo en cuenta el 2% de inflación media de los últimos 20 años en España, nuestro poder adquisitivo se reduciría en más de un 30%”.