El envejecimiento poblacional, el crecimiento de la demanda en países emergentes y el aumento de las enfermedades crónicas son factores estructurales clave que año tras año impulsan la inversión en el sector sanitario. También nos encontramos en un periodo muy interesante de la innovación médica que creará nuevos y lucrativos mercados y dará más impulso a los beneficios del sector. De hecho, podríamos estar a las puertas de un largo ciclo de nuevos tratamientos en áreas como la terapia genética, la inmunoterapia y la impresión en 3D. Las recompensas para los inversores que se basan en el análisis fundamental para identificar las mejores oportunidades en estas áreas de innovación deberían ser considerables.
Estos son, para los expertos de Fidelity, los cuatro avances científicos que se preparán para impulsar las rentabilidades del sector sanitario:
Terapia Genética
La terapia genética está a punto de conseguir curar las enfermedades sustituyendo los genes ausentes o defectuosos que causan un trastorno concreto. El ADN del paciente recibe el gen «corregido» a través de un virus. Aunque los ensayos clínicos aprobados se han desarrollado durante más de dos décadas en diversas enfermedades, los progresos han sido lentos, aunque constantes.
«La genómica se encuentra donde estaba la informática en la década de 1970: a las puertas de una revolución tecnológica. La década de 1970 fue el momento adecuado para invertir en una cartera diversificada de tecnologías informáticas innovadoras. Quienes lo hicieron, desoyendo las voces que afirmaban que era demasiado arriesgado, recibieron su premio pronto», opina Hilary Natoff, portfolio manager de Fidelity.
Inmunoterapia
Este campo de la investigación es tal vez la oportunidad más interesante y mejor desarrollada en materia de innovación sanitaria actualmente. En concreto, la inmunooncología ha pasado de ser una especialidad prácticamente desconocida hace unos años a convertirse en un área de investigación farmacéutica y biotecnológica.
El pasado verano, las empresas farmacéuticas pusieron en marcha casi 80 estudios clínicos relacionados con la inmunología, y los analistas de Citigroup pronostican que los fármacos inmunooncológicos podrían generar unas ventas anuales de 35.000 millones de dólares a medio plazo y constituirán el 60% de los tratamientos contra el cáncer en 2023 (frente al 3% actual). Esto convertirá a los medicamentos de inmunoterapia en el mayor mercado de la medicina.
Interferencia del ARN
El ARN de interferencia (ARNi) designa un conjunto de tecnologías que usan el ARN para «silenciar» selectivamente un gen defectuoso o un conjunto de genes. Esto supone un ataque a la enfermedad en un estadio anterior comparado con la inmunoterapia y la terapia genética, que intervienen cuando ya han aparecido las enzimas de la enfermedad.
Las empresas están desarrollando medicamentos para tratar diferentes dolencias como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, hepáticas o víricas, entre otras. Debido a la aversión al riesgo y las incertidumbres de la tecnología, las grandes empresas farmacéuticas han sido reticentes a invertir con determinación en este sector. Así pues, las empresas biotecnológicas probablemente se queden con la mayor parte del pastel.
Impresión en 3D
Imprimir órganos humanos suena a novela de ciencia-ficción, pero la tecnología de fabricación por capas tiene un papel cada vez más importante en la medicina. Los cirujanos están usando la impresión en 3D para crear réplicas exactas de los órganos de los pacientes y practicar técnicas con ellos, lo que reduce espectacularmente el riesgo de complicaciones durante las intervenciones reales y reduce el tiempo necesario para realizar las operaciones.
Los dispositivos médicos son el área prioritaria para el uso de la impresión en 3D, por ejemplo implantes de cadera o vertebrales, correctores dentales o audífonos. Organovo es una empresa que usa ensayos celulares para imprimir en 3D productos bioterapéuticos derivados de organismos vivos. Crearon la primera bioimpresora en 3D comercial en 2010 y han conseguido imprimir vasos sanguíneos y tejidos cardiacos funcionales usando células obtenidas de un pollo.
Las impresoras de dispositivos médicos cuestan actualmente entre 250 y 500.000 dólares y se usan para tratamientos de bajo volumen y alto coste. Pero a la vista de todas estas nuevas tecnologías, los costes se están reduciendo rápidamente y no es impensable que las impresoras 3D médicas puedan generalizarse pronto.