En estos últimos días, el buen comportamiento de las acciones chinas ha llamado la atención de las gestoras y de los inversores. Según recuerdan desde Bloomberg, el índice CSI 300, que perdió más del 45% de su valor desde su máximo de 2021 hasta mediados de septiembre, subió hasta un 6,5% el lunes, el mayor aumento desde 2015. Gran parte del optimismo sobre China está relacionado con el sorpresivo paquete de estímulos que las principales autoridades chinas -el Banco Popular de China (PBOC), la Comisión Reguladora de Valores de China (CSRC) y la Administración Nacional de Regulación Financiera (NFRA)- anunciaron.
Según algunas gestoras internacionales, estos estímulos podrían marcar un cambio decisivo de cara al control de deuda del país y un apoyo a su crecimiento. “El paquete de medidas de apoyo incluye un recorte de 30 puntos básicos en el tipo de interés oficial del MLF, una bajada de 50 puntos básicos en el RRR, una reducción de los tipos hipotecarios pendientes en todo el país, 500.000 millones de RMB en facilidades de swap y 300.000 millones de RMB en facilidades de représtamo para apuntalar el mercado bursátil. El presidente Xi presidió una reunión urgente del Politburó, en la que prometió mejorar el consumo, impulsar el apoyo a los desempleados y a los grupos de renta baja, garantizar el gasto fiscal necesario, apoyar a los bancos estatales y estabilizar las expectativas de precios inmobiliarios. El gobierno local de Shanghai también liberará 500 millones de yuanes en cupones para impulsar el gasto de los consumidores”, resumen desde Edmond de Rothschild AM.
Según el último informe de Amundi Investment Institute, los recientes cambios de política son favorables para la renta variable china, pero, aunque la relajación monetaria y los ajustes en el sector inmobiliario pueden estabilizar el ánimo a corto plazo, la eficacia de estas medidas para revertir los desafíos económicos dependerá de la introducción de políticas fiscales sólidas orientadas al consumo. Sus expertos destacan que tras las medidas de estímulo monetario y liquidez del Banco Popular de China, el índice Shanghai Shenzhen CSI 300 registró su mayor subida semanal desde 2008, acabando con las pérdidas acumuladas en lo que va de año y subiendo un 7,9% en el año, impulsado por la mejora del sentimiento de mercado. » Las acciones chinas onshore, o acciones A, y algunos valores de Hong Kong están posicionados para beneficiarse de los cambios de política, con retornos atractivos en comparación con los yields de los bonos, en particular en los sectores de consumo básico y financiero, aunque se recomienda cautela en relación con los posibles riesgos arancelarios y la necesidad de un fuerte estímulo fiscal», afirman.
Por su parte, Ross Cartwright, estratega jefe de MFS Investment Management, destaca las acciones se producen en medio de la continua debilidad de los precios de la vivienda y la desaceleración del gasto del consumidor, lo que ha afectado al crecimiento y ha planteado el espectro de la deflación. “La caída de las tasas de interés en Estados Unidos ha debilitado al dólar estadounidense y puede haber dado al PBOC un margen adicional para maniobrar. Los mercados de valores chinos han repuntado tras la noticia, que ha sido vista en general como positiva para las perspectivas del mercado de acciones en China. A continuación se detallan algunas de las iniciativas orientadas a la liquidez que China ha emprendido”, añade Cartwright.
¿Probabilidad de éxito?
Victoria Mio, directora de Renta Variable de China de Janus Henderson, explica que este paquete pretende abordar tres preocupaciones principales para China: su crecimiento económico, el mercado inmobiliario y la reactivación del mercado bursátil. “Aunque los intentos anteriores de estimular la economía china, como el de abril de 2024, en el que se emitieron bonos especiales del Estado a largo plazo, no lograron crear un impulso duradero, existen razones de peso por las que esta vez podría funcionar: un entorno exterior más favorable con la bajada de tipos de la Fed; una mayor sensación de urgencia ante el deterioro de los fundamentos económicos de China; y la proposición de medidas más amplias y específicas a diferencia de esfuerzos anteriores”, defiende la experta de Janus Henderson.
En cambio, hay otras firmas que se muestran un poco más escépticas. “Las medidas anunciadas la semana pasada en China siguen siendo insuficientes para resolver los problemas económicos subyacentes del país, pero indican que el Gobierno se está movilizando en múltiples frentes de forma coordinada para atacar los problemas que aquejan a la economía”, afirma Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard.
Según Temple, han aumentado las especulaciones de que estas medidas irán seguidas de un estímulo fiscal, probablemente en forma de una emisión adicional de bonos a muy largo plazo del gobierno central de hasta 2 billones de renminbi, lo que equivaldría al 1,6% del PIB. “Sin embargo, más allá del estímulo monetario y fiscal, China necesita reformas estructurales adicionales para facilitar el aumento del consumo y la disminución del ahorro de los hogares”, dice Temple. El gigante asiático inició este proceso hace dos semanas al anunciar un aumento de la edad de jubilación que era necesario desde hace tiempo”, advierte.
En este sentido, desde DWS añaden que se espera que el paquete de estímulos introduzca ayudas específicas para aliviar las presiones financieras sobre los hogares y estimular el gasto de los consumidores. Hasta ahora se desconocen el alcance y los detalles del estímulo fiscal previsto. «Lo más probable es que se destinen al menos 1.000-2.000 millones de RMB a ampliar el programa de intercambio de bienes de consumo («viejo por nuevo»), aumentar el gasto social y reestructurar la deuda de los gobiernos locales. El tamaño y los detalles específicos del paquete fiscal no se han confirmado oficialmente, y se prevé que se revelen más detalles a finales de octubre, ya que la financiación propuesta con bonos especiales ultralargos del Gobierno central necesita cambios presupuestarios. En conjunto, el tamaño absoluto del programa fiscal podría ser mucho mayor. Además, podrían anunciarse nuevos proyectos de infraestructuras, si se siente la urgencia de conseguir un impulso en el cuarto trimestre», explica la gestora.
En opinión de Guillaume Tresca, estratega senior de mercados emergentes de Generali AM, parte del ecosistema de Generali Investments, estas medidas van en la buena dirección y deberían contribuir a reforzar la confianza de los consumidores. Sin embargo, matiza que es probable que no basten para dar un vuelco completo a la economía china, ya que se necesitan medidas fiscales para reactivar la demanda privada.
“Dada la falta de demanda de crédito privado, esta relajación monetaria debe ir acompañada de una relajación fiscal para impulsar la renta disponible. En lo que va de año, el gasto fiscal se ha quedado rezagado debido a los menores ingresos fiscales y a los problemas de endeudamiento de los gobiernos locales. Los responsables políticos chinos señalaron que estas medidas podrían estar próximas, alimentando las esperanzas de un estímulo fiscal. La relajación fiscal podría llegar más adelante, en octubre-noviembre, cuando se llegue a un consenso sobre la magnitud del estímulo fiscal y, lo que es más importante, sobre sus formas y objetivos más eficaces. La próxima reunión del Comité Permanente del Partido comunista de China (PCC) en octubre proporcionará información adicional”, explica Tresca.
Para Andrew Mattock, Portfolio Manager de Matthews Asia, habrá que esperar para ver el éxito de este paquete. Según Mattock, el gobierno está mostrando una mayor determinación para cambiar la situación. “Para nosotros, es el conjunto de medidas más amplio y agresivo que hemos visto en tres años y medio. También creemos que las acciones chinas, a pesar de toda la negatividad macroeconómica, han sido valoradas demasiado baratas. Hemos visto actualizaciones en las ganancias este año, pero no se han reflejado en los precios del mercado de valores. Por lo tanto, no creemos que se necesiten mejoras drásticas en la economía para que el mercado funcione bastante bien. De cara al futuro, creemos que muchas de estas medidas tienen el potencial de ayudar a la recuperación de China y proporcionar un apoyo positivo a sus acciones”, argumenta el gestor de Matthews Asia.
Inversión: del escepticismo al optimismo
“Tras los anuncios de política económica, el ánimo general de los inversores pasó del escepticismo al optimismo por las expectativas de que las medidas respaldarían el crecimiento económico y podrían dar lugar a un repunte sostenido del mercado. Los mercados bursátiles chinos experimentaron un repunte que recuerda al que se produjo tras la crisis financiera mundial. El índice CSI 300 de acciones de gran capitalización se disparó un 16% en una semana, su mayor subida semanal desde 2008.4 La intensidad de la actividad bursátil desbordó a la Bolsa de Shanghái, lo que provocó fallos en el procesamiento y retrasos en las transacciones”, explica Mio.
Este cambio en el sentimiento de los inversores se reflejó en el mercado y en Hong Kong, el Hang Seng China Enterprises Index subió por undécima sesión consecutiva, marcando su racha ganadora más larga desde 2018. Además, los inversores, tanto nacionales como mundiales, reaccionaron con entusiasmo, impulsando el MSCI China Index un 22% en cuatro días.
Jonathan Pines, gestor del fondo Asia ex-Japan en Federated Hermes Limited, destaca que, durante mucho tiempo, los inversores no han entendido por qué el enfoque de China ha sido tan “blando” y su respuesta gradual a su profunda recesión. “La respuesta de los dos últimos años para reavivar el sentimiento de los consumidores ha sido en gran medida ineficaz, sobre todo porque ha ido acompañada de una ofensiva simultánea contra la corrupción, que ha asustado a muchos empresarios a la hora de tomar grandes decisiones de inversión. Desde hace al menos un año, los inversores esperan la “bazuca” que reavive la confianza tanto en la renta variable como en el sector inmobiliario, dos activos clave en manos de los hogares chinos. Este nuevo enfoque multifacético y contundente subraya, como mínimo, la seriedad del Gobierno a la hora de abordar el problema. Y puede que sea lo que se necesita para que finalmente suba el valor de los activos, lo que contribuirá a reavivar la confianza de los consumidores”, argumenta Pines.