DPAM ha lanzado DPAM L Equities Europe Value Transition, una estrategia de transición energética dentro de su oferta de renta variable value fundamental gestionada activamente por Laurent Van Tuyckom y Lorenzo van der Vaeren. Con más de 20 años de experiencia en inversión responsable y un largo historial en inversión en empresas valor, la gestora aprovecha su sólida expertise creando esta cartera que tiene como objetivo generar alfa a través de la descarbonización de sectores con altas emisiones.
Según explica, se trata de una estrategia diseñada para ofrecer a los inversores una cartera diversificada con las características tradicionales del value investing, mientras impulsa la transición energética mediante un compromiso activo con empresas de alto impacto en carbono. Esta combinación de valor y transición permite a los inversores con criterios ESG acceder a los sólidos fundamentos de las empresas value, como la alta generación de flujo de caja libre, sin comprometer la sostenibilidad de sus activos.
«La alta concentración de industrias intensivas en carbono dentro del universo value representa no sólo un desafío, sino también una oportunidad única para que los inversores sean agentes activos en la transición energética. Más que un simple respaldo financiero, estas empresas necesitan la orientación activa de sus accionistas. Un diálogo comprometido con la dirección y una votación decidida durante las juntas generales anuales son herramientas que los inversores pueden utilizar para impulsar a las empresas en la dirección correcta y animarlas a facilitar la transición. Desde un punto de vista financiero, las empresas que lideren la transición pueden disfrutar de una ventaja competitiva sostenida en un mundo con bajas emisiones de carbono, lo que debería justificar una prima de valoración en relación con sus homólogas», señalan desde DPAM.
Para aprovechar esta ventaja competitiva, la gestora ha desarrollado un sólido marco de inversión sostenible que combina un análisis fundamental exhaustivo con múltiples filtros de selección, como la exclusión de actividades controvertidas, la selección de los mejores emisores dentro de su clase (best in class) y el análisis de riesgos y oportunidades ESG, en línea con normas internacionales (Global Standards).
Según explican, este enfoque se combina con un análisis en profundidad de los aspectos ESG del emisor y con una evaluación de los riesgos y las oportunidades a nivel del cambio climático (integrando normas internacionales), además de potenciar un sólido compromiso de active ownership con una política de escalada para intensificar los esfuerzos de engagement. «Este marco debería dar lugar a inversiones creíbles en empresas en transición de todos los sectores, independientemente de su perfil inicial de emisión de gases de efecto invernadero. En definitiva, el objetivo es seleccionar a las empresas punteras de cada sector que lideren el avance hacia una economía baja en carbono. De hecho, para facilitar la transición tiene más sentido poseer y comprometerse con empresas de altas emisiones en lugar de evitar esas industrias y perder la oportunidad de impulsar el cambio», añaden.
Esta estrategia está clasificada como Artículo 8 en el marco SFDR. Entre los riesgos asociados a DPAM L Equities Europe Value Transition se incluyen los riesgos de capital, concentración, mercado, tipo de cambio y de derivados. “Al invertir y comprometerse con las empresas que participan en sectores de altas emisiones y establecer unos objetivos de descarbonización creíbles y alineados con París, y destinar el capital necesario para alcanzarlos, creemos que los inversores no solo pueden facilitar la transición energética de manera consistente con el deber fiduciario, sino también generar un impacto económico real y sostenible a largo plazo”, afirma Lorenzo van der Vaeren, gestor de fondos de renta variable fundamental de DPAM.
Por su parte, Laurent Van Tuyckom, gestor de fondos de renta variable fundamental en DPAM, añade que “gestionar con éxito la transición energética es un ejercicio complejo que requiere equilibrar cuidadosamente los objetivos medioambientales con las consideraciones sociales, mientras se asegura una rentabilidad adecuada. Creemos firmemente que una estrategia de inversión activa en la transición energética debe implicar un compromiso directo con las empresas de altas emisiones, aprovechando la oportunidad de liderar el cambio en beneficio de todas las partes interesadas”.