Desde CFA Institute consideran que el mercado necesita una manera segura de distinguir entre fondos que usan información ESG, para tomar decisiones de riesgo-retorno y fondos que adoptan una postura política sobre cuestiones ESG específicas. Por ello, en su último informe titulado «How to Build a Better ESG Classification System», realizado por CFA Institute Research and Policy Center, ha realizado una revisión exhaustiva de los marcos de clasificación actuales y definiciones rigurosas de las características de los fondos. A raíz de sus conclusiones, la organización recomienda aplicar la misma rigurosidad en la práctica diaria.
El documento examina una selección de marcos regulatorios y de clasificación de fondos ESG de la industria en los Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido, y concluye que estos marcos presentan problemas al ser implementados, debido a la falta de enfoque en características observables, definiciones imprecisas o una estructura lógica incompleta para asignar los fondos a grupos mutuamente excluyentes. «El SFDR mostró que las divulgaciones condicionales, por ejemplo, una divulgación que solo se realiza cuando un fondo tiene la inversión sostenible como su objetivo dan lugar a un sistema de clasificación de facto en el mercado. Esto no es ideal, ya que los sistemas de clasificación deben diseñarse intencionalmente para satisfacer un conjunto definido de necesidades. Para los fondos sin una etiqueta de sostenibilidad o transición, el mercado aún necesita una manera confiable de distinguir entre fondos que usan información ESG para tomar decisiones de riesgo-retorno y fondos que adoptan una postura política sobre cuestiones ESG específicas. Esta es una de las principales necesidades que explora el nuevo informe que presentamos realizado por CFA Institute Research Policy Center», explica José Luis de Mora, CFA, presidente de CFA Society Spain.
El informe define tres características observables por las cuales los fondos pueden clasificarse. En primer lugar, hablar de la existencia de uno o más procesos que consideren información ESG con el objetivo de mejorar los rendimientos ajustados al riesgo; así como la existencia de una o más políticas que controlen la exposición de los inversores del fondo y su contribución a problemas ESG sistémicos específicos. Y, por último, apunta la existencia de una declaración explícita de intención, junto con un plan de acción, para contribuir a un estado futuro deseado en condiciones ambientales o sociales, y un proceso para medir el progreso.
En opinión de Chris Fidler, responsable de Normas Globales de la Industria en CFA Institute, existe un gran desacuerdo sobre cómo definir e identificar categóricamente los “fondos ESG” y cuando se utilizan términos ambiguos como estos en la regulación para crear normas especiales para ciertos tipos de fondos, puede generar una gran incertidumbre en el mercado. «Nuestro informe muestra cómo construir definiciones sólidas para categorías de fondos, y esperamos que conduzca a una regulación más clara, lo que beneficiaría tanto a los inversores como a los gestores de fondos. El verdadero test de un sistema de clasificación es que diferentes evaluadores clasifiquen el mismo conjunto de fondos de la misma manera. Si lo hacen de forma coherente, existe un buen sistema. Si diferentes evaluadores asignan el mismo fondo a grupos diferentes, se requieren revisiones», argumenta Fidler.