Arranca septiembre y lo hace con grandes expectativas sobre el recorte de tipos de interés que, previsiblemente, anunciarán el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) este mes. La primera institución en pronunciarse será el BCE, que mañana inicia su reunión sobre política monetaria. El mercado espera un recorte con una probabilidad del 92% y otro adicional en diciembre y las firmas internacionales ven muy probable una bajada de 25 puntos básicos, aunque son cautas sobre qué pistas dará el BCE sobre sus próximos pasos.
“Además, en esta reunión se comunicará la implementación del nuevo marco operacional de política monetaria, con efecto a partir del 18 de septiembre. Mediante este cambio, el diferencial entre el tipo de interés de facilidad de depósito y de las operaciones de financiación se limita a solo 15 puntos básicos (p.b.) –actualmente la brecha es de 50 p.b.–. Además, también disminuirá hasta los 40 p.b. el diferencial entre el tipo de depósito y el de la facilidad marginal de crédito”, añaden los expertos de Banca March.
En opinión de Dave Chappell, Senior Fund Manager, Fixed Income de Columbia Threadneedle Investments, la señal predominante del BCE ha sido de cautela, en un intento de reducir las expectativas del mercado a recortes consecutivos de los tipos en septiembre y octubre. “La actual senda de normalización prevé un ritmo de recortes de tipos de interés cada dos reuniones. Sin embargo, la magnitud del primer recorte de tipos de la Reserva Federal estadounidense el 18 de septiembre influirá en el debate del BCE en octubre, independientemente del mensaje que acompañe al segundo recorte de tipos esta semana”, argumenta Chappell.
Según añade Annalisa Piazza analista de renta fija de MFS Investment Management, actualmente, los mercados sitúan la tasa terminal en torno al 2,25%, con un escenario base que contempla un ciclo de recortes graduales. «Por lo tanto, es poco probable que la decisión de política monetaria de esta semana genere grandes movimientos en los mercados, a menos que el BCE sugiera recortes más rápidos a corto plazo, algo poco probable en el contexto actual. De hecho, es más probable que el BCE mantenga un enfoque basado en los datos, confirmando que se requieren más indicios de una desaceleración sostenida de la inflación subyacente antes de considerar superada la batalla contra la inflación. Hay dos aspectos clave que seguiremos de cerca durante la conferencia de prensa. El primero es el énfasis que el BCE dará a los riesgos adicionales a la baja para el crecimiento, algo que ya quedó patente en las actas de la reunión de julio. El segundo es evaluar hasta qué punto persisten las posturas más restrictivas entre los miembros más conservadores, como Schnabel, quien parece no haber modificado su posición», sostiene la experta de MFS IM.
La dependencia de los datos
El último dato de inflación -correspondiente a finales del mes pasado- mostró cómo la inflación en la eurozona remitía al mínimo en tres años (el 2,2%), observándose una clara desaceleración en las cuatro principales economías de la región, lo cuál hace pensar que el BCE anunciará una baja de tipos. “En su última reunión de julio, el BCE guardó sus cartas, subrayando su dependencia de los datos y absteniéndose de comprometerse de antemano con la futura senda de los tipos de interés. Los comentarios de miembros del BCE con posiciones claras sobre los tipos de interés también fueron más bien escasos. No obstante, esperamos plenamente un nuevo recorte de 25 puntos básicos del tipo de depósito, hasta el 3,5%, en la medida en que la situación de los datos lo permita”, recuerda Ulrike Kastens, economista para Europa de DWS.
La tendencia a la baja en general de la inflación debería reforzar la confianza del BCE en la conveniencia de una mayor relajación de la política monetaria, según Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard. Lo que refuerza la expectativa de un recorte de 25 puntos básicos en la reunión del jueves. “Creo que los mercados podrían ser demasiado halcones en lo que respecta a la política del BCE e inclinarse por esperar tres recortes adicionales de los tipos para finales de año”, asevera Temple.
Según Kastens, además de la esperada moderación del crecimiento salarial y del descenso de la tasa de inflación hasta el 2,2% en agosto, los principales argumentos vienen probablemente por las proyecciones. “Mientras que las previsiones de inflación seguramente se mantengan casi sin cambios, las expectativas económicas pasan ahora más a primer plano. Es probable que la debilidad de la demanda interna y la falta de mejora del clima industrial provoquen una revisión a la baja de las previsiones del PIB. Además, el nivel actual de los tipos de interés es superior en términos reales al de septiembre de 2023, cuando el BCE subió por última vez los tipos de interés oficiales”, explica el economista de DWS.
En busca de mensajes claros
Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM, también espera una bajada de 25 puntos básicos, pero reconoce que no están seguros de “obtener mucho claridad” respecto al ritmo que seguirá el BCE. “Creemos que se guardará las cartas en secreto, ya que el debate en el Consejo de Gobierno sigue en pleno apogeo. Sin embargo, los últimos flujos de datos juegan a favor de las ‘palomas’ en el Consejo del BCE: los detalles de las cuentas nacionales de la eurozona para el segundo trimestre confirman que las empresas están compensando cada vez más el empuje de los costes laborales reduciendo sus márgenes”, afirma Moëc.
Para el economista de AXA IM, Christine Lagarde, presidenta del BC, no querrá dar demasiados detalles sobre lo que podría venir después. Además, considera que el diagnóstico sobre la situación macroeconómica actual en la eurozona, basado en estos últimos datos, podría pecar de moderado, según su opinión. “Otro insumo clave, obviamente, será la nueva tanda de previsiones del BCE. Es probable que el BCE pronostique una inflación general ligeramente más baja en la previsión anual de 2024 hasta el 2,4% (-0,1 puntos), pero vemos riesgos de una revisión al alza de 0,1 puntos porcentuales hasta el 2,8% para las previsiones de inflación subyacente de 2024. Para 2025 y 2026, el BCE debería tener en cuenta el menor impulso de los precios del petróleo (-6% en promedio) y el fortalecimiento del euro (+2%). Esto debería dar lugar a una importante revisión de la inflación general hasta el 1,9 % en 2025 (-0,3 pp) y el 1,7-1,8% (desde el 1,9%) en 2026, mientras que las revisiones de la inflación subyacente deberían ser mucho más limitadas, situándose en el 2,1% (-0,1 ppt) en 2025 y sin cambios en el 2% en 2026. No es una señal muy fuerte, pero la señal que el BCE cree en una convergencia ligeramente más rápida hacia su objetivo aún indicaría una disposición a relajar más rápido en 2025”, añade.
En opinión de Karsten Junius, economista jefe en J. Safra Sarasin Sustainable AM, el BCE debería reconocer que unos salarios reales más altos y un consumo privado más fuerte no bastan para una recuperación económica sostenible. «La eurozona necesita desesperadamente un mayor gasto en inversión, no sólo como fuente de demanda, sino también para acelerar el crecimiento de la productividad. En consecuencia, esperamos tres recortes de tipos de 25 puntos básicos este año, en septiembre, octubre y diciembre. Somos conscientes de que pocos miembros del Consejo de Gobierno comparten nuestra opinión pesimista y de que los mercados monetarios están valorando sólo 63 puntos básicos de recortes, lo que refleja las mismas probabilidades de dos o tres recortes de 25 puntos básicos», afirma Junius.
Según explica Bank of America en su último informe, el BCE sigue mostrándose muy cauto con su ciclo de recortes. “Dadas nuestras perspectivas, seguimos viendo más recortes en 2025-2026 de los que los mercados están valorando, con una vuelta a un tipo de depósito del 2% en el tercer trimestre de 2025, a más tardar, y al 1,5% en 2026. La balanza de riesgos del BCE ha vuelto a inclinarse por una aceleración más temprana de los recortes, es decir, a partir de finales de 24, si no antes. Y si la actividad resulta aún más débil -un riesgo claro a corto plazo-, podría considerarse incluso un recorte en octubre de 2024. Un recorte acumulado de 50 puntos básicos de aquí a 2024 es un límite inferior, dada la falta de un claro repunte de la actividad”, apunta.
«Al otro lado del Atlántico, tras dos informes sobre el mercado laboral más débiles de lo esperado y revisiones históricas a la baja, el mercado de tipos de interés comienza a dar mayor probabilidad a un recorte de 50 puntos básicos que a uno de 25. Si realmente se produjera un recorte de 50 puntos básicos, el contexto internacional también presionaría al BCE para que no esperara tres meses después de septiembre para dar su siguiente paso. En nuestra opinión, otro ajuste en octubre sigue sin ser el escenario base, pero ya no se puede descartar. Una razón para ello es que los tipos de interés actuales, cercanos al 4%, son sin duda muy restrictivos, y el conjunto de datos exige que se alcancen lo antes posible unos tipos de interés más neutrales, en torno al 2%», añade Michael Krautzberger, CIO Global de Renta Fija de Allianz Global Investors.