El presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell, sorprendió con un mensaje más claro de lo previsto en el simposio de Jackson Hole. Ahora, con una bajada de tipos en septiembre dada por hecha, las dudas están en el ritmo de recortes. El próximo dato de desempleo será de la máxima relevancia en este aspecto.
Así lo cree Richard Clarida, asesor económico global de Pimco, que admite que el presidente de la Reserva Federal dio a entender en su discurso que pretende alcanzar ese «históricamente raro aterrizaje suave», en el que los altos tipos de interés reducen la inflación pero no provocan una recesión que desencadene un fuerte aumento del desempleo. También considera que con la expresión «ha llegado el momento», el banquero deja claro que la Fed «recortará los tipos al menos 25 puntos básicos en su reunión de septiembre, y que señalará a través de su diagrama de puntos (dot plot) que se esperan al menos dos recortes más de 25 puntos básicos en las dos reuniones restantes de este año, en noviembre y diciembre».
Eso sí, Clarida aclara que la autoridad monetaria estadounidense le gusta decir que «depende de los datos y no del dot plot», por lo que el informe sobre el empleo de agosto, que se publicará el 6 de septiembre, «será probablemente significativo en el debate «25 frente a 50» de la próxima reunión» y concluye que, aunque los detalles están aún por concretar, «para la Reserva Federal, la dirección a seguir parece clara».
Por su parte, Salman Ahmed, responsable global de Macro y Asignación Estratégica de Activos en Fidelity International, opina que en su discurso, el presidente Powell señaló de forma inequívoca que ha llegado el momento de ajustar la política monetaria, ya que tanto la inflación como el mercado laboral se han ralentizado. «Creemos que, a menos que la tasa de desempleo vuelva a subir significativamente en agosto, es probable que la primera medida sea un recorte de 25 puntos básicos», apunta, pero matiza que una tasa de desempleo del 4,5% «podría abrir la puerta a un recorte mayor de lo habitual». En su opinión, el mercado laboral se está ralentizando, «pero no está cayendo por un precipicio, lo que significa que un recorte de 25 puntos básicos en septiembre, seguido de otro en diciembre, sigue siendo nuestra hipótesis de base».
Algo más agresivo se muestra George Brown, economista senior de Estados Unidos en Schroders. El experto espera que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) comenzará con una reducción de 25 puntos básicos en septiembre, «suponiendo que las cifras de empleo de agosto repunten a medida que se disipen los efectos del huracán», y que los tipos se reducirán posteriormente a un ritmo trimestral. El alcance de esta medida, según Brown, dependerá de la evolución de la economía, «pero nuestras previsiones sugieren que una relajación de 100 puntos básicos a mediados de 2025 debería servir para salvaguardar la expansión económica y mantener contenida la inflación».
Sin embargo, a juicio de Brown, los comentarios de Powell sugieren que el nerviosismo en torno al mercado laboral podría llevar al Comité a la conclusión de que los tipos deben situarse en un nivel menos restrictivo con mayor rapidez. «Nuestras previsiones de crecimiento mundial actualizadas, que publicaremos esta semana, incluyen un escenario de este tipo, en el que los bancos centrales aplican los recortes de tipos agresivos que ya se han descontado en los mercados», afirma, para concluir que su análisis sugiere que «esto podría provocar un resurgimiento de las presiones sobre los precios y obligar al FOMC a volver a subir los tipos».
Las cábalas sobre la cuantía de los recortes de la Fed tras el discurso de Powell en el simposio de Jackson Hole son de todo tipo. Guy Stear, Head of Developed Markets Strategy del Amundi Investment Institute, por ejemplo, admite que el presidente Powell dejó la puerta abierta para que los mercados esperen una bajada de 50 puntos básicos en la próxima reunión, pero, a su juicio, «esto puede ser demasiado agresivo», ya que calcula un recorte en 75 puntos básicos, «no de un punto porcentual», de aquí a finales de año. Eso sí, es consciente de la relevancia del informe de empleo de septiembre, «que es aún más importante ahora a la luz de estos comentarios».
Felipe Villarroel, socio, gestor de carteras en Vontobel, por su parte, es claro: «una bajada de tipos por parte de la Fed el 18 de septiembre es un hecho». Eso sí, «los futuros recortes y el ritmo del ciclo de relajación monetaria dependerán de los datos», matiza el experto. En este punto, explica que si el mercado laboral se deteriora rápidamente, la Fed aplicará recortes más agresivos, pero, si no es así, «la Fed puede permitirse ser más paciente y esperar a que las obstinadas cifras de inflación del sector servicios sigan cayendo antes de bajar los tipos de forma significativa».
Este entorno, según Villaroel, «es bueno para la renta fija, ya que los bonos del Estado deberían estar bien respaldados, mientras que los diferenciales de crédito probablemente coticen lateralmente en ausencia de un repunte de los impagos o del crecimiento». También cree que, a pesar de los episodios de volatilidad a corto plazo, «el carry sigue siendo el motor de la rentabilidad total para los inversores a medio plazo, y dado que los rendimientos ofrecidos son bastante atractivos, creemos que es poco probable que los inversores en renta fija se sientan decepcionados».
Mientras, Bret Kenwell, analista de inversiones en Estados Unidos para eToro, el presidente de la Reserva Federal, Powell, «ofreció en su discurso de Jackson Hole lo que los inversores esperaban: claridad sobre los recortes de tipos». Pero también es consciente de que e lo que se refiere al ‘timing’, es «casi imposible para la Reserva Federal ‘enhebrar la aguja’: o bien parece que bajan los tipos demasiado pronto y se arriesgan a una respuesta reflacionista, o bien parece que los bajan demasiado tarde y se arriesgan a un colapso del mercado laboral», por lo que concluye que «esta es la realidad de depender de los datos».