El episodio de volatilidad en los mercados financieros de principios de agosto parece que quedó en una típica tormenta, pero hay frentes que podrían hacer resucitar nuevas fases de altibajos en los mercados. De hecho, en Allianz GI aseguran que esta última sacudida del mercado, aunque esté impulsada por el sentimiento, “no debe subestimarse”, ya que acelera el cambio de tendencia del mercado, “que pasa de estar impulsado por la inflación a estarlo por el crecimiento”.
Los mercados de futuros se inclinan ahora por un recorte de los tipos de la Fed de 50 puntos básicos en septiembre y una reducción de hasta 1,25 puntos del tipo de los fondos federales para finales de año, “el doble de lo que se preveía hace unas semanas”, aseguran en la firma.
Es más, el riesgo en los mercados se ha mitigado tras la publicación la semana pasada de unos datos económicos y beneficios empresariales en Estados Unidos que tranquilizaron a los inversores, pero “no se ha eliminado”. Es lo que sostiene Ronald Temple, estratega jefe de mercados de Lazard.
Situaciones de volatilidad en los mercados tienen implicaciones colaterales, ya que, como apunta Adam Hetts, responsable mundial de Multi-Asset de Janus Henderson, la posesión de acciones por parte de los hogares estadounidenses está en su nivel más alto, «por lo que es probable que la evolución del mercado bursátil afecte a la confianza de los consumidores más que nunca».
En primer lugar, Louise Dudley, gestora de Cartera de Renta Variable Global de Federated Hermes Limited, hace referencia a Japón como posible fuente de volatilidad. De hecho, fue uno de los factores que provocaron las ventas en las bolsas a principios de agosto. “Como inversores a largo plazo, la reciente volatilidad no ha cambiado nuestra opinión sobre las oportunidades que vemos en Japón”, asegura, pero también es consciente de que “se prevé una nueva subida de tipos por parte del Banco de Japón este año, lo que podría introducir más volatilidad a corto plazo”. Sin embargo, que se confirme esta previsión dependerá de los datos económicos nacionales y estadounidenses: “cuanto más alejados estén Estados Unidos y Japón en el ciclo de tipos de interés, mayor será el impacto sobre el cambio entre el dólar y el yen, lo que normalmente introduce volatilidad”. Sin embargo, mirar más allá de los riesgos a corto plazo hacia un entorno macroeconómico normalizado “presenta una oportunidad de compra a largo plazo”, concluye.
Su compañero Damian McIntyre, director de Soluciones Multiactivos de Federated Hermes, asegura que a pesar de la reciente volatilidad, los mercados están empezando a mirar con optimismo la posibilidad de un aterrizaje suave, ya que «la inflación cae hacia un nivel normalizado; el desempleo sube, pero sigue en niveles históricamente bajos y la Reserva Federal está a punto de embarcarse en un ciclo de bajada de tipos». Sin embargo, puntualiza que otros muchos datos siguen siendo negativos, pero si el mercado empieza a fijarse en los aspectos positivos, «quizá la gente empiece a pensar que las cosas van bien».
Para Nicolas Bickel, CIO de Edmond de Rothschild Banca Privada, hay motivos para seguir siendo positivos sobre la economía y el potencial alcista de los mercados de renta variable, como el margen de maniobra que aún tienen los bancos centrales para suavizar su política monetaria. Sin embargo, cree que, aparte de las conclusiones de la conferencia de Jackson Hole -que los inversores seguirán de cerca en busca de cualquier señal de cambio de política monetaria-, las elecciones estadounidenses serán el acontecimiento clave de los próximos meses.
“La subida en las encuestas del dúo demócrata Harris/Walz dará lugar a un segundo semestre más incierto y volátil”, asegura Bickel, que matiza que si bien los mercados habían dado por muy probable la elección de Donald Trump y habían anticipado un programa económico de bajada de impuestos y desregulación, “este cambio de tendencia según los sondeos podría volver a barajar las cartas entre los distintos sectores”. El experto explica que el programa de Kamala Harris “aún no es muy preciso” y sigue siendo fuente de incertidumbre.
Con todo, el experto resalta que las sacudidas del mercado hacen aflorar “las ventajas de la diversificación en las carteras, así como el carácter defensivo de la duración y la exposición a los bonos”.
Para Beatriz Catalán, directora de inversiones de Ibercaja Gestión, las valoraciones en los mercados bursátiles han vuelto a ser exigentes después de la recuperación de las cotizaciones tras el episodio bajista de principios de mes. “En términos de valoración, volvemos a niveles otra vez exigentes. Los múltiplos bursátiles -especialmente en el mercado americano- eran elevados, dejando margen para caídas algo más abultadas. Tras las fuertes caídas el retroceso del PER fue inmediato, pero, a día de hoy, el nivel de exigencia del mercado vuelve a ser el mismo, por lo que nuevas decepciones en los indicadores de crecimiento económico podrían resultar en nuevos episodios de volatilidad”. La experta menciona en este punto la importancia de los resultados de la tecnológica Nvidia, que se darán a conocer el próximo 28 de agosto. “Una de las razones por la que muchos valores tecnológicos no han recuperado sus niveles previos son también las dudas acerca de esta presentación”, asegura.
Una opinión parecida tiene Temple, que recuerda que tras una subida incesante de la renta variable, “la volatilidad de las dos últimas semanas ha sido un saludable recordatorio de que los activos de riesgo son, de hecho, arriesgados” y enfatiza que las valoraciones de la renta variable estadounidense se habían disparado y ahora han vuelto a niveles similares, “lo que significa que los inversores podrían enfrentarse a futuras caídas si los datos económicos o los beneficios no cumplen las expectativas”. Con todo, Temple espera que la amplitud del mercado de renta variable estadounidense mejore a medida que el crecimiento de los beneficios se acelere para las empresas fuera del ámbito tecnológico y que el crecimiento “turboalimentado” de los valores de inteligencia artificial se ralentice desde unos “niveles abrasadores a un ritmo más sostenible”.