La banca privada atraviesa un buen momento y, en 2023, creció un 18,6%, duplicando el patrimonio en fondos de inversión, con un total administrado que superó los 726.000 millones de euros el pasado año.
Entre los factores que explican este momento tan favorable para el sector, destacaría el creciente número de personas que prefieren poner sus ahorros a trabajar en lugar de mantenerlos estáticos, como era habitual hace algún tiempo. Ya no hay miedo a invertir y, si hasta no hace mucho las inversiones y los asesoramientos financieros estaban destinados al 10% más rico de la población, mientras la mayoría optaba por guardar sus ahorros bajo el proverbial colchón, hoy cualquier cliente de una entidad se atreve a mover su capital, lo que resulta en una mayor variedad de productos.
En este contexto de aumento de clientes, de perfiles, de necesidades y de oferta adaptada a la salud financiera —tanto real como percibida— de cada persona, no sorprende que el perfil de banquero privado sea uno de los más demandados en el sector bancario. Además, las entidades, especialmente aquellas que no lideran el sector, buscan con ahínco alimentar sus equipos con nuevo talento capaz de gestionar los fondos de personas con poco conocimiento en inversiones, escaso tiempo y perfiles inversores muy diversificados en categorías muy concretas.
Una cuestión de actitud
Ante esta demanda de profesionales, cabe preguntarse qué conocimientos técnicos debe tener un buen banquero privado y cuáles son sus principales funciones. También es relevante considerar qué formación académica o profesional específica se valora más al contratar estos perfiles y qué importancia tienen las habilidades blandas en este tipo de profesionales.
Generalmente, se requiere contar con estudios superiores en Finanzas, como pueden ser Económicas o ADE, y, además, una certificación específica que habilite a los banqueros para asesorar a clientes en productos financieros, como el EFPA (Asociación Española de Asesores y Planificadores Financieros). Otros requisitos que he observado, y que dependen de las necesidades concretas del cliente, incluyen el dominio de otros idiomas o la obtención de un máster de especialización en Banca y Asesoramiento Patrimonial, Planificación Financiera o Inversión Responsable.
Sin embargo, la realidad es que el éxito de un banquero privado depende de una actitud que va más allá de lo puramente técnico. Como experto en selección de talento en este ámbito, no he conocido a ningún profesional del sector que no posea excelentes dotes de comunicación, cercanía y empatía con sus clientes, lo que les permite entender a qué tipo de persona están ofreciendo un asesoramiento personalizado, ya sea alguien con un perfil más arriesgado, conservador, impulsivo o reflexivo. Sin olvidar la parte técnica y la necesidad de estar constantemente actualizados, la parte personal en este rol es la que realmente marca la diferencia.
Propuesta de valor
Si bien las grandes corporaciones bancarias concentran la mayoría de los perfiles demandados, principalmente gracias a las condiciones que ofrecen en términos salariales, garantías, solvencia y respaldo, las agencias de valores más pequeñas buscan igualar las atractivas condiciones de los grandes bancos para captar talento. Esto lo logran mediante una propuesta de valor que incluye aspectos más allá de la retribución salarial, donde, como en toda posición definida por objetivos, hitos, métricas y rendimientos, la parte variable del salario tiene un peso enorme, llegando a superar en ocasiones el 100% del fijo.
Pero, más allá de las cuestiones económicas, los profesionales de la banca siguen la tendencia general del mercado laboral y buscan un buen ambiente de trabajo, un paquete de beneficios competitivo, oportunidades reales de desarrollo y crecimiento profesional, así como mejores condiciones de conciliación y flexibilidad. Es aquí donde los jugadores más pequeños pueden marcar la diferencia al captar y conservar talento.
Formar para el futuro
Otro aspecto cada vez más importante en la propuesta de valor para los empleados de la banca privada es la formación. Esta es esencial en un trabajo donde es imprescindible la actualización constante de conocimientos técnicos. En este sentido, es crucial ofrecer buena formación sobre el uso de la IA en el ámbito bancario, ya que puede contribuir a aligerar las tareas más tediosas, como el análisis de grandes volúmenes de datos o la realización de comparativas, permitiendo a los profesionales dedicar más tiempo a actividades como reunirse con sus clientes para reforzar esa mencionada parte personal que implica el puesto.
Los expertos en gestión del talento en el sector estamos notando una gran curiosidad e interés acerca de las potencialidades y amenazas que plantea la entrada de la IA en este entorno laboral. En una fase inicial, antes de definir hasta qué punto será útil para los banqueros privados del futuro, necesitamos contar con conocimientos previos que nos permitan aprovechar esta tecnología y hacerla verdaderamente útil para el sector.
Esto representa una oportunidad para que las compañías nutran a sus empleados con formaciones cualitativas que, además de mejorar su capacidad analítica y su rendimiento, actúen como un incentivo para captar y fidelizar el talento.
Tribuna elaborada por Víctor Barrera, Team Manager de Banking Perm Recruitment Services en HAYS España