Los mercados se recuperan. En este contexto de calma, las firmas de inversión insisten en que la volatilidad en las bolsas es lo normal, aunque nos hubiéramos acostumbrado a su ausencia. “El S&P 500 ha retrocedido más del 8% desde su máximo del 16 de julio, una magnitud que no es inusual. De hecho, hemos visto que las contracciones del 5% o más se producen, de promedio, tres veces por año, desde la década de 1930. Respecto a las correcciones del 10% o más, han ocurrido una vez por año y efectivamente estamos en tiempo, ya que la última corrección fue en el otoño de 2023”, recordaba Bank of América en su informe de ayer.
En opinión de los analistas del banco, un mercado bajista completo, es decir, una caída del 20% o más, es improbable: solo el 50% de las señales que históricamente precedieron a los picos del S&P 500 se han activado, frente a un promedio del 70% antes de los picos del mercado anteriores. “Los mercados bajistas han ocurrido históricamente una vez cada tres o cuatro años, en promedio, y el último fue de enero a octubre de 2022). A pesar de las crecientes preocupaciones de recesión debido a datos económicos más débiles, nuestros economistas esperan un aterrizaje suave, no esperan recortes de tasas del tamaño de una recesión y pronostican el primer recorte en septiembre”, añaden.
Desde Schroders insisten en este mismo mensaje: las caídas bruscas no son especialmente inusuales en los mercados de renta variable. “En los últimos días se ha producido una acusada venta de acciones, que ha castigado al consenso y las operaciones masificadas. Sin embargo, esto debe verse en el contexto de unos mercados de renta variable excepcionalmente fuertes desde octubre de 2023 -a mediados de julio, el índice MSCI All-Country World había subido alrededor del 32% desde sus mínimos de octubre- y una corrección es perfectamente saludable y normal”, reitera Simon Webber, responsable de Renta Variable Mundial de Schroders.
Según la visión de Enguerrand Artaz, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE), esta corrección se produjo en un contexto de mercados muy alcistas y grandes acumulaciones de posiciones especulativas, incluidas las posiciones cortas sobre el yen. “La repentina liquidación de estas posiciones, combinada con la liquidez tradicionalmente más limitada de los meses de verano, probablemente amplificó los movimientos del mercado”, explica. Y añade: “La capitulación del mercado de los últimos días parece especialmente exacerbada, aunque algunos de los detonantes deben tomarse en serio. Por lo tanto, en este momento nos parece importante adoptar un enfoque prudente, sin reaccionar de forma exagerada a los movimientos a corto plazo”.
Además, para la mayoría de las gestoras, un aterrizaje suave en EE.UU. sigue siendo el escenario más plausible. “La inquietud del mercado es comprensible, sobre todo después de que se ralentizara el ritmo de crecimiento económico y las presiones sobre los precios experimentaran una relajación generalizada. Esperamos que esta tendencia continúe y que su dinámica se modere de aquí a finales de año. Eso significa que el riesgo de recesión está aumentando, pero no hasta niveles que nos preocupen. Es improbable que el crecimiento se desplome y los fundamentales económicos siguen siendo bastante sólidos. Las finanzas de los consumidores y las empresas parecen bastante saneadas. Nuestra hipótesis de trabajo sigue siendo un aterrizaje suave, con una probabilidad del 55%, y manejamos una probabilidad de recesión del 30%”, apunta el equipo de Macroeconomía Global y Asignación de Activos de Fidelity International.
“Mirando los mercados de renta variable en general, diríamos que los inversores se han vuelto más atentos a la condición de la economía de EE.UU. y si la Fed podría estar rezagada con su estrategia de tasas de interés. En los últimos días, los mercados adoptaron un modo de aversión al riesgo, ya que los inversores se preocupan por el crecimiento y el empleo. En tales circunstancias, las áreas del mercado donde los fondos de los inversionistas están más concentrados tienden a ser las más afectadas”, concluyen Shuntaro Takeuchi y Michael J. Oh, gestores de cartera en Matthews Asia.
La respuesta de los bancos centrales
En este evento de mercado hemos visto viejas y nuevas costumbres. Sin duda, “lo viejo” es volver a acostumbrarnos a convivir con la volatilidad y “lo nuevo” es la fuerte intervención de los bancos centrales cada vez que el mercado da un respingo (realidad con la que hemos convivido los últimos diez años). Muestra de esto último es que la tranquilidad de los mercados asiáticos ha llegado de la mano del Banco de Japón, cuyo vicegobernador salió ayer a comunicar que no subirá los tipos de interés más si los mercados son inestables.
Según valoran desde Bloomberg, esto reconfortó a los inversores inquietos. “Los comentarios ofrecieron una tranquilidad muy necesaria en un momento en el que muchos siguen preocupados por la posibilidad de que la reversión del carry trade del yen tenga aún más recorrido”, señalan.
En el caso de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el debate es si está tardando mucho en bajar los tipos. “El problema es que en junio la Fed solo anunció una bajada de tipos este año. Esto fue demasiado agresivo y le impidió actuar con rapidez en julio. La Reserva Federal podría recortar 50 puntos básicos en septiembre para recuperar el tiempo perdido. Pero el mercado está valorando ahora cinco recortes en 2024, lo cual es una reacción exagerada”, explica George Brown, economista senior de EE.UU. de Schroders.
Los expertos Fidelity International esperan que la Fed recorte los tipos de interés 25 puntos básicos en septiembre y diciembre. “En cualquier caso, no conoceremos la gravedad de los riesgos que emanan de los mercados financieros hasta que sea demasiado tarde, lo que entonces sí podría justificar una respuesta contundente de los bancos centrales. Eso significa que no podemos descartar la posibilidad de más y mayores recortes de tipos (hasta 50 pb) si las condiciones financieras se endurecieran más. La Fed podría publicar una declaración oficial para acallar las inquietudes más inmediatas de los mercados en la que afirme que está atenta a los acontecimientos y lista para actuar si las turbulencias en los mercados comienzan a afectar a la liquidez y las perspectivas de la política monetaria”, argumentan.
En opinión de la gestora estadounidense Muzinich&Co, parece que el mercado se está dando cuenta de dos cosas. Por un lado, la Reserva Federal va con retraso en su recorte de los tipos de interés y los efectos de su inacción este año están afectando negativamente a muchos sectores de la economía. «Los inversores deberían esperar una reacción de la Reserva Federal: en el momento de escribir estas líneas, las expectativas de recortes se sitúan en 50 puntos básicos para septiembre y noviembre, y un recorte de 25 puntos básicos en diciembre», apuntan. Además, señalan que “la sobreexuberancia de los inversores y quizá su falta de atención a las variables fundamentales han dado lugar a valoraciones excesivas en algunos sectores, especialmente en el mercado bursátil».
Por último, Paolo Zanghieri, economista senior en Generali AM, parte del ecosistema de Generali Investments, incorpora el escenario de la eurozona, ya que ha sido la primera en publicar su PIB trimestral. “A pesar de la persistente fortaleza de los datos de inflación, las menores expectativas de inflación (basadas en el mercado) y los temores al crecimiento mundial provocaron una brusca revisión de los recortes de tipos del BCE. En el momento de escribir estas líneas, los mercados esperan tres recortes más de 25 puntos básicos este año (desde el 3,75% actual) y sitúan el tipo de depósito en el 2% a finales de 2025. Esta visión tan pesimista implica un rápido retorno hacia el objetivo de inflación, algo que sólo consideramos coherente con una evolución recesiva. Mantenemos nuestra opinión de un tipo de interés oficial del 2,5% a finales de 2025”, indica.