Un estudio de Morningstar de 2023 titulado «The Big Shortfall» revela una preocupante realidad para los inversores en fondos e ETFs temáticos: perdieron más de dos tercios de las ganancias potenciales debido al momento en que adquirieron sus inversiones. El caso de Ark Innovation (ARKK) es el ejemplo más paradigmático. La disparidad entre los rendimientos reportados y los rendimientos reales obtenidos por los accionistas se debe a que la mayor parte de los beneficios ocurrieron cuando había menos inversores en el fondo.
Si bien esta brecha también existe fuera del universo de los fondos temáticos (ver gráfica), es mucho más pronunciada en estos fondos, demostrando los peligros de dejarse seducir por el entusiasmo y las promesas de rendimientos excepcionales, lo que muchas veces resulta en decepciones.
El Poder de una buena historia
Aunque aspiramos a que nuestras decisiones de inversión se basen en análisis exhaustivos, la realidad muestra que las historias y narrativas juegan un papel crucial. Al invertir en un fondo temático, en general partimos de una suposición errónea: que una historia convincente garantiza ganancias.
Para evitar la seductora atracción de los fondos temáticos, es esencial confrontar la atracción emocional de la narrativa con un análisis crítico de su viabilidad como inversión.
La Paradoja de la Popularidad
Pese a la evidencia de resultados desfavorables en muchos fondos temáticos, su popularidad persiste. ¿Por qué ocurre esto? Pasan los años y los inversores comentemos los mismos errores, alimentados por la ilusión de que cada ciclo es único.
Esto nos lleva al tema del momento. La actual euforia por la inteligencia artificial (AI) atrae la atención entre inversores y asesores. La AI es vista como una oportunidad revolucionaria que promete transformar múltiples sectores, atrayendo grandes flujos de capital y generando un enorme optimismo entre los inversores.
Según PwC, sectores como los servicios financieros, la tecnología de la información y los servicios profesionales están viendo incrementos de productividad significativamente mayores gracias a la AI. Las principales tecnológicas y empresas de servicios públicos planean destinar cerca de $1 trillón en inversiones en infraestructura relacionada con la AI.
El impulso en torno a la inteligencia artificial llevó a los índices bursátiles a máximos históricos, con las grandes tecnológicas liderando el rally. Sin embargo, el rápido ritmo de suba ha generado preocupaciones entre inversores sobre las valoraciones excesivas, comparándolas con el auge de las puntocom de la década de 1990.
Aunque reconocemos que las valuaciones están altas en algunas áreas del mercado, creemos que el panorama de inversión actual es muy diferente al de la burbuja de las puntocom. A diferencia de las empresas tecnológicas no rentables de los años 90, la creciente demanda de AI ha impulsado ingresos para empresas clave en este campo, como Nvidia, que suministra GPUs a gigantes como Alphabet, Amazon, Microsoft y Meta.
Mientras estas empresas sigan siendo optimistas respecto a su capacidad de monetizar las inversiones que están haciendo, la euforia por los fondos AI seguirá. Además, las valoraciones de las acciones son mucho más bajas que en el punto máximo de la burbuja de las puntocom.
Confusión entre narrativa y realidad
Invertir en fondos temáticos implica apostar a que el tema en cuestión es el adecuado, con el instrumento y el timing correctos. Son demasiadas decisiones al mismo tiempo.
El entusiasmo por la AI puede llevar a la sobrevaloración de activos y a la creencia errónea de que los altos rendimientos actuales se sostendrán indefinidamente. Las valuaciones (eventualmente) importan.
Una alternativa a los fondos temáticos: el Neuberger Global Equity Megatrends
A diferencia de los fondos temáticos tradicionales, que a menudo se enfocan en tendencias a corto o mediano plazo, el Neuberger Global Equity Megatrends se distingue por su perspectiva a largo plazo y su amplia diversificación, abarcando diversos sectores y regiones. No se centra en una moda pasajera o en un tema extremadamente específico, sino que busca empresas cuyo crecimiento esté impulsado por tendencias globales socio-demográficas y tecnológicas de largo plazo. Estas incluyen sistemas inteligentes, la evolución del consumidor global, la salud y el bienestar, y la eficiencia energética, entre otras.
Su enfoque disciplinado en la valoración y el punto de entrada es crucial para gestionar el riesgo a la baja, concentrándose en empresas con crecimiento visible y predecible, con un énfasis particular en el flujo de caja y valuaciones razonables.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que, aunque las valuaciones no sean excesivamente altas, el fondo aún podría experimentar caídas si las condiciones del mercado se vuelven más desafiantes. La disciplina en la selección de acciones y la diversificación son claves, pero no protegen completamente al fondo de los riesgos inherentes del mercado global.
Reflexión final
A pesar de que creemos que la AI seguirá siendo un tema de inversión dominante en los próximos años, es prematuro identificar con certeza los ganadores y perdedores a largo plazo. Los desafíos y oportunidades más significativos en este campo aún están por desarrollarse. La experiencia histórica muestra que la adopción generalizada de avances tecnológicos, como Internet, suele tomar tiempo, y los líderes del mercado pueden cambiar rápidamente.
Al igual que con otras historias temáticas, invertir en AI hoy en día se sustenta en la emoción de cambios revolucionarios. Sin embargo, los riesgos son los mismos: comprar activos caros y de moda, a creencia en rendimientos exponenciales sostenibles y pensar que se pueden hacer predicciones precisas sobre desarrollos complejos.
A pesar de que no se registran los niveles alcanzados en la burbuja de los noventa, las valuaciones son altas y un cambio repentino en la percepción de los inversores sobre la capacidad para mantener el rápido ritmo de crecimiento de los ingresos en los próximos años en empresas como Nvidia, podría desencadenar correcciones en el mercado.
Todavía hay inversores que mantienen en sus portafolios fondos o ETFs temáticos con pérdidas significativas comprados hace años, esperando alcanzar el punto de equilibrio para poder venderlos. Tal vez ocurra, tal vez no. Una de las principales lecciones que uno debe tomar es mantener portafolios diversificados evitando la concentración temática.
En este contexto, considerar fondos como el Neuberger Global Equity Megatrends puede ser una alternativa, a través de su mayor diversificación, horizonte de largo plazo y un enfoque riguroso en la valoración.
Por otro lado, piensen en la actualidad en fondos que no han participado de la fiebre de AI: muchos de ellos han perdido terreno recientemente y han comenzado a ser cuestionados. El Morgan Stanley Global Brands por ejemplo, no ha tenido un buen desempeño relativo hasta mitad de año. El fondo invierte en acciones de alta calidad con una posición dominante en el mercado. Tal vez la oportunidad en la actualidad está en invertir en fondos como el Morgan Stanley Global Brands que, aunque han quedado rezagados, han demostrado consistencia a lo largo del tiempo.
En lugar de dejarse llevar por el fervor actual, es prudente adoptar un enfoque más cauto y fundamentado para evitar repetir los errores del pasado.
Esta columna de opinión ha sido realizada por Buda Partners para Funds Society.