La Asociación Chilena De Asesores De Inversión (ACHAI) busca aunar las voces de una industria relativamente nueva pero creciente. Los asesores financieros independientes, tan presentes en mercados como el estadounidense, o el uruguayo, son una novedad en el país andino. La historia de la nueva asociación gremial del vecindario está marcada por las primeras normas para regular la industria, que vieron dos cambios normativos en un par de años. Hacia adelante, los próximos pasos estarán determinados por cómo queda el panorama del sector a partir de agosto.
La sabiduría popular dice que “la unión hace la fuerza”. E inmersos en un panorama de cambiantes regulaciones, con una seguidilla de normativas en los últimos años, la industria de asesores de inversión en Chile está siguiendo la misma lógica. En este caso, “la unión” se traduce en una nueva organización gremial en el país andino, la ACHAI, que busca ayudar a sus miembros a navegar estas aguas agitadas y también convertirse en una voz para un mercado relativamente nuevo.
En los últimos años, dos fenómenos decantaron en la vorágine regulatoria que han enfrentado los asesores de inversiones en el país andino. Por un lado, el auge de la industria fintech chilena derivó en la creación de una ley para regular al sector. Por el otro, los bullados casos de malos actores en la industria de asesoría –incluyendo las convulsiones que Felices y Forrados provocó en el mercado local– ponían las miradas en una industria no regulada.
El resultado fue que los asesores de inversiones –de distintos tipos y tamaños– han tenido que recorrer el camino a paso rápido –a veces, demasiado rápido–, según relata Arie Gelfenstein, director ejecutivo de la ACHAI.
Ley Fintech, el catalizador de una revolución del mercado
Según relata el líder gremial, en un inicio, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) decidió que quería una regulación “media” para el sector. Esto quiere decir: requisitos menores a los intermediarios de valores, pero requisitos, al fin y al cabo. Así, la primera normativa que se le asignó al sector se cristalizó en la Norma de Carácter General (NCG) 472, en abril de 2022.
Esta norma instaló la obligación de que los actores de la industria se incorporaran a un Registro de Asesores de Inversión que llevaba el regulador. Para esto, había unos cuantos requisitos, como antecedentes legales, acreditación de profesionales –con una carrera de al menos seis semestres–, código de conducta y página web, entre otros.
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