Los bancos centrales mantienen el protagonismo. Ayer, la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) decidió no realizar cambios en los tipos de interés y cerrar su reunión de julio sin asegurar si septiembre será el mes indicado para un primer recorte. El BoJ anunció un aumento de su tipo de interés oficial en 15 puntos básicos, hasta el 0,25%, un nivel registrado por última vez hace 16 años, mientras que hoy el BoE ha decidido bajar los tipos por primer vez desde 2023.
Según señala Guy Stear, Responsable de Estrategia de Mercados Desarrollados del Amundi Investment Institute, no hay duda de la relevancia de estas tres reuniones y sus decisiones: “La caída de la renta variable en los últimos quince días se detuvo a finales de la semana pasada, a la espera de las reuniones de esta semana de la Reserva Federal, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra”.
Una Fed en pausa y con pocas pistas
Por ahora, tal y como se esperaba, la Fed finalizó su reunión de julio sin sorpresas al anunciar que continúa con el rango de tasas de referencia entre 5,25% y 5,5%. Según señaló el Comité en su comunicado, no espera reducir los tipos “hasta tener más confianza en que la inflación se está moviendo de forma sostenible hacia el 2%”.
Tras la reunión, la atención se centró en qué orientaciones daría o no la Fed sobre cuándo podrían producirse recortes de los tipos. “En este sentido, la Fed no se ha comprometido, ni en su comunicado ni en la rueda de prensa del presidente Powell. En mi opinión, esto dejaría la puerta abierta a un recorte de tipos ya en septiembre, pero no lo garantiza”, afirma Eric Winograd, economista de AllianceBernstein.
Para Winograd, en su conferencia de prensa, el presidente Powell reconoció que se acerca el momento de recortar los tipos, pero que el comité aún no tenía la confianza suficiente para hacerlo ayer. “Subrayó que la Fed se basará en datos, pero no en puntos de datos para determinar cuándo empezar a recortar los tipos. Tienen, por intención, una definición difusa de lo que necesitan ver para recortar los tipos; no hay un punto de referencia numérico específico que alcanzar. Dicho esto, el presidente Powell ha indicado que están claramente satisfechos con la forma en que se han presentado los datos en los últimos meses”, afirma.
En opinión de Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional para J. Safra Sarasin Sustainable AM, fue relevante que Powell subrayó que la desinflación del segundo trimestre fue generalizada y, por tanto, probablemente más sostenible que la de finales del año pasado; y que las condiciones del mercado laboral ya no amenazan con una mayor inflación.
“Esto no fue una declaración de victoria sobre la inflación, pero sí indica un cambio de enfoque hacia el mercado laboral. La Fed es consciente de que un mercado laboral que se enfría podría deteriorarse y debilitarse, aunque hasta ahora no ve datos que apunten en esta dirección. Powell, al ser preguntado por el ritmo de la futura relajación económica, se abstuvo de dar orientaciones de cara al futuro. Sin embargo, la regla de Taylor probablemente ofrezca la mejor previsión para las acciones de la Fed en los próximos trimestres, suponiendo que la economía se mantenga en esta senda de aterrizaje suave. Esta regla apunta a un ciclo de relajación gradual, con un ritmo de recortes trimestrales de los tipos hasta llegar a una política neutral”, explica Olszyna-Marzys.
El escenario central de George Brown, economista senior de EE.UU. de Schroders, es que se produzcan avances suficientes para dar a los responsables políticos la confianza necesaria para recortar los tipos. “Esperamos que el ciclo de recorte de tipos comience en septiembre, de modo que ahora sólo esperamos dos recortes este año. Para 2025 seguimos esperando un solo recorte, basándonos en nuestra expectativa de que la inflación estará entonces en el objetivo y la economía en pleno empleo. Los riesgos se inclinan hacia recortes más tardíos y menores, o incluso hacia ninguno”.
Por su parte, James McCann, economista jefe adjunto de abrdn, ve cada vez más seguro una bajada de tipos en septiembre, salvo que se produzca algún contratiempo importante. “Esto dará inicio a una serie de recortes de tipos, pero el ritmo de los mismos hasta 2025 dependerá probablemente de quién ocupe la Casa Blanca. De hecho, las muy diferentes políticas comerciales, fiscales y de inmigración presentadas por demócratas y republicanos, y las implicaciones de éstas para la inflación, añaden una incertidumbre significativa en torno a las perspectivas de tipos”, afirma McCann.
Su compañero Ray Sharma-Ong, director de Soluciones Multi-Asset para el sudeste asiático de abrdn, recuerda: “Tenemos Jackson Hole antes de la reunión de septiembre del FOMC, y esperamos que Powell proporcione más información sobre las intenciones de la Fed, ya que la institución habría tenido tiempo de tener en cuenta riesgos adicionales para el proceso de desinflación”.
Una opinión que también comparte Christian Scherrmann, economista para EE.UU. de DWS, quien, basándose en sus perspectivas, apunta que “un primer recorte de tipos en septiembre sigue siendo una opción viable y esperamos con interés el simposio económico de Jackson Hole de agosto para confirmarlo”.
La nueva hoja de ruta del BoJ
Respecto a Japón, el BoJ ha tomado la decisión de subir los tipos de interés en su reunión hasta el 0,25 y ha esbozado sus planes de endurecimiento cuantitativo, para reducir sus tenencias de JGB en aproximadamente un 8% a lo largo de dos años. Según explica Junichi Inoue, jefe de Renta Variable Japonesa y gestor de cartera de Janus Henderson, en los últimos años, el banco se ha mantenido extremadamente acomodaticio, a pesar de que el IPC tiende a superar el objetivo del 2,0%.
“En consecuencia, el mercado especuló con la posibilidad de que el Banco de Japón no endureciera su política monetaria por temor a una ralentización económica y a la carga de unos tipos más altos, lo que llevó al yen a alcanzar un nivel extremadamente bajo”, afirma Inoue.
Para el gestor de Janus Henderson, el impacto de la subida de tipos es netamente positivo, ya que los hogares son prestamistas netos, mientras que el sector empresarial tendrá que tener en cuenta el coste del dinero en sus estrategias de negocio. “En mi opinión, redundará en mejores decisiones empresariales y en una mejora de la rentabilidad. Esto también es netamente positivo para el mercado de renta variable, ya que el mercado había estado utilizando una horquilla de 130 a 140 yenes por dólar para evaluar el valor de las empresas. La mayor visibilidad de la política monetaria por parte del Banco de Japón debería estabilizar la divisa y mejorar la confianza de los inversores extranjeros. Japón está sólo al principio de la normalización de los tipos de interés. La verdadera cuestión no es la próxima subida de tipos, sino cuál será el tipo terminal”, añade el gestor.
Sobre cómo afecta la reunión de la Fed a Japón, David Zhou, director de inversiones en soluciones de inversión multiactivos de abrdn, señala que la relación dólar/yen retrocedió desde 162, ya que el Ministerio de Finanzas probablemente intervino después de que el IPC estadounidense en junio fuese más suave de lo esperado. “La expectativa de un recorte de la Fed a principios de septiembre fue otro factor favorable para el yen, ya que el dólar se debilitó. En los últimos tiempos, la liquidación de las operaciones de carry trade del USD/JPY ha cobrado fuerza con la fuerte venta de valores tecnológicos de gran capitalización”, indica.
Esperando al BoE
Hoy le toca el turno al Banco de Inglaterra (BoE). Según explican las gestoras, aunque la decisión está muy reñida, reconocen que es probable que se anuncie un recorte de tipos de interés, el primero desde el inicio de la pandemia. “Los inversores ven un 57% de posibilidades de un recorte de un cuarto de punto en el tipo de interés oficial, hasta el 5%, mientras que la mayoría de los economistas encuestados por Bloomberg esperan tal medida. Los costes del endeudamiento, estancados en máximos de 16 años desde hace casi un año, han lastrado la economía, que lucha por salir de una recesión poco profunda”, indican desde Bloomberg.
Finalmente, las previsiones acertaron y BoE ha baja los tipos hasta situarlos en el 5%. “Con un equilibrio de factores a considerar, se esperaba una votación dividida del Comité de Política Monetaria sobre si recortar o no el tipo de interés bancario. Al final, por una mayoría de 5 a 4, el Comité decidió bajar los tipos un 0,25%. Aunque la inflación global ha vuelto al nivel objetivo del 2%, algunos elementos de la inflación subyacente se han mantenido obstinadamente altos. En particular, la tasa de inflación de los servicios en la economía ha sido más alta de lo esperado y es probable que este factor haya sido la principal consideración para los que votaron en contra de un recorte», señala Andrew Jones, gestor de cartera de Janus Henderson.
Según Jones, sin embargo, en conjunto, la mayoría de los miembros decidió que la amplia gama de datos seguía mostrando que era probable una inflación del 2% a medio plazo, de ahí la decisión de recortar hoy. «Sigue siendo probable que los tipos de interés sigan bajando a partir de ahora, lo que creemos que será un telón de fondo útil para las acciones que están expuestas principalmente a la economía del Reino Unido”, añade.
En opinión de Steven Bell, economista jefe para EMEA de Columbia Threadneedle Investments, el BoE se centrará en los factores domésticos y estos sugieren cautela. “En primer lugar, está la gran mejora en el crecimiento del PIB del Reino Unido. Esto no es sorprendente: la inflación ha caído, los ingresos reales y la confianza están aumentando, y a pesar de todo el pesimismo en torno al gobierno saliente, la inversión empresarial ha sido fuerte. Eso reduce la presión para recortar los tipos. Y aunque la inflación ha alcanzado el objetivo del 2% y se mantendrá allí durante los próximos meses, gran parte de eso refleja efectos base, especialmente por la caída de las facturas energéticas domésticas”, explica Bell.
“Los últimos comentarios de Rachel Reeves muestran que el nuevo Gobierno está firmemente comprometido con la disciplina fiscal, lo que reduce los riesgos al alza de la inflación en los próximos años”, añade Peder Beck-Friis, economista de PIMCO.