Desde hace años devoro libros por el mero placer de la lectura, pero también con un objetivo oculto: cocinar lo que leo. Algunos amigos son víctimas de nuestras cenas literarias, en las que tan importante es lo que se come como lo que se bebe. Estos ‘Menús literarios’ son el resultado.
No hace mucho, en una cena de la industria, compartía mesa con dos asesores financieros de origen latino que habían nacido y crecido en Nueva York. Había entre ellos una complicidad semántica que solo puede darse si ‘perteneces’ a un círculo determinado. En su caso, el círculo era bien exclusivo: provenían de lo que ellos llamaban ‘Northern Shore’. Tuvieron que explicarme qué era eso, dónde estaba, y por qué no lo llamaban Long Island. Lo entendí todo a la perfección cuando mencioné ‘El Gran Gatsby’ y ambos asintieron con complicidad. Y es que por muchas versiones cinematográficas que se hayan hecho de esta Gran Novela Americana (GAN, por sus siglas en inglés), no hay nada que se compare al original.
Leyendo la novela aprendí que existen dos ‘huevos’, a ambos lados de la bahía de Manhasset, y que los dos son inmensamente ricos, pero el de la izquierda (West Egg) tiene menos solera que el de la derecha (East Egg). Jay Gatsby, cumpliendo con su papel de nuevo rico, tiene su mansión en West Egg y contempla enamorado la luz verde de la mansión del otro lado de la bahía, en el East Egg, donde está su amada Daisy Buchanan, que representa el dinero heredado.
Los escritores nunca llaman las cosas por su nombre, así que hay que investigar. West Egg es la península de Great Neck, mientras que East Egg es Manhasset/Cow Neck. Esta es la ‘Northern Shore’ de la que hablaban mis compañeros de mesa, también conocida en el mundo inmobiliario como ‘Golden Coast’.
Desde West Egg se atraviesa el lúgubre Valle de Cenizas donde viven los proletarios y la amante de Tom Buchanan. Es un escenario que recuerda a la boca del infierno, que hay que atravesar para llegar a Manhattan y que se corresponde al actual barrio de Queens, desde el que nos observan las lentes flotantes del Doctor TJ Eckleberg. En cierto modo, el Valle de Cenizas es la muerte, puesto que todos tienen que pasar por él, ricos y pobres.
La ‘espacialización’ de las clases sociales que aparece en ‘El gran Gatsby’ es interesante. Cada clase social tiene su lugar. Si de manera esporádica se mezclan, a la postre, cada uno se quedará en su sitio. Gatsby no conseguirá a Daisy, por mucho que trate de atraerla con sus pertenencias, su lujo y sus regalos. En el momento en el que ella se entera de su origen humilde, decide volver con su marido. ¡Zás! Es la gran bofetada a la movilidad social en Estados Unidos. Es la clave de la novela. La ruptura del sueño americano.
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