En un contexto en que se espera que el cambio de las cadenas de suministro traiga una revolución a la economía mexicana, desde el mundo de las FIBRAs –instrumento único en el país– se preparan para absorber las necesidades de inversión. Pese al buen momento, eso sí, los desafíos persisten, como la necesidad de generar seguridad y crear una regulación propia para el sector, según Josefina Moisés, líder de la industria.
Analistas, economistas e inversionistas coinciden en que el fenómeno del nearshoring, en que las tensiones geopolíticas –particularmente entre China y Estados Unidos– están redibujando el panorama de las cadenas de suministros, podría dejar a México como uno de los grandes ganadores. La expectativa de años de inversión en distintos sectores ha encendido el entusiasmo en la economía en general, incluyendo al mundo inmobiliario.
En ese rubro, un mercado particular que tiene la liquidez para captar ese fenómeno es el idiosincrático mundo de los Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces (FIBRAs).
Estos vehículos, únicos en México, están enfocados en la compra y/o desarrollo de inmuebles para renta. Si bien invierten en prácticamente todos los sectores que generan rentas, el industrial es uno preponderante. Y es precisamente esa categoría la que registra la mayor demanda de instalaciones a raíz del nearshoring.
Al respecto, la directora general de la Asociación Mexicana de FIBRAs Inmobiliarias (AMEFIBRA), Josefina Moisés, asegura en conversación con Funds Society que a nivel local existe suficiente liquidez para llevar a cabo proyectos inmobiliarios que demanden fenómenos como este e impulsar el desarrollo del país.
Una industria dinámica
Las cifras provenientes de la industria dan cuenta del éxito que ha tenido este instrumento de inversión a nivel nacional. Por ejemplo, actualmente cuentan con 30 millones de metros cuadrados de área bruta rentable (ABR), en alrededor de 2.200 propiedades y más de 20.000 cuartos de hotel.
Con todo, la industria genera alrededor de un millón de empleos, entre directos e indirectos, y el valor de sus inmuebles es de 800.000 millones de pesos mexicanos, que en dólares equivale más o menos a 48.500 millones. Además, los activos manejados por las FIBRAs representan alrededor del 4,5% del PIB de México.
Así, se ha consolidado como una industria muy representativa para la economía mexicana.
Puede leer el artículo completo en este enlace.