La desinflación que se registra en el mundo, después de los picos alcanzados a finales de 2021 y principios de 2022, es una realidad. Sin embargo, existen riesgos reconocidos por los bancos centrales y procesos que no son uniformes. Latinoamérica, con un historial de presiones en precios generales, registra en estos momentos un proceso desinflacionario que no es estable, según advierte Eirini Tsekeridou, analista de Renta Fija en Julius Baer, en un reporte para sus clientes.
Según el especialista, las presiones en precios continúan emergiendo en la región generando inestabilidad en el proceso desinflacionario. Aunque no es un problema único de Latinoamérica, sí es un factor preocupante por la historia de la zona en esta materia, según el banco de inversiones europea.
Bancos centrales serán cautelosos
El experto de Julius Baer pone sobre la mesa lo que observa en varias economías representativas para explicar la inestabilidad deflacionaria en Latinoamérica. Por ejemplo, en Colombia la inflación subió marginalmente en junio, principalmente por alimentos, pero también por inflación en alquileres. El dato aún está por encima del rango objetivo de inflación del banco central y es probable que este sea cauteloso al recortar tasas en las próximas reuniones.
En Chile, la inflación también aumentó en términos interanuales, principalmente debido a alimentos y un incremento en los precios de la electricidad. Por lo tanto, Tsekeridou considera que es probable que el banco central del país andino mantenga un tono cauteloso en su próxima reunión de política monetaria, debido a la incertidumbre sobre el impacto directo e indirecto de los aumentos en los precios de la electricidad en los próximos meses.
Las dos mayores economías de la región no son la excepción en este proceso deflacionario lleno de inestabilidad. En Brasil, la inflación general aumentó en junio en términos interanuales, acercándose nuevamente al nivel superior del objetivo del banco central (3% ± 1,5%), aunque fue menor de lo esperado después de las inundaciones en Rio Grande do Sul y la depreciación de la moneda. Se espera que el banco central del país mantenga la tasa de política Selic en 10,5%, para mantener ancladas las expectativas de inflación.
En México, la inflación general también aumentó en junio, principalmente debido a frutas y verduras, aunque la inflación subyacente continuó su declive. El aumento podría mantener el tono cauteloso de su banco central, aunque no se excluye un recorte de 25 puntos base en agosto para evitar una desaceleración en la economía.
Finalmente, en la agobiada economía de Argentina las noticias no son tampoco distintas: la inflación general continúa disminuyendo en términos interanuales y mensuales. La desaceleración de la inflación debería continuar debido a las medidas de austeridad y la devaluación de la moneda.
Julius Baer advierte que, en general, los datos de inflación de junio para América Latina muestran que el proceso de desinflación ya no es suave; es decir, presenta algunos baches. Desde su perspectiva, los bancos centrales de la región mantendrán mayoritariamente una postura cautelosa en sus próximas reuniones y anticipan que los ciclos de expansión se desaceleren o se detengan en el año 2024 para controlar la inflación y mantener ancladas las expectativas inflacionarias.
Sin embargo, el primer recorte de tasas por parte de la Fed, esperado para finales de este año, debería respaldar el desempeño.
Bajo el escenario expuesto, Julius Baer mantiene su posición sobreponderada en acciones latinoamericanas y deuda corporativa en divisa fuerte.