En el segundo semestre de 2024, la economía global continuará enfrentándose a fuertes desafíos. A pesar de que el temor a una recesión ha disminuido, la recuperación del crecimiento mundial es lenta y desigual entre regiones y países. La presión inflacionista persistente impide que las economías alcancen sus metas de estabilidad de precios a medio plazo y un error en las políticas de tipos de interés por parte de los bancos centrales podría complicar aún más la situación. La liquidez en el sistema sigue siendo elevada y los resultados empresariales superan las expectativas, pero los riesgos geopolíticos siguen muy presentes.
Los próximos meses estarán marcados por la incertidumbre proveniente de las decisiones en materia de política monetaria, las elecciones en el Reino Unido y Estados Unidos, las elecciones legislativas de la Asamblea Nacional anticipadas en Francia y la evolución de las guerras. No obstante, los riesgos para las perspectivas mundiales están más equilibrados que hace unos meses, lo que proporciona una señal de estabilidad en un panorama incierto.
Estas son algunas de las principales conclusiones de la presentación de perspectivas de inversión de Tressis —sociedad de valores independiente especializada en gestión de patrimonios y planificación financiera— que ha presentado José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis, junto a Daniel Lacalle, economista jefe de la entidad.
«En los próximos meses esperamos que los indicadores macroeconómicos en EE.UU., la eurozona y China muestren un tono ligeramente positivo, aunque acompañado de inflación. El impulso principal para las expectativas del producto interior bruto proviene de iniciativas fiscales —en un año electoral— y del gasto de los hogares, que ya han agotado los considerables ahorros acumulados durante la pandemia. La persistencia de la inflación se debe a la abundancia de liquidez en el sistema, lo que nos lleva a ser cautos en cuanto a las bajadas de tipos», ha explicado José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis. Además, ha señalado que «la realidad macroeconómica nos demuestra que los desequilibrios fiscales siempre generan dificultades monetarias, lo que se traduce en una inflación persistente y, en consecuencia, en una menor reducción de los tipos de interés o un crecimiento limitado debido al aumento de impuestos».
Por su parte, Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis, ha enfatizado: “El mayor riesgo para los mercados a medio plazo es un repunte de la inflación que podría generar una salida de fondos de renta fija y con ello generar una corrección generalizada. Creemos que, por ello, la política de los bancos centrales va a priorizar la liquidez y el apoyo puntual a los bancos más allá de la lucha contra la inflación. El objetivo es un aterrizaje suave que no termine en un problema de crédito y una fuerte recesión. Por lo tanto, los bancos centrales prefieren retrasar la reducción de la inflación al objetivo del 2% a correr el riesgo de un recorte abrupto del crédito a familias y empresas”. Además, el experto ha incidido en que “la evolución de las materias primas nos refleja la realidad de un entorno económico en el que no hay crisis, pero se mantiene una evolución muy pobre del sector industrial”.
Renta fija: oportunidades atractivas
La bajada de tipos del BCE de 25 puntos básicos no altera la visión positiva de Tressis sobre la renta fija para el segundo semestre de 2024. Si bien las previsiones de inflación de Lagarde moderan las expectativas de más recortes de tipos en 2024, la renta fija sigue ofreciendo oportunidades atractivas.
La coyuntura actual y el discurso de los bancos centrales permiten a los inversores seguir beneficiándose de rentabilidades positivas reales. La firma considera que con rentabilidades potenciales del 3,5% al 4% en emisores de calidad, la renta fija sigue siendo un activo clave para diversificar carteras en un entorno volátil. Tressis mantiene una postura prudente, priorizando deuda pública y renta fija privada de alta calidad.
Renta variable: escena desafiante
Desde la entidad anticipan un escenario positivo para la segunda mitad del año, aunque desafiante. Eventos como las reuniones de los bancos centrales o las elecciones estadounidenses podrían generar episodios de volatilidad. En este contexto, recomiendan cierta cautela con aquellos sectores que se ven afectados por los tipos de interés: bancos, servicios públicos o inmobiliario. De momento, las bajadas de tipos se aplazan y esto tiene un impacto negativo en aquellas compañías con balances endeudados o necesidades de financiación.
Por otro lado, Tressis sigue apostando por las mismas temáticas que a finales de 2023: tecnología y servicios de comunicación, dada su relevancia en materia de innovación; infraestructuras, ya sea a través de concesiones o gestores activos; eficiencia energética, destacando la automatización industrial y la electrificación, y demografía, donde incluyen el envejecimiento de la población y el crecimiento de la clase media en Asia como grandes catalizadores.
La recuperación de algunos países emergentes es otro punto importante para la entidad. No obstante, continúan favoreciendo los mercados desarrollados y señalan la fuerte infravaloración que viven las pequeñas y medianas compañías.
Materias primas: el oro como colchón a la destrucción monetaria
En este sentido, la entidad señala que los combustibles fósiles ya no son el principal motor de la inflación. A pesar de que los países productores han extendido los recortes de su oferta petrolera hasta el 31 de diciembre de 2025, la demanda energética es débil y no esperan subidas adicionales en los precios del crudo en un mercado que está ampliamente suministrado.
Tressis habla del oro como colchón a la destrucción monetaria. Las políticas acomodaticias de la Reserva Federal americana provocan un desempeño negativo de sus bonos soberanos. Estos son utilizados como reservas por distintos gobiernos, entre ellos el de China, que tiene una parte importante de sus reservas en dólares. Ante el riesgo de que sus reservas sigan perdiendo valor, el Gobierno chino ha decidido aumentar significativamente las compras de oro a fin de diversificar las reservas de su banco central y reducir su dependencia del dólar. Actualmente, las reservas de oro del país representan un 4,3% del total de sus activos. Aún queda mucho camino para redistribuir y diversificar.